El hojalatero sangüesino Nicolás Navallas Martiz ha fallecido a los 98 años de edad.

Hizo arte de su viejo oficio y no se apuró en marzo cuando supo que quedábamos confinados durante la pandemia de Covid-19. Con la aceptación propia de su edad y el talante jovial del que hizo gala, sin balcón y sin jardín en casa, se refugió en su taller de la calle Santiago, 21, un museo a todas luces. Alli se quedó mirando al material que Miguel "el Valenciano" le había proporcionado días antes: unas bajantes de cañería de la calle del Mercado que él sabría aprovechar.

Su taller fue su refugio desde su jubilación, hace tres décadas, terapia ocupacional en su viudedad (25 años sin Esther Echarte, su mujer), parada de peregrinos, visita obligada de turistas de diversas nacionalidades, políticos y cada 11 de septiembre, Nicolás aparcaba las herramientas y en la mesa de trabajo coloca jamón y champán para celebrar entre amigos el inicio de las fiestas. Era un regalo de la casa, de puertas abiertas todo el año con visita guiada gratis a su particular museo lleno de rincones sangüesinos, edificios, ermitas y palacios.

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