eníamos ganas de volver a trabajar. La gente mayor que tenemos como única afición la huerta no hemos parado en todo el día. Había que mover bien la tierra para empezar a plantar cuanto antes", aseguraba ayer Juan José Yoldi Alcasena, de 68 años y vecino de Pamplona. Lo primero el tomate, que no falte.

También la alubia, el pimiento, la cebolla, el pepino, lechuga.. "Toda la planta de temporada que no podía esperar más. Y eso que hemos tenido suerte porque el estado de alarma ha coincidido con época de lluvias y había que dejar secar la tierra antes de sembrar. Ahora está muy bueno para pasar la mula. Es importante que no esté blanda", subraya este vecino de Pamplona que defiende ese trozo de tierra en la Magdalena como su mejor escapada.

"Aquí me entretengo, ver crecer las plantas me da media vida, y mi mujer también se distrae tomando el aire", asegura este jubilado que viene del sector de la industria metalúrgica. "El campo es diferente, no es tan duro. Sin tanta responsabilidad...", admite quien regentó su propia empresa. El confinamiento no lo ha llevado mal, por responsabilidad -indica- pero contaba los días para volver a trabajar. "Estaba todo bastante abandonado. Solo he venido al invernadero a recoger alguna lechuga y a dar de comer a los gatos", señala.

Al menos las patatas las pudo sembrar días antes de la pandemia. Además de la huerta, Yoldi también disfruta de sus dos nietos aunque estos días los ha visto desde el balcón de su casa. "Al menos los veíamos", asume feliz. Le operaron hace ahora un año y tiene la espalda más delicada por lo que este año ha decidido "coger ayuda". El joven de origen búlgaro Aleksi Yordanov trabaja de camionero pero en sus ratos libres le ayuda en las tareas más dura. "Me gusta la huerta, siempre hemos tenido en casa hortalizas y he aprendido el oficio", destacaba Aleksi con su mascarilla.

También en las huertas de Noáin desde primera hora de la mañana se escuchaba el ruido de las motoazadas. "Aquí había jaleo desde muy temprano. La tierra está algo húmeda pero bastante buena. Yo llevo todo el día, y mañana toca quitar malas hierbas y preparar los bidones de agua", destacaba Pablo Domingo, que tiene semillero propio y le encantan las piperras.

A este prejubilado, que por salud se ha cuidado de no salir más que algún día suelto para recoger cardo y acelgas plantados antes de la pandemia, le gusta poner diferentes tipo de tomate y lechuga, las alubias "en red"... y habla de cada una de ellas como si fuera un tesoro. "Yo a las plantas no les echo nada, todo es ecológico", admite quien utiliza fiemo de caballo aunque este año viene de tienda. La huerta es agradecida pero "hay que estar todos los días porque siempre hay trabajo".

"Hemos tenido suerte, ha estado lloviendo y ahora se está secando la tierra"

Hortelano