Es ingeniero, el rugby le trajo a Pamplona y ha preparado más de 100.000 empanadas. Nada parece tener relación pero así es el periplo vital y profesional de Gabriel Domínguez Marinelli, Pichi desde que tenía 7 años. En un último giro de guión han llegado Las de Pichi, su sello de empanadas argentinas. Junto con su hija Charo -“su espíritu joven es el que me hizo embarcarme en esto”, dice el padre-, hace dos meses pusieron en marcha un obrador en el polígono de La Morea, junto a la rotonda del McDonald’s. “Los dos tenemos carácter. Nos llevamos bien porque somos exigentes y nos exigimos”. Con esa exigencia preparan sus empanadas para particulares y proveedores (bares y restaurantes). Con take away y delivery gratuito en Pamplona y Comarca.

Pichi llegó en 2003 de La Plata a Iruña para trabajar en la Federación Navarra de Rugby. “A nivel familiar ya teníamos una pequeña empresa en Argentina de pasta casera; raviolis, espaguetis...”. Después “acá las cosas se fueron dando” y las empanadas llegaron a su vida. En 2009 ya las vendía en las hípicas de Zolina y Añézcar, donde trabajó. Luego montó con Iñaki Vidaurreta el Saintwich de la calle Comedias, del que fue socio hasta 2020. Y siguió haciendo empanadas “en cantidad”. Es imposible llevar la cuenta exacta, pero sabe que ha elaborado más de 113.000.

La clave de la empanada está en un buen relleno, que se cocina “a fuego lento, dando el tiempo necesario de cocción a cada ingrediente”. Y se envuelve con la masa cerrando “bien para que su interior se mantenga jugoso, y meterla en el horno”. Las tienen de bacon con queso, la capresse, la clásica de atún, de espinaca, pollo o pollo al curry, carne picante o no, gambas, jamón y queso, cebolla y queso, de humita, roquefort, de setas o la nueva de bondiola. “Empanadas hay para todos los gustos... Siempre te van a salir buenas si utilizas una buena materia prima. Y también está la mano de quien las hace”, asegura.