ra una vieja aspiración que ayer se materializó. Con aforo limitado a 20 personas y las primeras colas en el exterior, Traperos de Emaús estrenó tienda en el número 6 de la calle Merindad de Sangüesa de Burlada. 150 metros cuadrados dedicados a ropa, calzado, textil hogar y complementos. Hay vestidos y trajes de 10, 12 y 15 euros, ropa interior a un euro, bufandas y pañuelos a tres, jerséis, americanas y cazadoras por 10, bañadores a tres y seis -pieza suelta o completo-, faldas por cinco, blusas, camisas, pantalones y ropa de deporte a ocho, abrigos cortos y largos por 20 y 30 euros, y un buen surtido de prendas para bebé a un euro (tres si son abrigos) y para niños de 3 a 14 años. Mantas, cojines, almohadas, cortinas, toallas, sábanas, fundas nórdicas, colchas y edredones completan el ajuar de Traperos en Burlada, además de un buen montón de zapatos, zapatillas o sandalias. Todo de segunda mano, como nuevo. con estilo trapero y una consigna: si no lo necesitas, no te lo lleves. Si lo necesitas, ahí está de lunes a sábado de 10.00 a 14.00 horas.

"Los espacios de venta de Traperos no son solo espacios de venta", explica José María García, director de Traperos. "Aquí confluyen el cuidado de la naturaleza, la reutilización, la solidaridad como actitud política y el hecho de brindar vías para el ejercicio del consumo responsable. No hay que meter la compra por los ojos". García recuerda que la ropa es "uno de los bienes de consumo más escandalosos. Todos sabemos que a nivel global la industria textil es una de las más contaminantes y que genera muchísima explotación laboral". Y destaca "la barbaridad del consumo que vivimos, incluso en situaciones sociales como la actual, de incertidumbre y crisis". Solo este mes y solo en Pamplona y su Comarca, Traperos ha recogido 101 toneladas de ropa. "Los consumos se mantienen. Detrás está la naturaleza con sus medios y el capitalismo con su afán de ganancia. Y esta contradicción genera grandes problemas y dificultades. De alguna manera le pone fecha de caducidad al planeta y a la vida", advierte.

Por último, García reconoce que la idea de instalarse en Burlada les rondaba en la cabeza desde hace ya muchos años. Tras varias intentonas, en noviembre de 2019 alquilaron el local, una antigua pizzería en una zona transitada. "Burlada tiene su propia idiosincrasia. Tiene muchos grupos de clase media/baja, y nos parecía importante ofrecer en este espacio una vía de adquisición de bienes de primera necesidad a precios bajos", finaliza.

Raquel Irizibar es la referente en el rastro de Berriozar y coordinadora del resto de tiendas de Traperos en Pamplona. Dice que tanto en Triki Traku (la tienda de la calle Río Arga) como en Burlada "hemos intentado subir la calidad de la ropa. Hay de todo como en los demás rastros, pero la ropa de marca está más aquí". Asegura que había expectación en Burlada y durante los preparativos muchos vecinos se interesaron por la apertura. Y destaca que absolutamente todos los materiales de la tienda son reciclados. "No hemos comprado nada, ni un perchero. Son cosas que hemos sacado de la nave de Berriozar; maletas antiguas, cajones de cómodas, un perchero hecho con tubo de fontanería, mesillas, muebles... hemos reutilizado, pero siempre intentando mantener el gusto estético, ese estilo trapero, como nosotros le llamamos". Y Merche Morales, que acaba de cambiar el trabajo en la nave de Berriozar por la tienda, "para mí todo un caramelo", confía en que "ojalá esto funcione y la gente se conciencie de que Traperos ayuda a la gente y de que hay que reciclar". "Es el primer día y parece que a la gente le está gustando bastante. Hay ropa buena, de marca", aseguró.

Entre la clientela, por ejemplo la dominicana Ana Rodríguez, vecina de Ansoáin, compró unas zapatillas, dos cinturones y un par de sábanas para mandar a su país. "Hacía falta una tienda en esta zona. Pero hay que ponerle los precios un poquito más cómodos", reivindicó. Y la vecina de Pamplona Isabel Ziganda salió encantada. "He entrado para ver qué veía conforme a mis necesidades, y he encontrado ropa de muchísima calidad", decía sobre unas toallas "buenísimas" y un delantal. También necesitaba un bolso. Y dio con él. "He cubierto con mucho menos dinero lo que necesitaba. Y sé que detrás de esto hay 250 personas que de otra manera a lo mejor no tendrían un trabajo digno".

En Navarra. Traperos de Emaús cuenta con tres modalidades de recogida de objetos y materiales: los contenedores para ropa, los puntos limpios y la recogida domiciliaria puerta a puerta. Entre enero y julio han recogido 1.193.965 kilos, en su mayoría ropa y calzado de los contenedores habilitados para este fin: 826.918 kilos. Puntos limpios y puerta a puerta suman 367.047 kilos.

Por mancomunidades. Entre enero y julio han recogido 482.691 kilos de ropa en los contenedores de la Mancomunidad de la Comarca de Pamplona, que en junio sumó 95 contenedores a los 97 ya existentes; 60.947 en Mairaga; 85.004 en Montejurra; 75.229 en Ribera; 49.072 en Ribera Alta; 29.246 en Arga/Valdizarbe; 25.580 en Sangüesa; y 3.267 en Alto Araxes.

Evolución en Pamplona. En enero, febrero, marzo y abril la recogida de ropa en Pamplona y Comarca osciló entre las 45 y 55 toneladas. En mayo, en plena limpieza de armarios durante el confinamiento, ya se disparó a 74.518 kilos, con 104.323 kg en junio y 101.830 en julio.

"Confluyen el cuidado de la naturaleza, la reutilización y la solidaridad como actitud política"

Director de Traperos de Emaús

"Sé que detrás hay 250 personas que de otra forma a lo mejor no tendrían un trabajo digno"

Clienta de Traperos en Burlada