Un siglo de Ibérica de Suspensiones
Esta empresa, más conocida en Altsasu como Eguzkia, celebró ayer su centenario con una jornada de puertas abiertas para las familias
Ibérica de Suspensiones, empresa más conocida en Altsasu como Eguzkia, cumple 100 años de actividad, un centenario que esta empresa especializada en la fabricación de barras estabilizadoras para automóviles quiso celebrar ayer con sus trabajadores y sus familias en una jornada de puertas abiertas. “Es un día para dar las gracias a todos los trabajadores, familias, accionistas, clientes y todas las personas que han hecho posible este siglo de vida”, señaló Bernardo Gómez, responsable de la planta y encargado de recibir a las visitas por grupos. “Es un día para celebrar un hecho extraordinario. La media de vida de las empresas en España es de 12 años”, incidió. En la actualidad la plantilla es de 147 trabajadores y 23 trabajadoras, 170 en total.
Gómez también fue el encargado de presentar el vídeo que recogía la historia de Ibérica de Suspensiones. Todo comenzó en 1919 en la localidad guipuzcoana de Urretxu, cuando Honorio Alberdi, que ya poseía una fábrica de muelles desde 1912, se asoció con seis nuevos inversores para crear una nueva sociedad anónima con un capital de 2 millones de pesetas.
Si bien la nueva sociedad adoptó su nombre, un año más tarde se cambió la denominación por Muelles y Aceros Eguzkia SA. A Altsasu llegó en 1966, un año después de que la empresa se acogiera al programa de promoción industrial de Navarra. Así, se instaló en el paraje Ondarria, todavía un polígono en ciernes, sobre una superficie total de 22.000 metros cuadrados, de los cuales 5.000 estaban construidos, para la fabricación de ballestas y todo tipo de muelles para automóvil, ferrocarril y maquinaria.
Otra fecha importante en la historia de la empresa es 1980, cuando es adquirida por las compañías NHK Spring Company, Muelles y Ballestas Hispano Alemanas SA y Nissho Iwai Corporation que forman una joint venture. Entonces la empresa tomó el nombre de Eguzkia NHK SA. En esta nueva etapa abandona la fabricación de ballestas por barras estabilizadoras, instalándose una nueva línea de producción. Años después también comenzó a fabricar muelles helicoidales bicónicos para automóvil, su especialización tras la creación en 1989 de la nueva sociedad Ibérica de Suspensiones SA, con el mismo accionariado y sede en Nules, Castellón. Pero una vez que la nueva planta inició su producción en 1992, Eguzkia NHK abandonó la fabricación de muelles para concentrarse en barras estabilizadoras.
En este recorrido histórico también se realizó una parada en 1995, cuando se inició la fabricación de barras estabilizadoras tubulares. Tras cambios en el accionariado, Eguzkia NHK e Ibérica de Suspensiones se fusionaron en 2003 y toman el nombre de esta última. En estos 53 años en Altsasu, la superficie construida ha pasado de 5.000 a 14.000 metros cuadrados tras sucesivas ampliaciones. Más de medio siglo en los que se ha pasado de un trabajo totalmente manual a un proceso muy automatizado, con más de 30 robots instalados con siete líneas robotizadas. El pasado año fabricaron 3.800.000 barras estabilizadoras en Altsasu y 5.100.000 muelles en la planta de Nules, con todos los fabricantes europeos de automóviles como clientes.
FÁBRICA Con la historia aprendida, fue el momento de visitar la fábrica y conocer el proceso de producción, que se resume en cuatro fases: estampación, curvado y tratamiento térmico, granallado y pintura para finalizar con el montaje, un proceso que ha cambiado mucho en estas últimas décadas después de importantes inversiones en tecnología y formación de la plantilla. “Antes era más duro, con más calor y humo”, recordaba Vicente Claver, que ayer volvió a la planta 24 años después de su jubilación tras 34 años en la empresa, al principio en Urretxu. Son los mismos años que lleva su hijo Juan Luis. Además, desde hace tres comparte espacio con su hijo Raúl, que estudia una ingeniería dual que le permite trabajar y estudiar al mismo tiempo. Y no se lo pensó a la hora de elegir, la fábrica de su padre y de su abuelo. “Estoy aprendiendo mucho”, confesaba ayer en la visita, a la que acudió también su madre y su hermana, una familia más que no quiso desaprovechar la oportunidad de conocer el centro de trabajo de sus padres, hermanos o parejas.
De cara al futuro, desde la empresa se muestran optimistas, con nuevos proyectos y clientes, una industria 4.0 en la que las inversiones y la formación de la plantilla han sido fundamentales para hacerle frente a la crisis. Lo cierto es que en 2008 eran 120-140 trabajadores y este año han llegado a ser 180.
Más en Navarra
-
Los trabajadores de Ocio Sport en Tudela pide al Ayuntamiento que "no se lave las manos" ante los impagos
-
Geroa Bai Insiste en que Estella se haga con el convento de San Clara para instalar ahí varios servicios
-
La Hiru Mendi Zerrak regresa este sábado con cambios y dos opciones
-
Octava concentración por la salud en Elizondo