La vuelta al cole este año en Marcilla será diferente; ni mejor, ni peor, pero sí distinta. Y es que el tridente directivo del colegio San Bartolomé se ha despedido tras años al pie del cañón por un buen motivo, la ansiada y esperada jubilación, y nuevas caras serán las que ocuparán estos cargos. 

Rocío Landívar Adot, de 60 años y directora, cuenta, concluyó su etapa profesional el pasado 2 de julio, algo que el curso anterior había hecho Mª José Roque Boneta, jefa de estudios, y también algo que en los próximos meses espera hacer la secretaria hasta este 2023 Mª Antonia Díaz Sádaba. 

Rocío, explica, empezó a trabajar en 1987 “y estuve dieciséis años dedicada a la enseñanza de Lengua e Inglés en 6º, 7º y 8º de EGB (un año en Valtierra, doce en Peralta y tres en Falces). Posteriormente, desde el 2003 y hasta el 2006, fui profesora tutora del alumnado de 3º y 4 º de Primaria en el colegio de Peralta, y en el 2006 vine a Marcilla como tutora de 6º. Fue en julio de 2008 cuando me nombraron directora, y hasta ahora. Al principio, quiero nombrarla también, estuve con Juana Mª Laparte como secretaria”.

En el caso de Roque, “comencé a trabajar en 1985 haciendo distintas sustituciones hasta que llegué a este centro en 1986 como profesora de Inglés y Música para 6º, 7º y 8º de EGB. En 2008 asumí la jefatura de estudios con Rocío, y hasta el curso pasado”. 

Y Mª Antonia fue la que primero llegó al colegio ya que lo hizo en 1982 como profesora de Educación Física. Además, en su caso, ejerció como jefa de estudios durante doce años antes de tomarse un descanso y de volver un tiempo después al equipo directivo del que acaba de despedirse.

Las tres docentes se despiden de todos con un mensaje en la pizarra de un aula del colegio María San Gil

Las tres, orgullosas de sus carreras, aseguran que “volveríamos a elegir esta profesión. Somos profesoras por vocación. Nuestro trabajo como docentes merece la pena y siempre compensa. Todo vale la pena por ese ‘Te quiero, seño’, por esas caritas sonrientes, los abrazos llenos de ternura, o los dibujos realizados con cariño”.

Constante evolución

Desde el equipo directivo, un papel que, a pesar del sacrificio extra creen que merece la pena, han intentado inculcar valores de convivencia, respeto, tolerancia, solidaridad, igualdad, compromiso, esfuerzo y responsabilidad; “para ello se desarrollan actividades y dinámicas de cohesión de grupo, trabajo cooperativo, y talleres internivelares”. 

Ahora, y echando la vista atrás, cuentan, “es evidente que la educación está en continua evolución, pero desde la integración de las NNTT en la enseñanza ha habido un cambio brutal”.

De hecho, recalcan, “la metodología de enseñanza es diferente, está basada en rincones, grupos de trabajos y estaciones de aprendizaje con el fin de que todo sea más competencial y de que aprendan a aplicarlo en su vida cotidiana. La participación de las familias en el desarrollo de las actividades del aula está aumentando y es un punto a destacar. Además, los espacios del centro se están adaptando a estos cambios metodológicos y el próximo curso se va a poner en marcha el aula Ikasnova o aula del futuro”.

Nuevos retos

Aunque echarán de menos ir al colegio cada día, esperan disfrutar al máximo de esta nueva etapa; “tenemos muchos hobbies y ahora disfrutaremos de aquellas actividades a las que no le hemos podido dedicar todo el tiempo que hubiéramos querido: viajar, leer, actividades deportivas, vida familiar y social, etc”.

El colegio, además, “se queda en buenísimas manos. Mujeres, de nuevo, al poder. El equipo lo va a liderar María Larumbe Caballero como directora, Elena García Martín como jefa de estudios y Edurne Arnedo Díaz como secretaria; es un equipo joven, pero con mucha experiencia, mucha ilusión, buenas ideas y principalmente, con ganas de trabajar”.

Por último, y antes de acabar, agradecían el trato de los consejos escolares con los que han trabajado, de las Apymas, los Ayuntamientos que han pasado a lo largo de los años, de los profesores con los que han estado al pie del cañón, así como del personal no docente (bedeles, administrativos y personal de limpieza). Tampoco quieren olvidarse de las asociaciones con las que han colaborado y realizado numerosas actividades como Alnus, el grupo de scouts Gundemaro, los gigantes, la banda de música, las amas de casa o la sociedad Ana de Velasco “así como muchos vecinos que, a título particular, nos han echado una mano en todo aquello que han podido”.