Testigos del pasado arriero del valle de Burunda, las cofradías de San Antón siguen vivas en Urdiain y Bakaiku. Ayer, sábado siguiente a la festividad de este santo relacionado con los animales, los cofrades de estas dos localidades conmemoraron a su patrón. En la vecina Iturmendi, que también mantiene esta tradición, harán lo propio hoy. Estas hermandades religiosas hunden sus raíces en el siglo XVII, cuando en estas tres localidades y otras del valle, el transporte de mercancías tirado por animales fue una actividad destacada, dada su privilegiada situación geográfica. Lo cierto es que esta actividad fue clave para el desarrollo social y económico de la zona.

El origen de la cofradía se Urdiain se remonta a 1691, año en que fueron redactados sus estatutos. No obstante, hay constancia de que ya existía en 1628. En la actualidad está integrada por 44 cofrades, muchos de los cuales acudieron ayer a la misa celebrada al mediodía. Después no faltaron las bendiciones para pedir la protección del santo, como se hacía antaño, cuando el exterior de la iglesia se llenaba de animales, fundamentales en una economía doméstica ligada a la tierra.

Cumplida la parte religiosa, los cofrades se reunieron para almorzar en la sociedad Tintiniturri. Después se acudió al auzo del Ayuntamiento, donde se dio cuenta del balance del último año. También se nombraron a los nuevos mayordomos. Eran Imanol Goikoetxea y Valentín Flores en sustitución de César Goikoetxea y José Aldaz, los encargados de organizar la fiesta y poner en orden la lista, como apuntó Goikoetxea. El dinero se guarda en una pequeña bolsa, el calcetín como la llaman, realizada en ganchillo de los años 30, con los colores de la bandera republicana. En la celebración no faltó una comida en la sociedad Aitziber que reunió a 35 comensales. Por la tarde, los cofrades visitaron las casas de mayordomos salientes y de los nuevos, donde fueron agasajados con una merienda.

Otra costumbre que se mantiene en Urdiain es la de dar una ayuda económica a la familia de los cofrades fallecidos para los gastos del sepelio, 300 euros en la actualidad. Asimismo, se le ofrece una misa el domingo siguiente. El pasado 2018 se registraron dos bajas: Lucio Zubiria, que falleció con 100 años, el primer centenario de Urdiain; y Martín Goikoetxea. Por el contrario, no se registraron altas.

Si bien en los estatutos no hay nada escrito al respecto, todos los cofrades de Urdiain son casados. “Tal vez esta fiesta estaba dedicada a los casados y la de Santa Águeda a los jóvenes”, apuntó Miguel Ángel Zubiria, secretario de la cofradía.

COFRADÍA DE BAKAIKU En Bakaiku las celebraciones también comenzaron con una misa que reunió a buena parte de los cofrades, 92 en la actualidad. “Este año no ha habido ninguna baja ni ningún alta”, observó Iñaki Saez de Adana, mayordomo saliente, que paso el testigo a Roberto Ramos, hasta ahora velero. Le sustituyó Mario Gastaminza. Mayordomo y velero son los encargados de organizar la fiesta y de anotar las cuentas del año en un libro que data de 1857. Existe otro anterior de 1716, el primer testimonio de esta cofradía cuyo origen se cree que fue anterior. Los cofrades de Bakaiku también se volvieron encontrar alrededor de una mesa en Bakarreko Etxea. Fueron 54 comensales.

En el valle de Ergoiena, en Dorrao, también honraron ayer a San Antón, con misa a las 9.00 horas, almuerzo y comida. En Iturmendi las celebraciones serán hoy. Comenzarán con un oficio religiosos a las 12.30 horas. Después, los cofrades se reunirán en la casa parroquial para hacer las cuentas y nombrar los nuevos cargos. Tampoco faltará una comida.