15 años han pasado ya desde que un grupo de jóvenes de en torno a los 20 años decidiera movilizarse para crear en Andosilla una peña, una institución que no había existido hasta entonces, con el objetivo de dinamizar y proponer actividades que movilizaran a la población; así nació y dio sus primeros pasos El Motarrón Virgen de la Cerca, aunque todo el mundo la conoce simplemente como El Motarrón, entidad que en la actualidad cuenta con más de 450 socios. Aunque la peña tiene afán interdisciplinar y pretende promover actividades deportivas, culturales y lúdicas, lo que triunfa, explican sus integrantes, son los eventos festivos.

El nombre no deja lugar a dudas y hace referencia a un término municipal y a la patrona, y en cuanto al logo, “dividido en cuatro, incluye a todos y a todo; aparecen los vecinos, el vino y una parte del escudo de la localidad”.

Los integrantes

La junta a día de hoy la conforman 15 personas y, aunque tienen cargos designados por cuestiones burocráticas, “todos vamos a una”. Las reuniones organizativas, cuentan, son los domingos, y ahí están vecinos que llevan en el equipo gestor entre 12 y 13 años y gente que entró antes de la pandemia; “siempre intentas renovar, pero es verdad que a veces cuesta”.

Aunque el origen de El Motarrón es juvenil ahora mismo hay socios de edades muy dispares; a la entidad pueden acceder los mayores de 18 años o los que tienen entre 16 y 18 pero con un consentimiento explícito de los padres. Además, los hijos e hijas de los socios también pueden asociarse sin pagar, por lo que ahora mismo hay desde bebés hasta personas de más de 60 años.

A los nuevos socios, señalan, se les da un pañuelo y una camiseta roja serigrafiada y después está la posibilidad de adquirir una sudadera. Además este año, exponen, han llegado a un convenio con Caja Rural y, quienes paguen la cuota por ahí, recibirán un polo blanco y una chaqueta roja.

De acuerdo con los integrantes de la junta, “mantener activa la peña es muy importante puesto que, ya que somos un pueblo pequeño, lo movemos y proponemos alternativas; es una forma de generar ambiente y de incentivar a la gente”. Además, “normalmente los vecinos responden bien; está claro que la novedad funciona y que cuando algo ya es repetitivo tiene menos tirón”.

Para ellos, a pesar del esfuerzo que supone y de tener que dedicarle muchas horas de su tiempo libre, “es algo que merece la pena y que lo hacemos, porque nos gusta e ilusiona”.

Intenso calendario

Con la pandemia ya a un lado, ahora van a cambiar de local; están buscando la sede en la que asentarse y realizar las múltiples actividades que desarrollan a lo largo de todo el año salvo los meses de verano.

De hecho, en enero empiezan fuerte con las fiestas en honor a San Sebastián. El sábado, apuntan, hacen una comida y, además, los socios tienen importantes descuentos en los abonos para los conciertos del pabellón (también pueden adquirir un bono solo para el fin de semana). Además este año celebraron San Antón con una gran hoguera. “Las cosas que organizamos son para todo el pueblo, por supuesto, pero es cierto que el hecho de ser socio tiene sus ventajas”.

En febrero, en Carnaval, realizaron una comida y salieron de ronda con la txaranga por los bares del municipio y en marzo, desvelan, organizarán una comida con menú de sidrería en la propia localidad.

En abril repetirán por segundo año consecutivo y celebrarán una capea, y el 6 de mayo volverán a hacer un almuerzo a las 10.00 horas en la sede; bocadillo de tortilla de txistorra (o chorizo) con panceta para después ir a la romería de Santa Cruz.

En junio, el día 17, llegará la celebración del aniversario que coincidirá con el Día de la Peña. Aunque aún tienen que cerrar la agenda, lo que no faltará seguro será una gran comida y varias actuaciones musicales.

Tras la pausa veraniega, en septiembre llegarán las fiestas patronales del 7 al 13, “los días más intensos del calendario”. Como marca la tradición, celebrarán un almuerzo para después ir juntos al chupinazo y el resto de días, en local, un grupo de personas se encargará de preparar el vermú. También habrá un día reservado para ellos, en este caso el domingo 10, para celebrar el Día de la Peña con una comida y cena, y con el Grand Prix en la plaza de toros, evento para el que prepararán unos suculentos bocadillos para merendar.

En torno a estos días los miembros de la junta no pueden evitar hablar del chupinazo que lanzaron en 2018 con motivo del 10º aniversario; como no podían subir todos al balcón, invitaron a las personas que a lo largo de todo ese tiempo habían formado parte de la junta.

Y ya en octubre, y aunque aún tienen que ver cómo gestionarlo, quieren celebrar en una kintada multitudinaria ya que en 2022, explican, fueron muchos los grupos que se juntaron y se creó un gran ambiente. “Estaría bien impulsarlo y que se instaurase en el calendario local”.

El resto de los meses, sin olvidar que también colaboran con otras entidades y actividades locales como, por ejemplo, la carrera popular, el trail y jornada la gastronómica además de formar parte de la Comisión de Festejos, los tienen que cerrar.

Aunque el futuro aún está por escribir, los integrantes de la junta de El Motarrón esperan poder celebrar otros 15 años más; “en un pueblo es un lujo tener algo así. Ojalá haya gente que siga implicándose porque que es muy necesario”, concluyen.