Todo el mundo ha fantaseado al menos una vez en la vida sobre como sería la casa de sus sueños y el trabajo perfecto. Hay quien hace sus sueños realidad, y quien por lo contrario, se conforma con lo que la vida le otorga. En el caso de nuestro protagonista de hoy podemos decir que, de momento, no ha cumplido ni lo primero, ni lo segundo, pero que ya está plantando las semillas para que un día pueda decir orgulloso que vive dónde y cómo siempre soñó y haciendo lo que más le gusta.

Se trata de Adrián Campos Irisarri, un joven vecino de Garinoain que el pasado mes de junio terminó sus estudios de grado en Bellas Artes y recientemente ha comprado una iglesia románica del siglo XIII en el pequeño pueblo valdorbés de Uzquita para restaurarla y convertirla en su estudio de arte.

Adrián se define como un amante del territorio, también de lo antiguo, del patrimonio y de la Valdorba en general. Además, admite que lleva "pintando y dibujando iglesias toda la vida en un papel”. “Desde muy joven he tenido claros mis objetivos, y con 18 años, en plan soñador, empecé a buscar una ruina con el objetivo de reformarla y convertirla en mi estudio artístico; tengo la casa de mis padres llena de mierda, y necesito un lugar en el que desarrollar mi trabajo”, sostiene Adrián.

“Me recorrí los 30 pueblos que componen la Valdorba preguntando por posibles ruinas pero nadie soltaba nada”, recuerda. Y añade: “Un día pensé, ¿y por qué no una iglesia? Igual no es tan loco, al fin y al cabo, los vecinos de Zoroquiáin ya lo habían hecho. Así que me puse en contacto con ellos para que me explicaran el procedimiento y me puse manos a la obra”.

Adrián Campos Irisarri posa frente a la fachada de la iglesia que ha adquirido en Uzquita. Saioa Martínez

“Me decanté por la de Uzquita porque este es mi pueblo favorito de la Valdorba, y además, casualidad, era la que mejor me cuadraba puesto que es un edificio de planta rectangular, tiene las paredes perfectas y data del siglo XIII. A través de Miguel Bezunartea, el párroco de la Valdorba pude llegar al Arzobispado de Navarra, quien al principio no se tomó muy en serio mi propuesta, aunque finalmente, tras entregarles un estudio muy detallado explicando mi idea, aceptaron y me la vendieron”, explica el artista.

Otro de los motivos que llevaron a Adrián a decantarse por un edificio tan histórico fue precisamente su preocupación por el mal estado del patrimonio navarro, muchas veces en manos de la Iglesia. “Creo que la Iglesia no quiere hacer negocio con las propiedades que tiene, de hecho les cuesta mucho soltarlas. Quiero pensar que tienen una mentalidad sobre esto que no tiene la gente hoy en día, que éstos son lugares consagrados y destinados a lo que son, y que el hecho de venderlas para otros usos es prostituirlos. Es contradictorio e hipócrita, pues los tienen de adorno y se terminan derrumbando. Y eso es lo que me más enfada y por lo que la he comprado. Opino que si no nos planteamos a nivel sociedad y luchamos por el cambio de uso de estos edificios, vamos a perder nuestro patrimonio. Las iglesias en estado de ruina que tenemos en la Valdorba, ascienden a unas 90 y la gran mayoría datan de los siglos XII, XII y XIV; y si yo no llego a comprar la de Uzquita, en medio año está en el suelo”, declara.

Quiero pensar que, para la Iglesia, el hecho de venderlas para usos no religiosos es prostituirlas

Adrián Campos posa frente a la iglesia de Uzquita. Saioa Martínez

Olite, Huarte y Tafalla

Adrián terminó sus estudios de grado en Bellas Artes el pasado mes de junio, y este septiembre comenzará un máster de investigación y creación de arte. No obstante, pese a su juventud, ya ha podido exponer parte de su obra en la casa de cultura de Olite-Erriberri. Concretamente, expuso el resultado de su trabajo de fin de grado, al cual denominó Dear Txori, o ‘Querido pájaro’.

“Es un proyecto que he desarrollado en base a una figura de una arquivolta de la iglesia de Etxano, la de un pequeño halcón más concretamente. A través de imágenes abstractas traté de integrar de alguna manera el pájaro en diferentes espacios”, precisaba el garinoaindarra. Admite que no tiene ningún referente artístico concreto, ya que en la universidad “chupas y chupas de muchas corrientes diferentes, y al final te quedas con un popurrí de todas ellas. Y después de cuatro años de carrera estás más en lo experimental, que en lo canónico”.

Adrían ya expuso su obra, Dear Txori, en la Casa de Cultura de Olite-Erriberri. Saioa Martínez

Quien tenga curiosidad de ver in situ el trabajo de este joven valdorbés, tendrá la oportunidad de hacerlo en el Centro de Arte Contemporáneo de Huarte durante la segunda quincena de octubre, ya que su trabajo ha sido seleccionado, junto a otros once proyectos, para participar en los Encuentros de Arte Jóven. Posteriormente, lo trasladará al Centro Cultural Tafalla Kulturgunea, donde estará disponible del 27 de octubre al 29 de noviembre.