Ella lo tiene claro: el secreto para llegar a su edad en plena forma recala en el deporte que hace todas las semanas desde hace 20 años y en la cebolla cruda que come a diario; “es muy buena, se come todo lo malo del cuerpo, decía mi abuela”. Y es que la marcillesa Isabel Lechón cumplió el pasado 3 de enero 90 años, una edad que, de acuerdo con sus compañeras de gimnasia de mantenimiento que esta semana le hicieron un pequeño homenaje, “no la aparenta”. 

Aunque era una sorpresa y ella no sabía “nada de nada”, su hija se encargó de que llegara a clase con algunas de sus mejores galas. “He venido a mi hora de siempre y no me lo esperaba, no, no, no, y mucho menos el ramo de flores que me han dado. ¡Es precioso, qué ilusión! Incluso cuando te he visto a ti, he pensado, ¡chica nueva en la oficina!”, reía Isabel eufórica tras recibir el detalle de sus vecinas.

Isabel Lechón posa orgullosa con su ramo de flores María San Gil

Y es que, aunque ella es de Puebla de la Calzada, en Badajoz, llegó a Marcilla con 28 años “y si me dicen de volverme a mi pueblo no me voy, yo soy marcillesa; aquí he echado raíces”.

Paso al frente

Hace dos décadas, cuenta, decidió apuntarse a hacer ejercicio sin mucho entusiasmo: “Dije, pues voy, y si duro tres días, pues tres días que he ido; lo dejo y ya está. Y desde entonces aquí estoy y no fallo salvo por causa mayor. Vengo los lunes, miércoles y algún viernes de 11.00 a 12.00 como un clavo”. 

En clase “me gustan todos los ejercicios, la verdad, no me podría decantar por uno. Lo único que llevo peor es cuando hay que cruzar los pies y bajar, me mareo un poco y ya no lo hago, no vaya a ser que me caiga. Yo intento hacerlo todo, lo que ya no sé es si bien o mal, eso lo tendrá que decir el profesor”.

Y es que acudir a gimnasia de mantenimiento, cuenta, “me viene genial para mi día a día; yo creo que si no fuera por la gimnasia no estaría aquí. Me veo más ágil y, de otra forma, estaría todo el día en casa en el sofá porque lo cierto es que aquí, en Marcilla, no ando nada, me cuesta, y sin embargo voy a Madrid con mi hermana y andamos kilómetros y kilómetros”.

Evidentes beneficios

Precisamente, y de acuerdo con el técnico deportivo que lleva 20 años entrenándola, “hay tres factores que influyen y que hacen que, en este caso, Isabel esté como está; la condición genética, los hábitos saludables y la disciplina en el ejercicio acondicionado a la edad que tiene”. 

De hecho, explicaba, “con ella se hace un trabajo de tonificación física previniendo la osteoporosis y un trabajo aeróbico que mantiene el sistema cardiovascular en condiciones óptimas. Las personas que realizan este tipo de actividad están más dinámicas, están más entretenidas y tanto su cerebro como su sistema psicomotriz están mejor”.

"Me viene genial para mi día a día; si no fuera por la gimnasia, yo no estaría aquí. Se lo recomiendo a todo el mundo"

En la pandemia, retomaba Isabel mientras mirada de reojo cómo bailaban sus compañeras, tuvieron que parar, pero lejos de que le venciera la pereza, “todo lo contrario, en cuanto nos dijeron que podíamos volver, yo, la primera. Espero seguir haciendo gimnasia mientras me pueda mover, mientras me respete la salud. Además, es que me lo paso de maravilla, son clases muy variadas; el profesor es estupendo y con las compañeras estoy muy contenta. Todas son majísimas y me río y me divierto mucho; animo a todo el mundo a que venga”.

De hecho, algunas de las que allí estaban aseguraban que Lechón “no falta nunca a clase, es inagotable; ojalá todas las que aquí estamos lleguemos así a esa edad”.

Asociación de mujeres

Esta actividad está organizada por la Asociación de Mujeres Marecilla en colaboración con el Ayuntamiento, que les cede la sala anexa al pabellón. Junto a gimnasia de mantenimiento, desvelaba Micaela Fernandes, presidenta desde hace dos años y que no quiso perderse el homenaje de su vecina, también ofrecen pilates, que es la que más éxito tiene, aqua gym (en Peralta), zumba, latin fit, espalda sana, yoga y jumping. “Son actividades con mucha demanda y por eso se mantienen”.

Durante el año, además, también ofrecen charlas, talleres y realizan viajes.

Con más de 500 socias en la actualidad, cada vez hay más gente joven que participa en las citas que impulsan desde la entidad local; “hay que desterrar un poco esa idea de que las asociaciones de mujeres son de gente mayor”.

Ahora, y después del concurso de cartas de amor de San Valentín, todos los esfuerzos los centrarán en la semana en torno al 8M.

Micaela le augura, al menos, un futuro tan halagüeño a la asociación (que en la pandemia hizo 25 años) como el de Isabel “porque creo que aún hay mucho que hacer por y para las mujeres; para que haya un cambio verdadero porque todavía hay mucho machismo, sobre todo entre los jóvenes. Tenemos que seguir ahí para concienciar y sensibilizar”.