pamplona - Bernardo Apesteguía Domaica, Berni, es una de esas personas que hacen caminar a un barrio. Sus décadas de activismo en la Rochapea le han hecho estar en el momento preciso cuando surgieron tres entidades como la Peña Rotxapea, la recuperación de la tradición de los mayordomos y la Comparsa de Gigantes y Cabezudos, que este año cumplen 40, 20 y 10 años, respectivamente. Esta dedicación ha hecho que merezca dar inicio a las fiestas. Y desde ahí lanzará un mensaje muy claro: “El asociacionismo está de capa caída, este auzolan que debería existir en este barrio lo están matando. No es posible que en un barrio de 28.000 personas en la Comisión de Fiestas estén siempre los mismos”.

Este año, en el que los tres colectivos cumplen aniversarios destacados, hizo que la Comisión de Fiestas pensara en él para el lanzamiento del chupinazo. “Para mí es un orgullo colaborar en cualquier cosa de mi barrio. A esto no te puedes negar porque es un reconocimiento a que algo has hecho bien”, afirma.

En 1979, hace ya 40 años, Berni fue uno de los socios fundadores de la Peña Rotxapea, su primer presidente y hoy, el socio número 1. Aunque el propio Berni explica que en un primer momento tuvo el número 5, su “número de la suerte”. El paso de los años ha hecho que hoy sea él quien inicie la cuenta de los más de 200 socios que tiene la peña.

Su amor por la Rochapea, en el que ha pasado toda su vida, hizo que el tiempo le llevara a investigar sobre la historia del barrio más antiguo de Pamplona. Ese interés, Berni lo resume en una sola frase: “Me interesa cualquier tema que tenga que ver con la Rochapea”, expresa. Fruto de su indagación en las fiestas de la Rochapea nacieron sus libros Historia de las mecetas de un barrio (tomos I y II), que documentan las fiestas desde el siglo XVI hasta el año 2017.

De esa investigación surgió la recuperación de la tradición de los mayordomos en la Rochapea, que el pasado 20 de mayo celebró su vigésimo aniversario en el que tomaron parte más de 130 mayordomos y mayordomas de diferentes años.

Como en otros pueblos de la Cuenca de Pamplona y de Navarra, en la Rochapea la tradición de los mayordomos se remonta a varios siglos atrás. “Cuando se celebraban las fiestas, las mecetas, se hacían grupos que eran los que organizaban las fiestas y con el tiempo se les fue poniendo un nombre, mayordomos o presidentes de fiestas”, cuenta Berni. En la Rochapea, “esta tradición perduró hasta 1920”, añade.

gigantes con historia La tercera pata, la más joven, que sostiene este cohete es la Comparsa de Gigantes. Nacida en 2009, hoy se compone de 4 gigantes (Arriasko, Runa, Txantxarrana y Motxorro) y dos kilikis (Petit y Pagoto), todos ellos con nombres de lugares o personajes tan populares como importantes en la historia del barrio de las huertas.

A ellos, recuerda Berni, estaba previsto que se sumara Perico, un tercer kiliki en honor a Perico Alejandría, tipo popular que hoy tiene dedicada una plaza en la Rochapea. Los nombres elegidos durante estos primeros compases tuvieron la mano de Berni, menos el de la giganta Runa. “El personaje de la lavandera se lo debemos a Itziar Martínez, que entonces estaba en Batean, y que eligió el nombre cuando se apostaba por él” (antiguo nombre del río Arga), afirma. La Comparsa trató de crear todas las figuras de los gigantes y los kilikis por sus propios medios.

Pero a los gigantes grandes de la Rochapea se les adelantaron, y por varios años, sus hermanos más pequeños. Desde 2004 está activa la Comparsa Txiki de Gigantes de la Rochapea Plaza Iturri. Quince años después del inicio de su andadura, hoy se presenta en público como asociación constituida, momentos antes de que se prenda la mecha de estas fiestas.

Aunque no baila los gigantes, Berni disfruta al verlos recorrer el barrio y a quienes arrastran siguiendo su rastro. “Si mueves a 200 críos, mueves a 400 padres y madres. Es digno de ver. Si no te gusta eso es que eres de piedra, ver eso en tu barrio te tiene que motivar”.

fin del auzolan A sus 65 años, Berni ve cómo el cambio de generaciones provoca que “el auzolan esté de capa caída”, mientras recuerda la falta de gente en distintos colectivos para llevar a cabo las fiestas. “A mí un año la Comisión me propuso participar y dije que no porque me niego a que haya 5.000 chavales entre los 20 y 30 años en el barrio y un jubilado tenga que ir a la comisión de fiestas”, protesta, y añade: “Si no tienes sentido de pertenencia al barrio, se convertirá en un dormitorio”.

Para su jubilación, Berni ha cambiado el ajetreo de la ciudad por la tranquilidad de Artariáin (Valdorba) pero sin dejar sus raíces rochapeanas. “No puedo entender cómo alguien del barrio no quiere ser mayordomo”, sostiene. Antes de prender la mecha, aprovechará para expresar este sentir a sus vecinos y vecinas, de que seguir haciendo barrio sigue siendo más necesario que nunca.