Jimeno Jurío, antiguo maestro de Lerga, afirma que todas las entidades de población de la zona, salvo Aibar y Cáseda, mantuvieron durante siglos el euskera como lengua materna. Lo demuestra la célebre estela funeraria del propio Lerga (s. I-II) con inscripciones labradas en latín y vasco antiguo encontrada junto a uno de los lienzos de la ermita de Santa Bárbara. Está bien custodiada y puesta en valor en el Museo de Navarra y es una prueba inequívoca del maridaje y trueque cultural entre vascones y romanos.

LERGA en el recuerdo y ahora Una triste noticia, en épocas juveniles de continuos viajes de trasportín en Veloces y Condas, intentando dar bocados a amores y pitones, me dejó grabado a fuego el nombre de Lerga. Fue aquel terrible accidente de agosto de 1979. Una Veloz Sangüesina, de las de terno amarillo con franjas azul marino, cayó por un barranco muy cerca de esta villa y dejó cuatro muertos y decenas de heridos. Allí quedó sesgada la vida de una muy recordada y maravillosa cuca: Clara Marco Ezquerra, que contaba con casi 15 años de edad.

Cuarenta años después, hace unos días, el nombre de Lerga rebrota en el arcano del devenir de la vida durante la presentación de un libro en el pamplonés colegio Larraona sobre otro natural de Lerga: “Vida y muerte del Padre José Otano Miquéliz: Misionero claretiano asesinado en Hernani en 1936”, obra de Josu M. Alday Otxoa de Olano.

Anteayer, la acogida en Lerga fue tan amable como entregada por parte de José María Iriarte Ojer, el alcalde Ignacio Iriarte Marco y Serafín Zabalza Zabalegui, terna de miembros de Amigos de Abaiz, asociación creada en 2014 y que actualmente tiene 120 socios. Mas los vecinos de Lerga ya llevaban unos años trabajando en auzolan motivados por lo valioso y bello del paraje, y por la afrenta de forasteros con deseos de apropiación e inmatriculación. Desde entonces el impulso y buen hacer de la asociación ha convertido al conjunto de Abaiz, con su iglesia de Santa Elena, antes de Santa Cruz, a la cabeza, en un hito patrimonial de primer orden en Navarra. Además, hay que añadir la singularidad de que una vez al año se acude allí andando desde Lerga a modo de romería, pero sin ninguna programación religiosa. Esta quedada de naturaleza, patrimonio, gastronomía y sociedad se celebra el ya próximo 5 de mayo (domingo posterior al 3 de mayo, que para el calendario cristiano es el día de la Santa Cruz). El nombre de Santa Cruz, como se conoció a la iglesia en sus primeros siglos, y el de Santa Elena, quizá instaurado tras la ampliación del siglo XVII, están profundamente relacionados. Santa Elena de Constantinopla, emperatriz de origen turco y madre del emperador Constantino (siglo III y IV), aparece siempre significada con la búsqueda y hallazgo de la Santa Cruz de Cristo.

conjunto monumental de ABAIZ Abaiz fue un asentamiento que contaba con iglesia, cuatro casas y tres decenas de habitantes hacia 1900. Está anclado en un crestón de pliegues casi verticales de roca arenisca; en lo más alto se amarra y preside la iglesia. Se hace bien visible desde la lejanía. Al llegar, el relieve, la vegetación y las ruinas transportan la imaginación a las ruinas peruanas de Machu Pichu. Alucinante. El templo aprovechó por su lado norte un primitivo torreón circular prerrománico. Abaiz, y también el despoblado de Aldea, fueron comprados por los vecinos de Lerga en 1927. Se accede a Abaiz a través de una pista parcelaria. El despoblado está compuesto por la propia nave de la iglesia, su torre, la sacristía, el pórtico de entrada al templo y todo el entorno en una extensión perimetral de hasta diez metros de anchura circundante al conjunto de edificios. La Asociación de Amigos de Abaiz elaboró un proyecto de recuperación que fue aprobado por la Institución Príncipe de Viana en 2015.

En las primeras fases de actuación, desde 2016 a 2018, se han afrontado los trabajos arqueológicos y se ha recuperado el espacio arquitectónico: consolidación de las ruinas de muros y fachadas; limpieza y desescombro; cimentaciones, sellado de grietas y coronación de muros; arreglo de escalinatas y de la sacristía. En próximas intervenciones se va a instalar una plataforma en la torre a la altura de lo que fue el campanario a modo de mirador: Las vistas a los cuatro puntos cardinales son espectaculares, incluidos los Pirineos oscenses. También se afrontará la musealización del lugar con carteles e ilustraciones.

Para continuar con este proyecto de acondicionamiento de espacios del Conjunto Monumental de Santa Elena de Abaiz la asociación necesita más fondos. La generosidad de algunas personas a través de la Ley navarra de Mecenazgo (hasta 80% de desgravación) y la Fundación Caja Navarra ha sido vital hasta ahora. Quienes estén interesados en continuar con este proyecto lo pueden hacer dirigiéndose a la asociación a través del correo amigosdeabaiz@gmail.com.

Este maravilloso despoblado de Abaiz alcanza la categoría de imprescindible por la singular antigüedad de parte de la iglesia de Santa Elena. La torre circular es prerrománica (siglo X o anteriores), y el lugar ya es mencionado en documentos de Leire del siglo XI. Entre los sillares de la parte baja se distinguen algunos de época romana. A la torre se le añadió una continuación prismática en dos intervenciones de siglos posteriores.

Así, en Abaiz encontramos la parte de una de las más antiguas fábricas en pie de nuestro viejo Reino. Este hito y data patrimonial lo delatan sus grandes sillares que, casados a hueso en la roca, crean ciclópeos muros de hasta 1,80 metros de anchura. La portada se sitúa al Este bajo un arco irregular con profundas dovelas, dando paso a un vano de generosa envergadura. Quedan a la vista unos arcos fajones del s. XVII que parecen retar a la torre del castillo de Santacara en un campeonato de equilibrio. De la torre norte, la fábrica más antigua, se conserva una buena parte. La escalera original, elíptica y helicoidal que sube hasta la mitad de la torre y el crismón de la portada con inscripciones y dígitos entrecortados sellan el valor del edificio y le dotan de fábula y misterio.

Iriarte Ojer e Iriarte Marco, son dos tiazos de bien. Hace 40 años fueron rescatadores del fatal vuelo de la Veloz. Cuarenta años después honran a un vecino fusilado asistiendo a la presentación del libro de su vida. Y, luego, te invitan a conocer en su pueblo el compromiso por recuperar el deslumbrante Conjunto Monumental de Santa Elena de Abaiz.

Por cierto, Elena, que es una voz griega, significa la que resplandece con belleza excepcional y que posee atributos míticos. Bien traído, pues, este nombre a la villa de los cucos y las cucas: ¡Abaiz renace y resplandece!