tudela - Los restos de la política navarra más relevante de la Segunda República, Julia Álvarez Resano, podrán volver a Villafranca merced a una enmienda a los presupuestos que presentará el cuatripartito esta misma semana. La partida, promovida por la parlamentaria Laura Pérez, de Podemos-Ahal Dugu-Orain Bai, cuenta en principio con el apoyo de los otros tres partidos que conforman el gobierno, Geroa Bai, EH Bildu e Izquierda-Ezkerra.
Julia Álvarez Resano (1903-1948), política socialista, abogada y maestra fue la primera mujer en la historia del país en ocupar el cargo de Gobernadora Civil, haciéndolo en Ciudad Real (que durante la República se denominó Ciudad Libre), y murió en el exilio en México el 19 de mayo de 1948, a consecuencia de un derrame cerebral.
La enmienda cuenta con una partida de 100.000 euros y no solo tratará de recuperar los restos de la insigne socialista navarra, sino también del resto de su familia que llegó con ella al país sudamericano: Su hermana Carmen (profesora) y su madre, Nemesia Resano, que huyeron de Villafranca como consecuencia de la presión y las represalias que vivieron. No en vano, un tío de Julia, Juan Resano, que tenía una tienda de ultramarinos, recibió una paliza a manos de un batallón de Estella que llegó a Villafranca y fue asesinado cuando curó sus heridas, pocos días después de producirse el Golpe de Estado del 18 de julio de 1936.
La dificultad de la labor radica en que se desconoce dónde se encuentran los restos de Julia Álvarez y de su hermana y su madre, más allá de que fue enterrada en el denominado Panteón Español del cementerio de México DF. En un artículo publicado en El País el 7 de agosto de 1994, Gerardo Jiménez hacía un relato de los 119 cementerios que existen en aquella ciudad. Hablando del Panteón Español señalaba que “Julia Álvarez Resano, quien fue diputada por Madrid, magistrada del Tribunal Supremo y gobernadora de la provincia de Ciudad Real en los tiempos de la Segunda República y que ayudó a llegar a México desde Francia a miles de exiliados españoles, comparte con su madre y su hermana una tumba que solo es un cuadrado de tierra, sin lápida o inscripción alguna que dé fe de su paso por la vida”. Caso de encontrar los restos habría que cotejarlos con el ADN de sus familiares en Villafranca, donde residen unos hijos de unos primos de Julia.
en méxico Abandonada por su pueblo y perseguida en su país, Julia Álvarez Resano dejó España muy probablemente en el último barco que partió de la península en el puerto de Alicante, con las tropas italianas rodeando ya el último reducto republicano. Si bien no aparece su nombre en ningún registro, es muy probable que buscara el exilio hacia Francia a bordo del barco Maritime, en los últimos días de marzo de 1939, en el que viajaron “32 personalidades republicanas de la zona”. Julia Álvarez había perdido a su marido, el también diputado socialista Amancio Muñoz de Zafra (apodado el Lenin Cartagenero) un año antes en un sanatorio de Gerona, tras enfermar en el frente.
Sus dos sobrinos, una hermana de su marido y su cuñado tuvieron distinto destino al viajar hasta Orán (Argel) en el Stambrook. Su sobrina, María Egea Muñoz de Zafra, viajó hasta Villafranca en 2013 en un homenaje que rindió a Julia Álvarez Resano su pueblo natal, 110 años después de su nacimiento.
La política navarra arribó a Marsella, donde trabajó incansablemente por los exiliados españoles y donde sufrió los ataques de su partido, el PSOE, que acabó expulsándola en 1945, junto a Juan Negrín y otros tantos militantes que defendían la unidad de acción con los comunistas.
Solo dos años después, abatida, decidió marchar a México, donde llegó en junio de 1947 junto a su madre y a su hermana como se aprecia en las tarjetas de migración. La familia Álvarez Resano entró por Tamaulipas y Veracruz procedentes del puerto francés de Marsella. Su hermano Miguel había fallecido en Francia donde había estado en un campo de concentración. Setenta años después de su muerte, la política navarra podrá por fin volver a su pueblo.
Represalias. Los falangistas y carlistas en Villafranca tenían preparado un carro con una jaula para pasear a Julia si la apresaban. A sus familiares y a sus alumnos les hacían gritar “¡Muera la puta del Congreso!” en referencia a la diputada navarra.
Descripción. En la tarjeta de migración se hace una descripción de ella: “estatura: 1,60; complexión: mediana; color: blanco; pelo: negro; cejas: negras; ojos: café; nariz: recta; boca: mediana; señas particulares: ninguna visible”.
Pionera. Entre sus cargos, el 3 de agosto de 1938, Julia Álvarez fue nombrada miembro del Tribunal de Espionaje y Alta Traición de la República, encargado de perseguir a espías, traidores y saboteadores que operaban en territorio republicano. Julia Álvarez fue la primera mujer que llegaba al cargo de magistrada.