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El embalse del Val es el más contaminado de toda la cuenca

La CHE reconoce el mal estado de sus aguas, que riegan muchos campos riberos

tudela - La sequía y los constantes vertidos de la creciente industria de las localidades sorianas de Ólvega y Ágreda han convertido al embalse del Val (ubicado a escasos kilómetros de Tarazona) en el más contaminado de toda la cuenca del Ebro. Así lo confirmó el jefe del Área de Calidad de Aguas de la Confederación Hidrográfica del Ebro, Javier San Ramón, al periódico Heraldo de Soria y aseguró que este hecho “nos tiene especialmente preocupados”.

Son varios los colectivos ecologistas que reiteradamente han alertado sobre la excesiva carga de materia orgánica y nutrientes que lleva el agua lo que provoca la aparición de algas y su contaminación. Todo parece indicar que el principal foco de esta contaminación proviene de las depuradoras de Ágreda y de Ólvega. Según han indicado los responsables de la CHE, las depuradoras se crearon con un tamaño “estándar atendiendo a criterios de población”, pero el crecimiento que en los últimos años han tenido los polígonos industriales de ambas poblaciones sorianas ha disparado la contaminación. Así, la creciente actividad industrial y la imparable sequía se han convertido en precursores de la pérdida de calidad del agua de un embalse que apenas tiene 20 años de vida y que se nutre de los ríos Val y Queiles.

El embalse del Val abastece de agua de riego a localidades de Aragón (la comarca de Tarazona y Moncayo) y de la Ribera, especialmente a las que integran la Mancomunidad de Aguas del Moncayo (Ablitas, Barillas, Buñuel, Corella, Monteagudo, Murchante, Ribaforada y Tulebras), así como Cascante, Cintruénigo y Fitero, si bien no se emplea para el consumo humano.

Colectivos ecologistas han denunciado en numerosas ocasiones el estado de sus aguas. Así, Asden (Ecologistas en Acción de Soria) advirtió el pasado fin de semana de que El Val es un “río muerto, sin flora acuática, ni peces” y arremetían contra la CHE por que calificaba esta masa de agua como “estado de conservación peor que bueno” y en “estado ecológico moderado”, sin tomar medidas al respecto.

Por su parte el colectivo Coagret (Coordinadora de Afectados por Grandes Embalses y Trasvases) apuntó que las quejas de los regantes “son constantes” y denuncian “mal olor, alta turbidez ausencia de oxígeno en el fondo, altos valores de nitratos y altísimos de fósforo”. Incluso hace un año llegaron a pedir el cierre del embalse del Val y que “se deje de trasvasar aguas del Queiles a este embalse para evitar la pérdida de calidad de agua de este río”.

Recreativo. En 2009 se encargó un proyecto para acondicionar el embalse a usos de ocio, recreativos y turísticos. Los técnicos lo apuntaron como viable con un coste estimado de 6,6 millones de euros. Según se indicaba, “las actuaciones propuestas cumplen los objetivos de forma eficiente, sencilla y con garantía de éxito”, si bien nada se acometió.

Vertidos. Desde el Ayuntamiento de Ágreda se ha puesto la mirada en las industrias de Ólvega, donde señalaron que se habían detectado “presuntas irregularidades” en algunos vertidos industriales que estaba investigando la CHE.

Coste. En 1996 las obras costaron más de 9.500 millones de pesetas.