Las multas de radar se han disparado en Iruña en 2022 y ya se han puesto más denuncias por exceso de velocidad que en todo 2021. De enero a marzo, los radares fijos del Ayuntamiento de Pamplona interpusieron 10.526 denuncias, un 47% más que en todo el año pasado, cuando se detectaron 7.144 infracciones. Es decir, en el primer trimestre de 2022 se pusieron 3.382 multas más que en todo 2021.
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El concejal de Seguridad Ciudadana, Javier Labairu, vincula el exponencial incremento de las multas con la instalación de los nuevos radares, que son capaces de controlar el paso de vehículos por hasta seis carriles y en ambos sentidos de la circulación. Por ejemplo, la cabina de la cuesta de Beloso, situada en los dos carriles que descienden hacia Burlada, también vigila a los conductores que suben a Pamplona.
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Los nuevos detectores de velocidad entraron en funcionamiento en noviembre de 2021 (496 infracciones) y enseguida mostraron su eficacia porque en diciembre se cuadruplicaron las denuncias (2.167) y supusieron el 30% de todo 2021 (7.144).
Labairu defiende que el Ayuntamiento no busca recaudar dinero de los ciudadanos y que los radares sirven para que los conductores pisen menos el acelerador. "Los controles son una de las mejores formas que tenemos para que la gente corra menos. No tenemos ningún afán recaudatorio, sino todo lo contrario, buscamos moderar la velocidad. Esperamos que la situación se normalice", subraya.
Cabinas vacías
En el primer trimestre de 2022, detalla Labairu, seis radares no han estado en funcionamiento porque las cabinas estaban vacías. En concreto, en la avenida San Jorge a la altura de la estación de tren, en la avenida de Aróstegui, en el túnel en la intersección de las avenidas Navarra y Pío XII, en la avenida Navarra a la altura de la Estación de Servicio Iturrama, en la calle Juan Pablo II y en la avenida Pío XII. "Solo algunos radares son compatibles con las cabinas y por eso se realiza la rotación", matiza Labairu.
Se rompe la tendencia
Los datos provisionales de 2022 rompen la buena tendencia de los últimos cuatro años, en los que parecía que los pamploneses habían levantado algo el acelerador. En 2018, por cada 1.000 controles se pilló a 4,26 conductores y en 2019 se cazó a 3,42. En 2020 y 2021 el ratio siguió bajando y se situó en 1,86 y 1,2 respectivamente. Sin embargo, las cifras de los radares móviles son más elevadas y hacen pensar que la pillería es el pan de cada día. En 2019, se produjeron 9,12 infracciones por cada 1.000 controles, en 2020 bajó a 7,84 y en 2021 ascendió a 11, 31.
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Además de los radares fijos, Policía Municipal patrulla con radares móviles por toda la ciudad. Sin embargo, existen 54 puntos que vigilan con más frecuencia y dos son "proridad absoluta", Se tratan de la avenida Cataluña, que va desde la UPNA hasta el campo de fútbol del Soto Lezkairu, y la calle Valle de Egüés, que va desde el Seminario hasta Mugartea.
