El cuadro La Heroína. Alegato a la vida de doña Ana de Velasco ha vuelto a casa y es que, tras un largo proceso de restauración y estudio, desde hace unos días luce radiante en las paredes del zaguán del castillo de Marcilla, un espacio en el que antaño ya estuvo colgado. De hecho, la consejera de Cultura y Deporte, Rebeca Esnaola, le entregó la obra al Ayuntamiento de la localidad que lo tendrá en depósito temporal durante 12 años prorrogables.

El lienzo barroco de 373 x 212 centímetros, que se ha interpretado como un homenaje a Ana de Velasco que en 1512 evitó que las tropas castellanas derribasen el castillo de Marcilla, fue adquirido en 1983 por Gobierno de Navarra al heredero del Marquesado de Falces y estuvo custodiado en el Museo de Navarra.

De acuerdo con Esnaola, “esto es una oportunidad para vecinos y visitantes; para aprender mucho más sobre la obra y para poder disfrutarla. Es una de nuestras preocupaciones y tareas como Gobierno la conservación, la puesta en valor y la difusión del patrimonio histórico”.

Allí también estuvieron, entre otros, el alcalde Mario Fabo, que aseguró que “ha llegado el día de tener el cuadro en las dependencias de Marcilla. El castillo de Marcilla, nuestro castillo, va vistiéndose y luciendo con más esplendor si cabe”.

Alicia Ancho, jefa de restauración de la Institución Príncipe de Viana y que lleva muchos años intentando recuperar el patrimonio de la fortaleza en la medida de lo posible, afirmó que “por fin podemos ver el cuadro aquí, en un espacio que lo acogió durante años y después de una restauración que ha sido muy intensa”. Aunque explicó que dudaron si colocar la pieza de arte en la escalera, “lo cierto es que lo descartamos por motivos de conservación. Además, hemos llevado a cabo exhaustivos estudios para ver si hubo cambios o si había alguna firma escondida, pero no hemos encontrado nada”.

Y por último Amaia Vicente, licenciada en Historia del Arte que ha llevado a cabo un estudio histórico y artístico, explicó brevemente las principales escenas de la obra.

Recorrido de la obra

Tras la adquisición del cuadro, se desmontó del bastidor, se engasó y se enrolló con motivo del desalojo del edificio del Museo de Navarra por las obras de renovación de finales de la década de los 80 del siglo XX. Del Museo de Navarra se trasladó al Monasterio de Irache donde se conservó hasta la reinauguración del Museo en 1990, cuando volvió al almacén del museo donde permaneció enrollado. Después de más de 30 años embalado, en 2022 se decidió iniciar su restauración de la mano de la empresa CYRPA.

Los misterios del cuadro

En la documentación previa se apuntaba a que este cuadro podía representar la famosa escena de la protección del castillo de Marcilla por parte de Ana de Velasco en 1516; parece relacionada por la presencia en el sepulcro del escrito AUNQUE MUERTA VIVE, una cita vinculada a Ana de Velasco. Sin embargo, el estudio histórico partió del análisis heráldico para conocer la identidad del protagonista, y las armas revelan que este escudo no podía pertenecer a Ana de Velasco por la presencia del toisón de oro, que nunca se concedió a una mujer.

“Estas armas representaron a la familia Lannoy, un linaje procedente de Francia, y resulta bastante probable que esta escena represente el asedio de Pavía en la que Carlos Lannoy, al servicio del emperador Carlos V, consigue la rendición de Francisco I de Francia”.

Por último, y en cuanto a la incógnita de cómo llegó la pieza a Marcilla, desvelaron que “resulta complicado explicar cómo acabó esta representación de la batalla de Pavía (1525) en las salas del castillo de Marcilla. La investigación, elaborada al unísono con la restauración, vincula esta obra con otras 3 existentes en el mismo inmueble y que han seguido paraderos diversos”.