UNCASTILLO (zaragoza) - Al hablar de arqueología, hay dos tipos de personas: los que piensan en vivir aventuras como Indiana Jones y los que solo ven piedras y ruinas aburridas que no les aportan nada salvo la posibilidad de sacar provecho. Nada más lejos de la realidad, ya que dos de los pilares más importantes del método arqueológico son la investigación en el laboratorio y la socialización. Sobre esto algo saben Javier Andreu, Juan José Bienes y Pedro Ultraleón, historiadores de titulación y arqueólogos de corazón que cruzaron sus caminos en el yacimiento romano de Los Bañales, en la comarca de Cincovillas (Aragón).

Javier Andreu, director del Diploma de Arqueología de la Universidad de Navarra, nació en Pamplona, pero con siete años se trasladó a Zaragoza, y fue allí donde desarrolló su pasión por la Historia y la Arqueología. “A los 12 años vine con mis padres de excursión al Mausoleo de los Atilios, que es un monumento funerario con inscripciones en latín situado muy cerca de Los Bañales. Ver aquellas palabras que no comprendía me llevó a interesarme por la escritura antigua y por el la huella romana en Hispania”, recuerda. La vocación histórica del tudelano Pedro Ultraleón fue todavía más temprana. Comenzó cuando a los 6 años su padre le regaló unos libros sobre personajes históricos, pero la vida le llevó por otros derroteros y se dedicó a otro oficio que nada tenía que ver con su afición. Sin embargo, en 2012 decidió dejarlo y se matriculó en Geografía e Historia en la UNED. Juan José Bienes, también de Tudela, iba para farmacéutico, pero un problema en el traslado de expediente lo llevó a escoger su segunda opción: la Historia.

los bañales Las ruinas romanas de Los Bañales, situadas en el término municipal de Uncastillo, aunque más próximas a la localidad de Layana, son los vestigios de un asentamiento que fue ocupado por varios pueblos como el romano, el visigodo o el musulmán. Sin embargo, debido a la inestabilidad política, los dos últimos se limitaron a habitar el pueyo, mientras que en época flavia, momento en el que adquirió el estatus de municipio, se extendió hasta ocupar 20 hectáreas. En concreto, el momento de mayor esplendor de Los Bañales fue entre los siglos I a.C. y el II d.C., desde época de Augusto hasta la crisis urbana que azotó al Imperio a finales del siglo II, comienzos del III. Durante este tiempo, gracias a una localización estratégica en la vía que unía Cesaraugusta con Pompaelo, Los Bañales llegó a albergar a 2.000 almas.

El yacimiento fue objeto de investigación en los años 70 de mano de Antonio Beltrán, que se ocupó de desenterrar las termas que dan nombre a Los Bañales. Pero después, este se marchó a Botorrita, también en Aragón, por la buena calidad de su caligrafía en bronce. La historia de cómo estos hombres se pusieron al cargo de las nuevas campañas de excavación fue, como explica Javier Andreu, “casual y providencial”. “Después de haber terminado la tesis, allá por 2006, yo estaba estudiando las inscripciones romanas de esta zona porque me parecía que necesitaban una revisión”, recuerda. “Contacté con un hombre que tenía un ejemplar en su casa de Uncastillo, pero él vivía en Zaragoza, y me comentó que la Fundación Uncastillo tenía las llaves. Por aquel entonces la Fundación ya estaba preparando un proyecto de intervención y me propusieron ponerme al frente”, continúa su explicación. Así fue como Javier Andreu se convirtió en director científico de la excavación. Junto con él, Juan José se convirtió en uno de los codirectores, gracias a la amistad que había hecho en la facultad de Filosofía y Letras de Zaragoza con José Antonio Hernández Vera, mano derecha de Antonio Beltrán. En 2008 hicieron las primeras prospecciones y a partir del 2009 comenzaron las campañas de excavación.

“Yo ya conocía Los Bañales de hacía muchísimos años porque mi mujer es de Sádaba, pero siendo alumno en la UNED, conocí a Javier, que era mi profesor de Historia Antigua, y me invitó a venir a una de las campañas”, comenta Pedro Ultraleón. El primer año fue como alumno, pero a partir del segundo ya lo hizo con contrato. “Se podría decir que soy el capataz de Los Bañales, y mi función es enseñar a los alumnos a manejar bien las herramientas, a extraer una pieza sin romperla etc”, revela el tudelano.

filosofía Pedro se refiere a las decenas de alumnos universitarios que cada año son becados para excavar la ciudad romana. “Los estudiantes han sido y serán la pieza clave de Los Bañales”, dice orgulloso Andreu. “Esta filosofía viene de que el proyecto de Antonio Beltrán creó una cantera de investigadores que se habían formado excavando con él y que ocupaban puestos muy importantes. Por eso pensamos que ese era el camino a seguir”, continúa el profesor.

De hecho, su intención es seguir por la misma vía en Santa Criz de Eslava, otro yacimiento romano de la misma época, donde quieren comenzar a intervenir en 2020. Así los alumnos practican lo aprendido en clase, efectúan cada uno de los pasos del método arqueológico -trabajo de campo, investigación y socialización- y sus maestros les inculcan su pasión. “El arqueólogo nunca pierde el afán por descubrir cosas nuevas y en ese sentido el mundo romano es muy agradecido porque tienes una cantidad de objetos que no te lo dan otras culturas”, resume Bienes.