Imposible verlo en una tarde, ni en dos. Más que una representación de aquel Belén del año 0, es un diminuto mundo al que no le falta ningún detalle. Cada figura, cada ventana, cada casa o cada esquina esconde una escena repleta de guiños y de elementos naturales que hacen único este Belén. Como cada año, una docena de cascantinos y cascantinas de todas las edades han creado un pequeño mundo para representar el nacimiento de Jesús y todo lo que rodea al acontecimiento, con escenas tradicionales, elementos que no pueden faltar y novedades que hacen alusión a la propia localidad. Todas las tardes durante mes y medio suben a la basílica del Romero para crear la escenificación de aquel Belén donde no falta nada, ni las castañeras, churreras, mercados, fuentes o columpios para los más pequeños. Con 45 metros cuadrados, unas 180 figuras (30 de ellas con movimiento) y cuatro alturas diferentes, el Belén del Romero de Cascante es una tradición cuyo inicio se desconoce y que en la zona del coro ha encontrado el mejor acomodo para los cientos de vecinos y vecinas que suben a verlo desde el pasado 4 de diciembre.

Belén gigante de Cascante (I)

Belén gigante de Cascante (I) Fermín Pérez Nievas

Pili Fernández, Silvia Ruiz, José Antonio Gómez, Lucía Calvo, Loli Calvo, María Luz Cameros, María Jesús Romeo, Yolanda Gómez y María Úcar son quienes, desde hace más de 20 años, se encargan de mantener viva esta tradición, a los que este año se han unido los jóvenes aprendices Daniela Úcar, Eder Latorre y Enzo Gorrindo. Además las responsables de la basílica, María Carmen Remiro y Anselma Jiménez también les echan una mano.

“Al segundo o tercer año de volver de la universidad me enganché y no lo he dejado”, explica María Úcar, profesora en el centro 0-3 años de Cascante. “Lo más difícil es hacer la planificación de cómo lo vamos a hacer y poner el agua. A partir de poner el agua hay que estructurar el Belén y eso es lo más complicado, planificar cómo va a ser. El inicio, qué casas usar, qué escenas crear, dónde colocar las figuras en movimiento… pensar en la estructura”, analiza Silvia Ruiz.

Belén gigante de Cascante (II)

Belén gigante de Cascante (II) Fermín Pérez-Nievas

Este año el río, que se colocó el pasado mes de octubre, tiene dos vertientes, una la habitual con sus cascadas, su lago donde le esperan los pescadores con peces auténticos y sus puntos claves, (como el molino), y una segunda que es una fina catarata sobre unas cuevas que recuerdan un poco a las que hay tras la basílica del Romero, en la zona de Santorcaz.

No podían faltar las escenas de pueblo, la castañera, la churrera, los puestos del mercado, los rebaños de ovejas, una manada de gansos, los pastorcillos que van a Belén… En este mundo de figuras los niños y niñas además de contar con un espacio de juego en la plaza del pueblo y de sus columpios, tienen también una escena nueva de escuela, con sus pupitres y su maestra.

"Un niño se quedó mirando como si quisiera meterse dentro, pensé: '¡ya está!' esto compensa todo el trabajo"

Silvia Ruiz - Voluntaria que ha trabajado en el Belén de Cascante

Pero si algo caracteriza al nacimiento son los elementos naturales que le rodean, hasta el extremo de que desde el huerto que cultiva una de las figuras hasta los peces que nadan en la corriente de agua, o los olivos que una de las figuras varea, son completamente naturales. El mozo que pisa uvas, el burro del trujal que hace aceite a la antigua usanza o la pareja que ataviados con manta y vara hacen la recolección de la aceituna de olivos naturales, al tiempo que realizan también un guiño a las labores agrícolas de Cascante y de toda la Ribera. “Todo lo que podemos lo ponemos natural. Los troncos que usamos llevarán 15 años, piedras, pizarras, ladrillos, bovedillas... Los olivos nos los trae un agricultor y nos trae todos los años olivos del campo en una maceta, le dijimos que trajese un poco más hechos para que pareciera más real y nos lo trae que parece un bonsai, el trigo natural que cada semana hemos de segar para que no crezca demasiado”, explica María. En el huerto el cardo está hecho con trozos de cactus, también las lechugas, los tomates son reales, las zanahorias de plastilina... “usamos también los restos de poda de la brigada”, concluye.

Belén gigante de Cascante (III)

Belén gigante de Cascante (III) Fermín Pérez-Nievas

Imán para adultos, ancianos, jóvenes, adolescentes, hombres y mujeres de todas las edades y condición, si alguien disfruta de verdad son los pequeños y pequeñas de Cascante. Silvia Ruiz explica que por las tardes “cuando estamos de guardia enseñando el Belén les contamos las escenas y narramos cuentos con las figuras y se quedan atónitos. Eso es lo bonito de las tardes, que hacemos cuentos”. Pese a todo, son muchas horas viendo pasar gente, por lo que Silvia reconoce que “a veces te saturas”, aunque cuando eso sucede recuerda cómo “un año me quedé por la tarde y vino un pequeño. Se quedó al pie de la escalera de acceso al Belén con una cara tremenda de sorpresa, de asombro, como si quisiera meterse dentro. Pensé, ‘¡ya está!’ Todo el esfuerzo y trabajo hecho vale aunque solo sea por este momento. Compensa. Me acuerdo siempre de ese chico y de mucha gente que viene de fuera solo para ver el Belén”