on el reto de romper estereotipos de género y de avanzar en la igualdad, diez mujeres de Falces y Funes han dado un paso al frente, se han puesto el buzo de trabajo, se han colocado el casco y han cogido el martillo y la paleta con determinación para adentrarse de lleno en el mundo de la albañilería y las reformas de interiores.

El programa, Mujeres Polimantenedoras, busca capacitar de manera profesional a las participantes en este sector, favorecer su inserción laboral y promover el emprendimiento y el empleo en sectores masculinizados. Se trata de una actividad promovida por el Ayuntamiento y Fundación Koine-Aequalitas en colaboración con Obra Social la Caixa.

Itziar Torres, trabajadora social y orientadora sociolaboral, es la responsable técnica y coordinadora del proyecto y, además, se encarga de impartir las competencias transversales junto con Gaizka Vizcay, que es integrador social y formador de gremios.

Tal y como explican, en coordinación con los Servicios Sociales de Base y con el SNE hubo una preselección para ofrecer esta oportunidad a las mujeres de la zona desempleadas de larga duración con dificultades sociales y laborales. "La idea es abrir el abanico de esos llamados trabajos masculinizados para que ellas también tengan oportunidades".

De hecho, Olga Esparza, funesina de 33 años, es una de las participantes y cuenta que su objetivo es formar parte de la brigada de Funes y, para ello, necesita tener conocimientos de mantenimiento y albañilería, "cosas que nunca nos han enseñado". Aunque pensaba que le iba a costar menos, "paso a paso, aunque sea despacio, al final las cosas van saliendo y aprendes de todo".

En cuanto al oficio que están aprendiendo, "me gustaría que se quitase esa idea de que es un trabajo para hombres y espero que no sea raro ver o hablar de mujeres albañiles".

Las sesiones, de lunes a viernes de 9.00 a 14.00 horas, son teórico prácticas, arrancaron en febrero y se alargarán hasta junio.

Itziar imparte las competencias transversales de cara a la búsqueda de empleo; cómo preparar una entrevista, cartas de presentación, CV, redes sociales, etc. Además, han trabajado el empoderamiento femenino, ha tenido sesiones de igualdad de género y han reflexionado sobre el papel de la mujer en la sociedad.

De hecho, el 8 de marzo se implicaron con los actos locales y colocaron cartulinas por el municipio con mensajes, repartieron pegatinas y hubo encuentros intergeneracionales por la calle; conversaron con las personas que se iban encontrando sobre la igualdad de género, retos a futuro, etc.

Todas ellas también han participado en sesiones con entidades de la zona como, por ejemplo, con Acción Contra el Hambre o el Consorcio Eder.

Por otro lado, y de la mano de Gaizka, se han formado en gestión de residuos, bioconstrucción, sistemas de construcción eficientes, albañilería, pintura, electricidad o riesgos laborales, y han aprendido a hacer replanteos y a presupuestar y calcular los materiales que necesitan. Además, en la parte práctica han empezado con la albañilería desde cero y, en la actualidad, están terminando de levantar un tabique que azulejarán y lucirán.

En estos meses, cuenta este formador, da tiempo a conocer el material, las herramientas y el manejo de las mismas y, sobre todo, a saber si el trabajo te gusta, "pero sería más interesante que el curso fuese más largo porque son muchos gremios en poco tiempo".

Además, el programa tiene una parte muy importante de acompañamiento social; hay atención personalizada con tutorías individuales en las que ven las necesidades de cada una y se les hace un diagnóstico. Por otro lado, y a nivel grupal, participan en dinámicas y asambleas para poner cuestiones en común.

Almudena Tejero, andaluza de 42 años que vive en Falces, es otra de las que se ha animado y cuenta que cuando le mandaron la carta con información sobre el proyecto la rompió porque el nombre le generó confusión. Después, cuando le llamó la asistenta social y se lo explicó, se lanzó a la piscina. "Estoy eufórica, estoy creciendo a lo grande porque no me veía capaz de nada, y mucho menos de levantar un muro, y al hacerlo me siento enorme, empoderada. Es cierto que todos o muchos lo ven como un trabajo de hombres pero nada más lejos, podemos con todo lo que nos pongan por delante".

El hecho de apostar por este gremio, cuenta Torres, "nace de un diagnóstico que dice que el sector de la construcción puede ser un nicho laboral donde a veces no se llegan a cubrir los puestos que demandan y es, además, una manera de ampliar las oportunidades laborales femeninas".

De este parecer es Yoana Jiménez, de Falces de 41 años. Aunque su padre y hermano son albañiles ella nunca había cogido una sola herramienta y ahora asegura que "pensaba que era más difícil, se me da bastante bien, será cosa de familia", ríe. Motivada y con ganas, afirma que este programa les ha hecho creer en ellas y "si hay otra edición, animo a todas a que se apunten".

De acuerdo con Vizcay, "siendo un trabajo propiamente de hombres, que ya de por sí es un hándicap, el curso no está remunerado y ellas vienen súper motivadas. Les damos caña, se van cansadas, pero se siguen esforzando, y eso es algo a poner en valor". Y es que, a la hora de trabajar "van cambiando su discurso; pasan de pensar que no van a ser capaces de hacer algo, a hacerlo y, con esfuerzo, a hacerlo bien".

Es el caso de Araceli Jiménez, falcesina de 25 años, que se enteró del curso en la peluquería. "Está siendo una gran experiencia, hay que cambiar el chip y pensar que, si un hombre puede hacerlo, una mujer también, e incluso más curioso y ordenado", comenta orgullosa e insiste en que "es muy importante también la ayuda que nos han dado para hacer el Currículum Vitae, el mío ha dado un cambio radical, y eso nos ayudará de cara al futuro".

Para que el resto de vecinos pueda ver el resultado, en mayo saldrán a la calle para embaldosar o pintar edificios públicos y así, dejar su impronta en Falces.

Para Araceli, lejos de generarle presión, "es motivo de satisfacción y orgullo".

Así piensa también Judit Giménez, otra falcesina, en este caso de 28 años que, el hecho de que su trabajo vaya a repercutir en el municipio le complace: "que vengan, que miren y que nos pregunten porque nosotras mismas pensábamos que no podíamos hacerlo pero, con ganas, sale todo".

Ella, comenta, se apuntó "porque es una oportunidad para encontrar trabajo y ampliar el abanico laboral". A pesar de que nunca había tenido contacto con este mundo "no me generó ninguna reticencia y, de hecho, no me arrepiento para nada. Estamos dejando bocas abiertas; es difícil cambiar la mentalidad o el esquema pero por algún sitio se empieza".

Se trata de la primera experiencia que hay en la zona, aunque la idea sería poder replicarla en otros lugares rurales "y eliminar esa segregación y división sexista del trabajo", apuntan Itziar y Gaizka que aprovechan para agradecer la ayuda de la brigada de Falces.

Por último, y sobre la posibilidad de una segunda edición, desvelan que están en reuniones para ver si es viable.

"Hay una parte muy importante de acompañamiento social y personal"

Coordinadora del proyecto

"Hay que eliminar la segregación y la división sexista del trabajo"

Integrador y formador de gremios

"Me siento enorme

y empoderada porque no me veía capaz de hacerlo"

Falcesina de 42 años

"Espero que un día deje de ser raro ver o hablar de mujeres albañiles"

Funesina de 33 años