estella-lizarra - El pilla pilla, el balón prisionero o el carabín carabán. A estos juegos con muchas de sus vertientes y otros más van a jugar los chavales que se han apuntado al baloncesto. El motivo: un proyecto del club pretende que los niños y niñas comiencen a desarrollar habilidades que les servirán más adelante para el baloncesto, pero sobre todo para su buen desarrollo durante su crecimiento.
De esta manera, las sesiones se dividen en tres objetivos. Uno es mejorar la coordinación y la psicomotricidad de los chavales; otro, que aprendan a participar en juegos cooperativos y el tercero que comiencen con el baloncesto aunque de forma mínima. “Ya tendrán tiempo de darle al basket más adelante”, explican desde el club.
Uno de los impulsores de este proyecto, Raúl Pérez explica que con ello se pretende paliar algunas carencias de psicomotricidad y coordinación que han detectado en los chavales en los últimos años. “No podemos saber a qué se debe, pero tal vez sea a que ya no se juega tanto en la calle como antes. Por eso queremos hacerles jugar”, indica Pérez.
de 2006 a 2011 En este proyecto están inmersos los niños y niñas del club nacidos entre 2006 y 2011. Así, acudirán dos días a la semana a la carpa Oncineda y los más mayores, los de 2006 y 2007, tendrán un tercer día de entrenamiento, ese sí de baloncesto.
El lunes comenzó la temporada y por ejemplo uno de los grupos empezó pasándose la pelota, diciendo cada uno su nombre y una afición que comenzase por su inicial, también debían recordar el nombre de los compañeros. Otros calentaron jugando al Pilla pilla y así, entre juegos, seguirán durante todo el año, ya que practicarán un sinfín de actividades, muchas inventadas por los responsables del proyecto que, junto a Pérez, son Xabier Erce y Rubén Lorente. Igualmente cada monitor podrá idear las versiones que quiera. “Muchas veces son los propios niños los que te ayudan a crear una idea nueva”, señala Pérez.
Este explica que lo prioritario para el club es que los niños se lo pasen bien, que los monitores más jóvenes se sientan partícipes de este proyecto y que los padres perciban que los niños están contentos. “Se prima la participación. A estas edades no tienen competición, no se le da importancia a eso”.
Por el momento, los padres y madres han recibido el proyecto con ilusión y es que, como añade Xabier Erce, esto va más allá el deporte. “Es un proyecto educativo y de formación; no sólo de deporte en sí. Tiene mucho del ámbito pedagógico y creemos que esto les va a resultar positivo en todo”.
Los miembros del club tienen previsto además hacer una base de datos con los juegos. “Pretendemos grabar unos 15 segundos de cada juego y tenerlo documentado en el club, que todos puedan acceder a la base de datos”, indica Pérez. Y es que este proyecto mira hacia el futuro. “Ya sabemos que en un año no se ven los resultados, pero más adelante seguro que sí”, asegura.