En este verano de vuelta a la casi normalidad, la Virgen de Erkuden regresó el domingo a su ermita de Ulaiar, otro motivo de fiesta en Altsasu y más después de dos años de espera. Cómo manda la tradición, realizó el recorrido en andas, unos 3 kilómetros por Larrezabal y Beikolar antes de llegar a la antigua N-1, donde se acabaron las sombras, que ayer se agradecían especialmente. Pero era una tarea que se cogió con gusto, y diferentes fieles se turnaron, siempre con voluntarias dispuestas a llevar a la imagen. Lo cierto es que la virgen de Erkuden goza de gran devoción en Altsasu, la amatxo que protege desde Ulaiar, y son muchas las altsasuarras que llevan su nombre. 

La Virgen de Erkuden regresó a su ermita en andas. N.M.

Llegada la comitiva a la ermita, donde le esperaban muchas más personas, se ofició una misa al aire libre. Cumplida la parte religiosa, llegó el momento de almorzar. De la bebida se encargó el Ayuntamiento, que repartió vino y agua. Si bien las tazas de plata corrieron de mano en mano, que según la creencia popular protegen de contagios, también fueron muchas las personas que optaron por vaso de plástico. 

Tampoco faltó vino, a cuenta del Ayuntamiento. N.M.

El otro ingrediente imprescindible en las fiestas de la villa es el Zortziko. Aunque costó, no faltó uno, y además de mujeres, con Aitziber Etxaiz a la cabeza. No en vano, es una de las antiguas dantzaris que enseña a los y las quintas a bailarlo para Santa Águeda. Y cogió a otra mujer, Belén Rubio, la ermitaña de Erkuden, que tiene la ermita que da gusto verla. Así, buscando la sombra y en torno al puesto del vino se pasó la mañana en la otra romería de Altsasu, menos multitudinaria que la de San Pedro pero cita ineludible para muchos y muchas altsasuaras, que se reúnen en cuadrilla o en familia. 

Esta ermita era la iglesia de Elkuren, una población desaparecida en el siglo XIV. En 1797 se le añadió un cubierto. La imagen original fue robada a principios del siglo XX y sustituida por otra traída de Valencia. Hace unos 30 años Venancio Amillano talló la imagen actual.