- Cumplir cien años de vida en tiempos de pandemia rodeada de la familia de residentes en el centro en el que habita, la residencia municipal San Vicente de Paul de Sangüesa, hizo que el aniversario de Isabel Zaratiegui Armendáriz fuera el martes uno de los más especiales.

Protocolos y medidas sanitarias por la covid-19 no permitieron hacer una fiesta como las que acostumbra a hacer la residencia en estos casos, pero a Isabel no le faltaron ni dulces ni flores. Por un lado, las de sus sobrinas y también las de la alcaldesa de su ciudad que, por la misma causa no pudo felicitarle en persona, pero las envió en nombre del Ayuntamiento y de la vecindad. Además, la plantilla se volcó para hacer de una fiesta íntima una jornada especial.

Isabel se mostró contenta, con la emoción propia del momento. "Estaba emocionada, muy agradecida con las enfermeras y el personal que le atiende y alegre con sus compañeros", declaraba su sobrina María Jesús Amatriain, tal y como se lo habían relatado. También a ella la pandemia le privó de abrazar a su tía ese día. Y es que Isabel, viuda y sin hijos, cuenta con el cariño de sus sobrinas (algunas octogenarias) obligadas a repartirse la visita por las medidas.

Isabel Zaratiegui nació y pasó su infancia y juventud en Uzquita-Leoz, pueblo de la Valdorba hoy casi despoblado, y que ella abandonó para establecerse en Sangüesa tras su boda con Félix Zaratiegui. De carácter afable, llevó una vida de calidad y disfrutó de la convivencia familiar y vecinal, de los eventos en la ciudad y guarda la sonrisa que lució en sus días de fiesta.