Motor de la cultura ribera
El Centro de Estudios Merindad de Tudela ha cumplido el 30º aniversario de su nacimiento en 1987 Dinamizadores de la cultura, el esfuerzo de 3 de sus socios mantiene la revista, su apuesta más fuerte
tudela - Suele suceder que la labor más dedicada, altruista y trabajada obtiene pocas recompensas. Éste podría ser el caso del Centro de Estudios Merindad de Tudela que a lo largo de 2017 ha cumplido 30 años sin que ninguna entidad, organismo o colectivo se haya acordado y reconocido el esfuerzo de quienes han dedicado todo este tiempo a investigar y difundir la historia de la Ribera. Hoy, aunque mantienen un elevado número de socios, quienes con tesón y trabajo realizan la encomiable tarea de seguir publicando su revista anual son Juan Manuel Garde, biólogo y geólogo, Juan José Bienes, arqueólogo, y Esteban Orta, geólogo e historiador. De los 130 socios que llegaron a ser en los años 90, hoy apenas quedan 85, aunque hace tiempo dejaron de realizar actividades como exposiciones, conferencias o viajes que organizaban en sus inicios para centrar el esfuerzo en la revista de la que este año han editado su número 25. En sus páginas aparecen siempre artículos de calado como estudios arqueológicos, las repercusiones de las guerras, epidemias, cambios urbanísticos o poblacionales, todo lo que tenga que ver con la historia de la Ribera.
el origen Como no podía ser de otra manera, el Centro de Estudios Merindad de Tudela dio sus primeros pasos en una casa de campo de Traslapuente, un término municipal agrícola de la capital ribera, en el ya lejano 1986. Aunque aquellos primeros contactos no tuvieron demasiado éxito sirvieron para unir a diversos grupos culturales que, siguiendo los pasos del Instituto Gerónimo de Uztariz de Pamplona y otros como el de Tarazona, redactaron unos estatutos en un piso de la plaza de Los Fueros. Para darles publicidad se convocó una nueva reunión en Castel Ruiz la tarde del 28 de febrero de 1987, se leyó aquel borrador de estatutos, se acordó dar el nombre del Centro de Estudios Merindad de Tudela y se dejaron varias hojas de inscripciones en la Librería Julio Mazo. En total 33 personas avalaron aquellos primeros estatutos. Finalmente el Gobierno de Navarra los aprobó y la asamblea constituyente se realizó el 9 de mayo de 1987. Aquella Tudela comenzaba a tener instalaciones culturales, como una recién abierta biblioteca instalada en el restaurado palacio del Marqués de Huarte, o el centro Castel Ruiz. Entre aquellos primeros nombres se encontraban algunos muy reconocidos de la sociedad tudelana, aunque ya desaparecidos, como Julio García, Julio Segura, Julio Mazo, Maribel Montiel o Gonzalo Forcada, pero también Faustino Pérez, Emilio Majuelo, José Luis Majuelo, Eva Laíta o María Alcázar Vinyals. Empezaron unos 60 y llegaron a un máximo de 130 socios.
Esteban Orta, uno de los fundadores, recuerda cómo “los primeros años hubo mucho ambiente cultural. Había una especie de ebullición, hambre de cultura. Se hacían exposiciones, ciclos de conferencias, cursos, tertulias... Cada sábado en diferentes sitios. Al principio en Zuazu, luego en el Hotel Delta. Aquella ebullición se fue canalizando en distintas líneas de trabajo y tuvo unos años de esplendor pero luego comenzó a decaer. Algunos integrantes dejaron de venir y también influyeron las líneas ideológicas que cada uno iba tomando. Al final se han quedado bastantes socios pero somos más de número que de acción efectiva”, recuerdan.
De esa manera, al margen de las actividades que realizaban a lo largo del año, en 1989 se creó la revista, uno de los objetivos prioritarios cuando nació el Centro de Estudios. El primer número salió en el marco de una semana sobre el bilingüismo que organizaron con la ikastola Argia.
Otra de las citas que comenzaron a tener auge y perdurar en el tiempo fue la creación de un galardón que recibió el nombre de Premios a la Cultura. Desde su primera edición en 1997 tuvieron gran importancia y se contaba con la presencia del presidente del Gobierno de Navarra. Se otorgaban tres reconocimientos, una primera categoría para el ribero que más hubiese hecho por la investigación en la zona, una segunda para aquel investigador de fuera de la merindad que se hubiese distinguido en ese mismo campo y por último un colectivo que también hubiera destacado en la cultura. Entre los homenajeados en las seis ediciones que se organizaron (entre 1997 y 2003) se encontraban Gonzalo Forcada, Jimeno Jurío, Pedro de Felipe, Jorge de Navascués, Amigos del Ferrocarril de Castejón, Juan Carrasco, los Amigos del Monasterio de Fitero, Paloteado de Cortes, Concepción García, Consorcio Eder, Alberto Gimeno, Cine Club Muskaria, Julio Mazo y colectivo Traslapuente.
En estos 30 años, los presidentes del centro de estudios han sido Julio García, Juanjo Bienes, Eva Laíta y Mª Alcázar Vinyals. Actualmente sólo la voluntad de Orta, Bienes y Garde mantiene la revista anual que recoge artículos contrastados de investigadores y se sufraga con aportaciones de los socios, sin casi ayuda de las administraciones. “Mientras estemos no peligra y ganas tenemos, pero lo que pedimos es que más gente colabore con nosotros”, concluyen.
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