l Ayuntamiento de Pamplona ha puesto en marcha este verano proyectos de movilidad sostenible como el carril bici bidireccional que unirá la avenida de Bayona y la del Ejército con Yanguas y Miranda -a punto de finalizar- o la semipeatonalización de la calle Amaya. Y no han estado exentos de polémicas: el Consistorio volvió a autorizar el tráfico de los vehículos en Amaya días después de prohibirlo y, por sorpresa, anunció que el carril bici pasará entre dos hileras de árboles en Antoniutti.

Navarra Suma, que en la pasada legislatura -como UPN- hizo del Plan de Amabilización su principal caballo de batalla contra el equipo de Gobierno, recibe ahora las críticas por sus bandazos y aspectos técnicos de los proyectos. En definitiva, por "su falta de planificación".

El principal partido de la oposición, EH Bildu, asegura que "las diferentes actuaciones las están haciendo rápido y mal y haciendo caso omiso a lo consensuado con los grupos de la oposición en las escasas Juntas de Movilidad". La formación soberanista pide que el Plan de Ciclabilidad 2017-2022, aprobado en la anterior legislatura, debería "emplearse como el documento técnico de referencia para incorporar la movilidad ciclista en la ciudad". EH Bildu recuerda que el citado plan recogía las actuaciones que Navarra Suma está ejecutando, pero con diferencias: por ejemplo, en la avenida del Ejército y Bayona se planteaba eliminar uno de los carriles por sentido para incluir la infraestructura ciclista unidireccional.

El proyecto de Navarra Suma, sin embargo, elimina únicamente un carril en la calzada derecha y proyecta un carril bidireccional. "Como puede comprobarse, en nada se parecen las actuaciones con el documento elaborado por los especialistas", señala EH Bildu. A continuación, analizamos las distintas polémicas.

"Torpe, precipitada, nefasta"

Marcha atrás

A principios de junio se inició la semipeatonalización de la calle Amaya, una vía por las que pasan 20.000 vehículos al día. El Consistorio se puso un plazo de una semana y días después de finalizar tuvo que dar marcha atrás.

Las obras se dividieron en dos tramos. En el primero, entre las intersecciones con Cortes de Navarra y Emilio Arrieta, la intervención táctica estableció dos carriles: uno central de 3,25 metros de anchura que es para uso exclusivo del Transporte Urbano Comarcal y los taxis, y, contiguo a la acera más cercana a la Plaza de Toros, otro de circulación de vehículos de 3 metros de anchura.

En el segundo tramo, entre las intersecciones que marcan calle Arrieta y Baja Navarra, la intervención restringió de forma clara el acceso de vehículos: en un principio, solo podían acceder villavesas, taxis, ciclistas, vehículos de residentes de las calles Amaya, Leyre y Teobaldos, así como los usuarios de los aparcamientos de la Plaza de Toros y del Castillo. Es decir, los vehículos de uso privado no podían acceder. De esta manera, esa parte de Amaya pasaba de tener dos carriles para coches a contar con una única vía para los vehículos autorizados. Como consecuencia, las aceras se ensanchaban hasta los 3,40 metros.

Sin embargo, a los pocos días de finalizar las obras, el Ayuntamiento tuvo que echar para atrás y volver a autorizar el tráfico de todos los vehículos debido a los continuos atascos que se generaban.

EH Bildu consideró que "no se puede empezar la casa por el tejado" y aseguró que intervenir en la calle Amaya para ampliar la movilidad ciclista y peatonal "sin haber habilitado antes la subida del Labrit y la calle Cortes era un suicidio, una auténtica chapuza". Joseba Asiron afirmó que la gestión de Navarra Suma en materia de movilidad "está siendo torpe, precipitada y nefasta".

El PSN criticó "la política contradictoria y equidistante de Navarra Suma" y exigió explicaciones al concejal delegado de movilidad, Fermín Alonso, por "su mala gestión" que, según los socialistas, había generado "el caos". En la misma línea, el concejal de Geroa Bai, Javier Leoz, criticó la rápida marcha atrás porque "si pretenden que los vehículos abandonen una calle, o les damos varios días o no lo harán".

Por su parte, Navarra Suma defendió la rectificación porque solo se había "corregido un único aspecto" y añadió que "la ganancia peatonal de 1.200 metros cuadrados sigue ahí".

"Un modelo descatalogado"

Escasa protección

A finales de junio se presentó el carril bici de doble sentido que recorrerá Yanguas y Miranda y las avenidas del Ejército y Bayona para acabar en la plaza de Europa. El mayor cambio fue la pérdida de un carril para vehículos a motor en la avenida del Ejército y Bayona, sentido Iturrama y San Juan. La intervención táctica, con un coste de unos 200.000 euros, se llevó a cabo mediante el empleo de pintura, separadores y bolardos de color negro y rojo, según el peligro.

La escasa protección y la bidireccionalidad del carril centraron las quejas de los ciclistas. "El Ayuntamiento está creando carriles bicis bidireccionales cuando en Europa ese modelo lleva 20 años descatalogado", argumentó Xabier Aquerreta, policía municipal especializado en movilidad ciclista. Aquerreta explicó que una de las principales pegas de la bidireccionalidad era la incorporación de coches a la avenida del Ejército o Bayona desde las múltiples vías secundarias que las atraviesan perpendicularmente. "Cuando nos queremos incorporar a una vía miramos normalmente a la izquierda y si vemos que no viene nadie pues nos metemos", comentó Aquerreta. Pero ahora, debido a la bidireccionalidad, también hay que mirar a la derecha, algo a lo que no estamos acostumbrados: "Con este tipo de carril, si a un conductor se le olvida mirar a la derecha puede atropellar a un ciclista que viene en la dirección contraria", indicó.

Eneko Astigarraga, experto en movilidad sostenible, criticó la escasa protección del carril. La actual consiste en unos separadores negros de poca altura y unos bolardos flexibles de plástico. Eneko apostó por una separación física de mayor envergadura que proteja a los ciclistas: "Es necesario una pequeña mediana, una separación física con los vehículos. Entiendo que supone más dinero, pero es mejor que unos bolardos de plástico. Sin esa mediana, la sensación del ciclista es que los coches le van a comer", defendió.