- La Escabechina es el nuevo bar de pinchos en lata situado en el Monasterio de Urdax, 11. La idea, novedosa donde las haya por estos pagos, surgió en un viaje de los dueños, Paloma Jiménez Sánchez, Juan José Elorz González y Nerea San Román Apecechea, a Portugal. El proyecto del bar de pinchos en escabeche se planteó hace dos años y, aunque la obra del local duró 6 meses, el proceso hasta lograr dar forma al proyecto fue lento. "Teníamos previsto abrir antes", reconoció Paloma.

Los dueños, hosteleros desde hace 20 años, veían que el nuevo desarrollo del barrio de Iturrama necesitaba un bar. "Teníamos claro que queríamos montarlo aquí, pero queríamos algo diferente", señaló Paloma. Echaron mano entonces del concepto de lata que conocieron en el país luso, donde comprobaron que era algo muy típico. "Era muy curioso, había incluso menús enteros de latas", apuntó Juan José. Hicieron un recorrido por varias ciudades como Bilbao, Madrid, Barcelona o Donostia-San Sebastián para observar los diferentes tipos de elaboraciones para los pinchos y, así, crear un concepto entre tradicional y vanguardista para La Escabechina.

El cabeza pensante de la carta es el cocinero Ariel Sdrech Toscani, quien plasmó la idea de los jefes. "Tenemos pinchos, bocadillos, hamburguesas... y siempre usando las conservas como pieza principal", añadió Ariel. "Hay que dejarle tiempo, es un artista", manifestó Paloma. "Hace poco lanzamos un bocadillo de mejillones de lata, que tuvo mucho éxito", apuntó Juan José. Incluso no descartan añadir más novedades a la oferta, como croquetas sin freidora, porque son muchos los clientes que acuden a por esta especialidad: "¡Pero habría que patentarlo, eh!", dicen entre risas. Además, cada fin de semana en La Escabechina tratan de innovar con la carta con el objetivo de que los clientes se animen a degustar todo lo que ofrece el bar. Pero estos hosteleros no solo se limitan a ofrecer una apuesta culinaria diferente, sino que también disponen de vermú casero y cerveza de bodega.

La Escabechina abrió sus puertas el pasado 1 de marzo, 13 días antes de la declaración del estado de alarma y, "aunque el recibimiento en el barrio fue muy bueno", tal y como argumentó Paloma, tuvieron muchos momentos de nerviosismo como consecuencia del coronavirus: "Hay mucha inversión metida, por eso nos daba un poco de miedo", añadieron. Dado que es un bar muy joven, para ellos es un momento de incertidumbre absoluta, aunque "se trata de ir viendo". Ariel Sdrech añade que "la gente tiene cierto miedo" por la pandemia, pero Juan José Elorz aprovechó para agradecer la actitud del barrio. "Estamos encantados con los vecinos".

Tras el confinamiento, el 11 de mayo el bar La Escabechina volvió a la carga, con más ganas si cabe. "Después del ataque de histeria que pasamos en un principio, empezamos a trabajar nuevas ideas y a darle fuerza a las que ya estaban sobre la mesa", afirmaron. Ahora inician esta nueva andadura con la esperanza de que su apuesta consiga hacerse un hueco importante en la hostelería pamplonesa.

"Todos los platos tienen las conservas como ingrediente principal"

La Escabechina