Con el objetivo de poner en valor un edificio muy preciado para los sesmeros y sesmeras, la ermita de Nuestra señora de los Remedios se ha iluminado todas las noches durante estas fiestas navideñas y, por primera vez desde hace años, se puede contemplar su perfil desde la lejanía. 

Han sido precisamente los integrantes de la Asociación de Amigas y Amigos de la Ermita de los Remedios de Sesma los que han querido, de la mano del arte, reivindicar y llamar la atención sobre “el interés cultural y arquitectónico de un inmueble que ha sido considerado como uno de los pocos ejemplos verdaderamente barrocos de Navarra y que en la actualidad se encuentra en un grado de deterioro que es urgente revertir”, exponen.

Además de la iluminación, para lo que apuntan que han contado con los permisos del Ayuntamiento y de la parroquia, han aprovechado para colocar un Nacimiento, una obra de la artista local e integrante de la asociación sesmera María Teresa Etayo.

Una joya en ruinas

La ermita, aseveran los miembros de la entidad nacida en enero de 2023 y que ya cuenta con 250 socios, se construyó en fases a lo largo del siglo XVIII, aunque el origen del templo se remonta siglos atrás, “por lo menos hasta el año 1520, cuando ya se documenta un plano de la anterior basílica que ocupaba su mismo lugar y que fue derribada en el año 1722 para la construcción del templo que aún hoy en día se puede contemplar. Los propios vecinos del pueblo colaboraron activamente con su trabajo y con donativos en su construcción”.

La asociación tiene como principal objetivo “buscar financiación y sensibilizar a las Administraciones públicas y a las autoridades eclesiásticas para que trabajen por la conservación de una pieza importante de nuestro patrimonio. Es labor de todos impedir que se vaya abajo”. Y es que, cabe recordar, el inmueble ha sido incluido en la lista roja de la asociación para la defensa del patrimonio cultural Hispania Nostra y existe un informe que advierte del alarmante estado de conservación.

Estado actual de la ermita sesmera

Los vecinos y vecinas implicadas en esta iniciativa aspiran a que a medio plazo, en 3 o 4 años, se pueda redactar una hoja de ruta para su reconstrucción. De hecho, y gracias a una enmienda nominativa, redactaron un proyecto de ejecución de apeo y sostenimiento. “Nos interesa recuperarla físicamente pero también emocionalmente. Es un recurso patrimonial que podría tener diversas funciones. Y es que, aunque tiene suficiente valor por sí misma, podría ser mucho más; albergar actividades de carácter académico, formativo, cultural o lúdico”, concluyen.