El municipio de Iza está conformado por 13 concejos a los que se suma la urbanización de Zuasti, cada uno con su administración propia. El más pequeño, Aguinaga, cuenta con 16 vecinos; en Iza conviven 144 habitantes y en Zuasti superan los 500.

Son, en total, unas 1.200 personas censadas aunque en sus 52 kilómetros cuadrados no hay ni una sola tienda de comida y sólo disponen de una farmacia, ubicada en Erice. Han conseguido, además, hacer frente al COVID-19 haciendo piña. Trabajando en común, como voluntarios y por amor al arte sumando iniciativas que, con un cometido concreto para cada uno, han permitido a los vecinos y vecinas sobrellevar los días más críticos. Ahora están algo más tranquilos.

"No han sido días fáciles", señala la alcaldesa de Iza, Floria Pistono. Pero la labor ha sido y está siendo encomiable. A través de su Ayuntamiento, se han repartido mascarillas para todas y cada una de las personas empadronadas de los diferentes concejos en días en los que resultaba misión imposible conseguir una. Se han desinfectado las calles con un tractor y una manguera gracias a un arduo trabajo vecinal, y todos los habitantes de la zona han podido resolver sus dudas a través de una labor de comunicación que han desarrollado, también, personas a nivel particular para que en tiempos de pandemia no reinen la incertidumbre y el caos y para permitir, a cada vecino y vecina, que sepan en cada momento qué pueden y deben hacer para abordarla.

"A fin de cuentas, necesitábamos apoyarnos en toda la gente que está viviendo en el valle. Todavía no sabemos cuántos contagios habrá habido en total, en Erice han sido tres casos. El confinamiento ha sido muy riguroso y todos los vecinos lo han hecho a conciencia", explica Pistono, mientras confiesa que en Atondo les dijeron que no pasaran a desinfectar las calles, "porque no habían tenido ningún caso y no querían que saliese ni entrase nadie". Viven unas 40 personas, y han mantenido el bicho a raya.

Cuenta también que en Zuasti, una madre con tres hijos pidió ayuda porque no tenía cómo ir al colegio, en Berriozar, a por los deberes de los críos. "El autobús se anuló, no tenía coche y estaban aislados, así que se los llevamos, y también algo de comida. Mi teléfono lo tiene todo hijo de vecino, me llama todo el mundo, y si no puedo yo, intento coordinarlo. Hay que ayudar en lo que se pueda", reconoce la alcaldesa.

A Javier Ripa, concejal de Iza, y a Javier Azcárate, alcalde del concejo de Ariz, les aplauden cuando van con el tractor a desinfectar. El vehículo de Azcárate cuenta con un tanque de herbicida al que han acoplado una manguera aprovechando la bomba para rociar las calles con lejía diluida en agua, llegando a los rincones más difíciles. Al inicio de la crisis acudían cada cuatro días a Zuasti y una vez a la semana al resto de concejos. "Ahora la cosa está más relajada y vamos cada semana y cada diez días. Hemos contratado a otra persona para que haga la labor los días que no puedo yo", explica Ripa, que además, y también voluntariamente, se encargó de repartir cerca de 1.500 mascarillas a los alcaldes de cada uno de los 13 concejos para que las hicieran llegar a sus vecinos. "Nos ha venido bien. Como Ayuntamiento reconforta, hemos puesto los medios a nuestro alcance, cada uno en lo que podía, y nos hemos autogestionado. La gente está agradecida, lo valora".

Las mascarillas las recogieron de la farmacia de Marta Miramón, en Erice. También los dispositivos non touch que consiguió Pili Ibero, que además se encargó de buzonear después de preparar cuidadosamente, en su casa, bolsas con geles y guantes y todas esas mascarillas que al principio no llegaban. "Ha sido duro, pasamos muchos nervios, todos hemos trabajado en equipo. Aquí he tenido muchísimo trabajo, normalmente los que viven en Zuasti hacen sus compras en Pamplona o más cerca de donde trabajan, y al no desplazarse, muchos han venido a la farmacia. He hecho pedidos a domicilio también para que la gente más mayor no tuviera que salir de casa y puedan seguir con sus tratamientos", explica Miramón, que lleva 17 años con la farmacia en el pueblo.

Ibero, concejala de Iza, se ha encargado de la labor de comunicación. "Hemos creado grupos de WhatsApp y he ido mandando lo que recopilaba del BON, la FNMC, los periódicos, el Colegio de Enfermería, y las dudas que nos respondían desde el Gobierno de Navarra", relata. Los vecinos han preguntado sobre todo por las salidas, si pueden ser en familia, o por los desplazamientos en coche. "Nos hemos organizado bien dentro de nuestras posibilidades, que no son muchas, y la gente nos ha dado las gracias. Ha sido increíble cómo se ha volcado todo el mundo. Al final esta crisis ha sacado lo mejor de cada uno", coinciden.