El pasado mayo hizo diez años del primer concierto en Oteiza de La Mala Pékora. “Todo empezó en un concierto de los Zopilotes en Cirauqui y pensamos: ‘nosotros también podemos hacer algo así’”. Desde entonces, comenzó una espiral que les ha llevado a realizar 200 conciertos a -a pesar de la pandemia- a esta grupo de músicos y cantantes genuinos y dispares, que no pierden nunca las ganas de actuar en directo; tampoco las risas y el cachondeo que acompañan sus encuentros. “En realidad nos dedicamos a la música para tener una excusa y poder marcharnos de casa”, aseguraba con sorna Jesús Martínez de Morentin ( Pitojo), uno de los 4 trompetistas. 

Así que, otro buen motivo para moverse, está siendo la salida de su tercer disco God Save Chuchín, “otro pildorazo o chute de energía para dejarse la garganta y mover hasta el tuétano”, asegura Juan Solchaga, el arreglista y acordeonista del grupo, quien define el trabajo como un disco que asume la fórmula del marichi-rock “con versiones aceleradas, alegres, alocadas y coros desafinados con pacharán de garrafa: grandes temas nacionales y algún tema propio”. Es el caso de Bendecís la guerra, toda una ranchera rock de crítica a la jerarquía espiscopal. 

Y además de salir de casa, tampoco descartan dar el pelotazo y que alguno de sus temas se convierta en canción del verano como en los tiempos de Georgie Dann: “esperamos que el disco esté disponible ya en todas la plataformas como Spotify y, desde luego, esperamos estar y oír los temas en las fiestas de toda Navarra, comenzando por los Sanfermines”

Y para ello, el abanico de versiones de La Mala Pékora tiene varios mimbres: arrancan con El rey del Pank basada en la canción de Dinarama, pero se atreven también con la Oreja de van Gogh, Platero y tú, Potato, Rotten XIII, los Sex Pistols o Joe Armstrong. “Son versiones que nosotros las destripamos y las llevamos a nuestro terreno” asegura Txus Martinez de Eulate, letrista y uno de los cantantes del grupo junto con Pantxo Coiro, además de Juan Solchaga, Ander Aedo, Iñaki Urriza, Iván Arellano, Koldo Montoya, Pitojo, Félix Etxeberria, Nicolás Chasco, Juan Fernández y el técnico de sonido Goio Barandalla, que grabaron God Save Chuchín en los estudios Iman de Oteiza, con masterización de Fran Ramírez. 

Tras el recorrido que les ha dado la participación en más de 200 conciertos, sienten que ellos también han evolucionado: “partimos desde un estilo mexicano y ahora introducimos más el rock en los temas”, aseguraba Solchaga. Una evolución que ha tenido tres momentos claves. El concierto del Nafarroa Oinez fue uno, pero también su participación en el Iruña Rock y “el concierto de teloneros del El Drogas en Estella donde notamos que hemos crecido”. 

 También su público ha evolucionado, si “antes nuestros conciertos eran de gente de mediana edad, ahora vemos más gente joven y es que en las redes sociales notamos que llamamos la atención de otra gente y que nuestro público juvenil está creciendo y vienen a los conciertos y se saben ya nuestras letras”, aseguraba el batería del grupo, Iñaki Urriza, en uno de los pocos momentos sin chistes y risas de la entrevista. “El otro día unas mujeres nos pidieron una foto y nos dijeron que nos habían conocido por sus hijas, y es que estamos alucinando y encantados con la gente joven que viene también a nuestros conciertos” aseguraba Pantxo Coiro, el otro cantante del grupo. 

Otro de los misterios de La Mala Pékora es el origen de los integrantes no puede ser más variado. “Unos venimos de orquestas, otros de charangas, otros de grupos de folk y de rock, eso sí, somos una mezcla de gente sin complejos”, aseguraba Solchaga, el arreglista del grupo que “propone temas pero pone muchas pegas a las ideas de los demás”, aseguran varias voces; “aquí también funciona el silencio administrativo, así que hay ideas que se quedan en el limbo y otras que pasan”, se defendía Solchaga. En este sentido, Pantxo Coiro afirmaba que “tenemos en el baúl como para hacer cinco discos con las canciones propuestas y desechadas”. 

Ya el nombre de su último disco God Save Chuchín, es toda una declaración de intenciones del talante de este grupo, que valora la importancia de los músicos y cantantes en la fiesta navarra, como es el caso de Chuchín Ibáñez “es un tipo único, alguien campechano y buena gente que se hizo el propósito de vivir de la música y lo consiguió y hemos querido lanzarle este homenaje en el título del disco”. Y es que entre los grupos de referencias de La Mala Pékora, aparecen varias veces los nombres navarros como Los Zopilotes Txirriaos y Kojón Prieto y los Huajolotes, “fueron nuestras referencias y posteriormente fuimos buscando y encontrando nuestro propio estilo”.

 Al igual que Raimundo el Canastero, otro grupo en boga en Tierra Estella, su fuerte está en los directos, que vienen precedidos de serie, por el buen rollo de los componentes: “preferimos un sonido menos perfecto si lo que perdemos es en el buen ambiente del grupo”, aseguraba Urriza. Y es que los conciertos de esta banda son especiales: tienen su propia denominación de origen por gamberros y llevan marca navarra-mexicana de lo que es una fiesta. Hay, eso sí, una puesta en escena más calibrada: “nuestros directos van creciendo para acabar buscando un pequeño apoteosis. Si nosotros lo conseguimos es porque, abajo la gente, se lo están pasando bien y ese será también nuestro éxito”, además, claro está, de sacar una canción para este u otro verano, y de tener una buena excusa para irse de casa; ¿verdad, Pitojo?.