os vascos han dejado un amplio legado histórico de emigración a América Latina. A finales del siglo XIX, el Valle de Baztan envió más emigrantes que las otras regiones vascas, en México bastantes dedicaron su vida a la panadería y el sector harinero y en concreto uno Pedro Mari Albaitero Irigoyen, fue el primero en hacerlo, el pionero.

En México, el pan y derivados de la harina, era alimento básico como ningún otro, incluso ahora, para una muy amplia población y en constante aumento. Lo advirtió Pedro Mari Albaitero y quienes le sucedieron en el gremio, con la ventaja de que en comparación con otras industrias no exigía una gran inversión inicial.

Albaitero nació en 1833 en Erratzu, en el Valle de Baztan (no consta el nombre de su casa puede que en el barrio de Azkarate) y hacia 1865 llegó a México. Hay escasa información sobre sus inicios, antes de 1869 no tenía panaderías pero a los diez años de llegar ya contaba con cierto prestigio pues un testimonio suyo daba fe (curiosa cuestión) de la eficacia de un cirujano austríaco de callos y verrugas en los pies (periódico La Sociedad, 2 de diciembre de 1864).

En 1865 casa con Luisa García Rejón y Piñón, que provenía de una familia de élite de Yucatán, en el sudeste del país. Su abuelo, Joaquín García Rejón, fue un destacado terrateniente, militar y político, uno de los primeros congresistas del Estado en 1823. Para Albaitero, la boda será la ocasión de lograr contactos para acceder a las élites de la capital ya que aún no podía contar con paisanos panaderos que simplemente no existían. Los siete panaderos vascos existentes que había en 1869 llegaron más tarde.

Las conexiones y la dote le ayudan a Albaitero a adquirir dos panaderías céntricas para 1869, cuando dos años antes no tenía ninguna. Pronto, se asociará con otro baztandarra, José Arrache, que casó con una hermana de su esposa en 1874. La boda de Arrache y la segunda dote fundirán familia y negocios entre los dos, que pondrán los cimientos para los baztandarras que llegan de su pueblo para buscar fortuna en México. En 1884, Albaitero llama a un sobrino de Erratzu, Juan Irigoyen Echartea, que se casará con su hija mayor. Los hermanos de Irigoyen, de Aldakotxea, Pedro, José y Francisco, luego generosos benefactores de su pueblo, llegan a México poco después para establecerse como agricultores y molineros.

Albaitero une materia prima y demanda urbana. En 1887, con Arrache establece dentro de la ciudad La Florida, el primer molino con maquinas a vapor que importan de Hungría. Hasta entonces, trasladaban la harina desde el exterior hasta las panaderías, pero así unen la producción de harina y pan dentro de los circuitos comerciales urbanos y abastecen a las panaderías propias y ajenas (El Tiempo, 21 de junio de 1887). La Florida abre un amplio esquema de producción urbana, y al siguiente año inauguran Los Gallos, primera panadería mecanizada de México, en un céntrico edificio al que la élite del régimen del presidente Porfirio Díaz acude a mojar sus bizcochos en fino chocolate (El Diario del Hogar, 10 de diciembre de 1889). En 1896, Albaitero y Arrache ya cuentan con más de once panaderías importantes, que surtían pan a numerosos comercios (El Municipio Libre, 17 de julio de 1896).

Albaitero ya es rico, viene a su Baztan todos los años hasta su muerte en 1950. "En Elizondo se recibió de Méjico la triste noticia de haber fallecido (...) don Pedro Albaitero Irigoyen, rico capitalista baztanés, hombre . emprendedor y protector de todos sus paisanos y especialmente los baztaneses que lo necesitaban por lo que su muerte ha sido sentidísima", escribirá un cronista de la época.

Él abrió camino a Braulio Iriarte (el "rey de la harina"), a los Ainciburu, Urrutia, Oteiza, Echandi, Jauregui, Larregui, Echenique, Perochena y Zugarramurdi, hasta ahora que siguen con gran éxito en el negocio harinero del país azteca.