El voluntariado del Área de Mayores de Cruz Roja Navarra se citó en Arguedas para disfrutar de una jornada de convivencia para compartir experiencias con Sendaviva y las Bardenas Reales como escenario.

Maribel Mendioroz se jubiló hace 13 años. Pamplonesa, trabajó 42 como enfermera en la sanidad pública, muchos de ellos en el Área de Neurología del Hospital Virgen del Camino. “Jamás me había planteado esto del voluntariado, pero estoy encantada”, admite. Tras enviudar hace casi 9 años, tuvo que replantearse su vida. Y es que, si algo tiene ahora, son los bienes más preciados: tiempo y salud. ¿Por qué no aprovecharlos y ponerlos al servicio de otros? Ahora dedica 4 horas a la semana (lunes y miércoles por la tarde) a dinamizar talleres de memoria en el Espacio Activo de Cruz Roja Navarra.

Reinaldo Cardoso, venezolano de 63, vive en Tudela desde hace 5. “La situación allí se puso extremadamente difícil, mi esposa enfermó de cáncer y no teníamos medicinas. Vinimos aquí con nuestro hijo, que ya lleva 18 años, pero para ella fue demasiado tarde, murió”, narra sobre los motivos que le llevaron a saltar el inmenso Atlántico. Integrarse, ayudar y superar ese duelo le hizo tocar la puerta de Cruz Roja en Tudela. Aunque trabaja por las tardes, saca también un espacio cada semana para una labor similar a la de Maribel, pero en la capital de la Ribera.

Es miércoles y Maribel y Reinaldo son solo dos de las casi 80 personas voluntarias del Área de Mayores de Cruz Roja de Navarra que se han reunido en Arguedas. Por un día, no hay que ayudar. Solo relajarse, hablar, disfrutar. Deleitarse con la variedad de especies animales que alberga el Sendaviva, con la majestuosidad de las aves rapaces sobrevolando el cielo hasta atrapar a su presa, con la belleza de las Bardenas y Castildetierra como punto obligado para la foto de rigor.

Idoia Urmeneta, responsable del Área de Mayores de Cruz Roja Navarra, va al frente del grupo. “Lo más importante de este día es compartir, hablar con personas que a veces ni conocemos o con quienes en el día a día no hay oportunidad de estar mucho”, destaca tras comentar que se procura realizar este tipo de salidas una vez al año porque “la labor de todas estas personas da, por el hecho de ser voluntaria, un plus de humanidad a todo lo que se hace desde Cruz Roja”. Ella es la única con el chaleco rojo identificativo. “Es un día para ellos y ellas, un día para autocuidarnos que también es muy importante”, resalta. Y si algo llama la atención es, además, el perfil del grupo. En Maribel está una de tantas representantes de ese perfil mayoritario: el de los pre-jubilados/as y jubilados/as con buen nivel de autonomía, más mujeres que hombres. “Deciden que, en su tiempo libre, quieren trabajar para apoyar a otras personas mayores que no están igual de bien en ese proceso de envejecimiento”, explica la responsable de Mayores.

Reinaldo simboliza al otro grupo mayoritario, el de los migrantes que trabajan de forma voluntaria y aprovechan su labor como medio de conocimiento e integración en su nueva realidad. De hecho, como ejemplo, la mesa que reúne a los voluntarios/as llegados desde Burlada hay hasta 4 países representados, además de España. Patricia, de Colombia; Sandra, de Brasil; Carol de Bolivia; y Joffre, ecuatoriano con más de 20 años en España.

Los representantes de Azagra posaron juntos en Sendaviva Beatriz García Blasco

Cintruénigo, Azagra, Tudela o Burlada son, además de Pamplona, algunas de las Asambleas de Cruz Roja de donde procede estas personas voluntarias. El grupo de Azagra, compuesto por 7 personas, cuenta con veteranía. Tanto en el voluntariado como en este tipo de encuentros. Unas tres décadas llevan orgullosas de vestir el rojo Merche Muro y Jose Gurrea, con 72 y 76 años respectivamente. “A veces nos toca enseñar y acompañar a personas más jóvenes que nosotras, pero que por motivos de salud están peor”, comentan, “y lo hacemos de corazón porque nuestro mejor premio que se marchen contentas, deseando volver. Siempre nos piden más”. Llegar a casa y sentirse a gusto, ¿hay algo mejor que eso?

Sobre la jornada de encuentro y convivencia que están viviendo la satisfacción es plena. El tiempo, a pesar de amanecer encapotado, ha acompañado con un sol agradable y el recorrido tanto por Sendaviva como por las Bardenas ha sido de su agrado. “¿Puedes creer que, a pesar de estar aquí al lado, en Azagra, no conocíamos nada de esto? ¡No tenemos perdón, con lo bonito que está todo!”, bromean, mientras otro voluntario, Patxi Paris, inmortaliza con su cámara cada detalle.