Ya no vienen los que antes venían... Este 2025, la fiesta tendrá un agujero negro. Ha pasado apenas un año, pero hay cinco bajas, y seguro que muchas más, en el once inicial de San Fermín. Incondicionales de la fiesta, nombres propios que contribuyeron, cada cual desde su ámbito, a hacerla colosal. Mari Ganuza, Mari Carmen Arias, Jesús Ilundáin 'El Tuli', José Aldaba y Jesús Mari Viguiristi, a quienes estas líneas quieren homenajear.
Carmen Arias fue la primera mujer en incorporarse a La Pamplonesa. Flauta travesera en la banda municipal, donde permaneció durante más de 25 años, falleció en septiembre pasado, dejando una huella femenina imborrable en la memoria sanferminera. Porque Arias fue una pionera de la música de Pamplona, y, según recordaba, amaba un acto sanferminero por encima de todos, las dianas.
Otra de las instituciones de Pamplona, la Comparsa de Gigantes y Cabezudos, perdía este año y con poco tiempo de diferencia entre ambos, a dos de los padres del colectivo, Mari Ganuza, quien fue su presidente durante 29 años y miembro también durante 41, y Jesús Mari Viguiristi, portador de la Turca 25 años, coreógrafo y alma páter del grupo junto con Mari. Su ausencia se ha notado en el mundo de las comparsas, porque uno y otro consiguieron elevar a los gigantes y cabezudos de Pamplona al Olimpo de la fiesta. No hay txiki hoy en día que no se sepa los nombres de Josemiguelerico, Braulia o Toko Toko, por citar algunos, y es por su culpa.
Instituciones de las fiestas de Pamplona
“De los Sanfermines, Mari solía decir: ‘No debemos perder la esencia de la fiesta en la calle’”, recuerda Arantxa Bacaicoa, su esposa. Y “cuidemos también la música de Pamplona, la de Turrillas, los Iruñako...”, añade. Mari Ganuza, especialmente, viene recibiendo homenajes una semana sí y otra también. Desde hace unos días, hay un txoko, El rincón de Mari, en el Bar La Raspa de la calle Merced, pero hay también un parque en San Jorge, y hasta la colección de fuegos artificiales del día 10 ha sido diseñada por Andrea López pensando en Mari, del que fue amigo personal. A Ganuza se le preparan también actos de recuerdo en estos Sanfermines (la churrería La Mañueta o la Comparsa, por ejemplo) y hace poco fue su peña, el Muthiko, quien le agasajó.
Mari descansa ahora en el columbario de la iglesia de San Lorenzo, muy cerca de San Fermín. Y ahí se da otra curiosidad. Porque las cenizas de otro sanferminero célebre, El Tuli, fallecido a los 93 años, están a su lado. De Jesús Ilundáin, el primer pamplonés anónimo que cumplió su sueño de tirar el Chupinazo (en 2016) está casi todo dicho. Su hija, Amaia Ilundáin, ha querido participar en este suplemento y es una de las personas que se asoma al balcón de la portada. “En cada momentico te sentiremos cerca, porque allí donde estés lo seguirás viviendo con nosotros. Amaste estas fiestas y, quien las ama, nunca se va del todo”, le dice a su padre.
En este paseo por las ausencias, suena la música de Carmen Arias en la primera diana del 7 de julio; Mari levanta la mano y dice “dale” para arrancar a la comparsa, y Vigui le sigue detrás, pensando alguna pieza nueva. El Tuli sonríe recordando una juerga sanferminera, mientras por la televisión se escucha otra voz. José Aldaba, el periodista de Cruz Roja que durante más de dos décadas dio el parte de heridos tras la carrera, este año ya no estará. Fallecido también hace unos meses, Aldaba va a ser sustituido en los próximos Sanfermines por una mujer, Sandra Parra.