sta semana se ha iniciado la temporada de caza de la becada en Navarra y con ella también se ha dado a conocer un proyecto pionero en el Estado que tiene su sede en Garralda (Aezkoa). Se trata de La Casa de la Becada, una iniciativa impulsada por el Club de Cazadores de la Becada que consiste en aprovechar una reserva cinegética de 2000 hectáreas para el estudio e investigación de la becada. Por tanto, no será un coto de caza al uso ya que, esta vez, no habrá ni escopetas ni muertes.

“La idea era que se usara como un laboratorio al aire libre para estudiar la biología de la becada, sus migraciones, su comportamiento y, sobre todo, la evolución a lo largo de los años para ver cómo la caza afecta a sus poblaciones”, aclara Miguel Minondo, miembro del Club de Cazadores de Becada. El proyecto comenzó a gestarse hace 5 años. Varios anilladores de este club visitaron con sus perros de muestra la isla de Vormsi, en Estonia. Allí, un grupo de cazadores italianos había adquirido los derechos de caza de manera que sirviera para estudiar el comportamiento de la becada y su evolución. “A nivel de Estado, vimos que podría trasladarse esta misma iniciativa a algún lugar y elegimos Garralda porque mi padre es originario de allí, yo cazo en el pueblo y es un buen sitio”, dice Minondo.

Desde entonces, el club ha conseguido hacerse con los derechos del coto de caza de Garralda y ha estudiado cómo impulsar un nuevo modelo de caza de becada sin muerte.

Una de las acciones contempladas en el proyecto es el anillamiento científico, una técnica que consiste en cazar el ave y marcarla con una anilla en su pata. “Capturamos becadas a la noche, cuando salen a los prados a alimentarse, y las marcamos con unas anillas metálicas. Con esto, anotamos sus características biológicas y también vemos si vuelven al mismo sitio, si vienen más o menos, si crían aquí…”, asegura Minondo.

Más allá de esta práctica, reservada a quienes disponen de un permiso, también se realizará de octubre a marzo un seguimiento de las poblaciones de becada mediante censos de perros de muestra sin que intervenga ningún arma. Esto contribuirá a poder realizar un conteo y comparar la evolución con el paso de los años.

Asimismo, el propósito del club es seguir marcando becadas con dispositivos de seguimiento por satélite, es decir, colocando una especie de mochila a la becada que emite señales captadas por un satélite y que aporta información sobre sus coordenadas. “Esto nos permite saber en todo momento en qué sitio están y qué viajes migratorios han hecho”, aclara Minondo.

Toda la información recopilada en La Casa de la Becada la trasladarán a la Sociedad de Ciencias de Aranzadi, con quienes tienen un convenio para que sus técnicos realicen artículos científicos. Asimismo, estará disponible a través de las Administraciones ya que, según comenta Minondo, su “trabajo de campo” sirve para promover tanto estudios científicos como ordenanzas adaptadas. “Se trata de que las Administraciones hagan normativas de caza siguiendo unos criterios científicos que permitan poder cazar la becada de una manera sostenible. Y no sólo eso, nos gustaría que el Gobierno de Navarra nos ayudara sobre todo en la compra de dispositivos de seguimiento por satélite, ya que toda la financiación ha sido con fondos propios del club”, añade.

En este sentido, el Gobierno de Navarra muestra su apoyo total a la iniciativa. “En las últimas décadas, el interés y la demanda por esta modalidad han crecido de forma progresiva y consideramos que es una apuesta muy interesante que cuenta con el respeto de los cazadores locales y que despierta ilusión en otros sectores socioeconómicos de la zona”, exponen desde el departamento de Desarrollo Rural y Medio Ambiente

Desde que Miguel Minondo se puso en contacto con el Ayuntamiento de Garralda para poner en marcha este proyecto, confiesa que han contado con muchas facilidades. Incluso con el club de cazadores local. Así, el Consistorio comenzó a reformular el acotado tradicional de caza en un diseño de coto sin muerte y sacó a subasta el espacio de 2000 hectáreas para un periodo de cinco años, con el condicionante de que no se pudiera matar. “Queremos revalorizar lo que más valor tiene en nuestro pueblo, la naturaleza y nuestro entorno, y convertirlo en un activo”, destaca el alcalde de Garralda, Gurutz Gorraiz.

De hecho, parece que La Casa de la Becada abre una puerta a la llegada de turismo estatal y puede contribuir al desarrollo de esta zona pirenaica, especialmente en la temporada de caza, que justamente es la más baja. Y no sólo la reversión del turismo en la zona es el único condicionante para elegir esta localidad, sino que la ubicación de Garralda es idónea para el paso de becada. “Garralda está en medio de uno de los corredores migratorios más importantes de Europa Occidental, además de que tiene un territorio forestal extenso y con muchas zonas de pastizal, que es donde la becada sale a alimentarse por la noche”, afirma Minondo.

Si la situación de la covid lo permite, pronto comenzarán a llevar a cabo sus objetivos. Porque todo suma y éste es un proyecto a priori beneficioso para todos: para Garralda, para la ciencia y, por supuesto, para los cazadores y la becada. “Un cazador informado tiende a respetar más a la especie que caza. No va a cazar más porque tenga más conocimiento sobre ella, sino que la aprecia más”, concluye.

“Un cazador informado tiende a respetar más la especie que caza”

Miembro del CCB

“Lo que más valor tiene en Garralda es la naturaleza y nuestro entorno”

Alcalde de Garralda