“hace falta tener jeta”, “lo que ustedes sugieren es de traca”, “si lo nuestro es de traca lo suyo es de traca de fin de fiesta”, “señorita concejala”, “si yo soy señorita concejala usted es señorito concejal”, “se ha superado en sus dosis de demagogia respecto al año pasado y eso ya es mucho decir” o “usted tiene la cara muy dura” son algunas de las lindezas que se pudieron oír en el salón de plenos el pasado lunes durante más de 6 horas. Casi más que un pleno parecía un SálvameMejanux con sus Matamoros, sus Lozanos, sus Patiños, sus enfados y sus levantamientos para abandonar el plató. Sólo faltó una llamada en directo y unos cafareles sobre la mesa para alimentar a sus señorías en el evento. Pero si hubo un momento que hizo que nos echáramos las manos a la cabeza fue una frase del concejal Carlos Moreno que es posible que pase a los anales de los plenos municipales. En su crítica del presupuesto se dirigió al equipo de gobierno llamándoles “pedigüeños”. ¿Por qué?, se preguntarán. Yo creo que incluso sus excompañeros del PPN alucinaban y algunos ediles regionalistas que han sido presidentes de Mancomunidad de Residuos no sabían dónde meterse, pero en su opinión son pedigüeños porque “sólo saben pedir dinero al Gobierno de Navarra, al Estado y a la Unión Europea y no generan dinero”. ¿De verdad la mayor crítica que se puede hacer a un Ayuntamiento es que se dedica a pedir subvenciones para sufragar proyectos? ¿Es el mismo partido que acusa de pedir dinero el que solicita la ampliación del Huertas Mayores, que el Gobierno dé más dinero al Conservatorio, un nuevo instituto para Cintruénigo, otro para Ribaforada, más dinero para la Casa del Almirante, la reparación de la Puerta del Juicio, el Canal de Navarra, la autovía a Soria o el Tren de Altas Prestaciones? Ahora entiendo lo de los recortes de los años 2012 y 2013. No es que hubiera tijera sino que les parecía mal pedir dinero a la Administración central o a Bruselas, a pesar de que sea tan nuestro como el del Ayuntamiento. Era mucho mejor que los sobrecostes de tantas obras que sufrimos (y que no voy a repetir) los asumieramos los tudelanos. Suerte que para el teatro Gaztambide no siguieron ese criterio que si no me veo fregando platos para pagar la sala hasta el día del juicio. Por no hablar de los famosos 12 millones que pidieron al Gobierno para el fantasma de Sementales.