"Pensaba que era una tontería y ahora me doy cuenta de lo importante que es”. Con estas palabras Diego Martón (Ángel 2023), describía perfectamente, a sus 9 años, el espíritu que Miguel Ángel Vallejo, Ana Mari Arregui y todos aquellos que colaboran con ellos tratan de inculcar a los niños y niñas que protagonizan la Bajada del Ángel, para restar hierro al enorme peso de la tradición que cuelga sobre sus hombros. Es la clave para que ayer, por ejemplo, Nadia Pardo Alfaro realizada impecablemente los pasos de la ceremonia, se santiguara, volara, soltara aleluyas y exclamara a voz en grito “¡Alégrate María porque tu hijo ha resucitado!” sin sentir el peso de las miles de almas que poblaban la plaza de los Fueros de Tudela.

La Bajada del Ángel de Tudela (I)

La Bajada del Ángel de Tudela (I) Fermín Pérez-Nievas

En el cuarto de estar de la familia Vallejo-Arregui se han juntado el pasado, el presente y el futuro de la ceremonia que, en el formato actual, se realiza desde 1663. El pasado reflejado en la alegría y el ánimo de Diego, que no dejaba de gritar “¡viva el Ángel de 2024!” y que aseguraba que quiere volver a realizarlo en 2026. El futuro en la mirada de sorpresa y admiración de India Moleón Alcalá, que con su candidez y quietud ha descubierto todo lo que va a vivir el año que viene. Finalmente el presente con Nadia, el Ángel de 2024, el Ángel del Silencio, que no ha abierto la boca durante todo el proceso de la colocación de la indumentaria ni ha mostrado un atisbo de miedo, nervios o cansancio ante las cámaras o el cariño de los tudelanos y tudelanas a su paso por las calles. Como ya sucediera en los ensayos, Nadia ha destacado por su estoicismo para aguantar todo sin quejarse, sin protestar, sonriendo cuando se le pedía y observando todo con detenimiento. El Ángel de 2024, además de silenciosa, ha sido una gran observadora y parecía fotografiarlo todo con su mirada.

Pese a los malos augurios de los meteorólogos, la tradición ha vencido a la modernidad de las predicciones y la lluvia se ha contenido durante unas horas. En el salón no cabía un alfiler desde las 7.30 y el cambio de hora no hizo mella en la puntualidad, aunque sí en algún ojo que reflejaba la falta de sueño.

La Bajada del Ángel de Tudela (II)

La Bajada del Ángel de Tudela (II) Fermín Pérez-Nievas

A las 8.00, con puntualidad ribera, Pachi, Goyo y Miguel Ángel han rodeado a la pequeña Nadia que regalaba miradas a las cámaras que se apostaban en el pequeño salón. “Lo recordaba más grande” decía alguna Ángel veterana que volvía por primera vez al lugar donde se visten los sueños; porque para esta familia de Ángeles, esa casa es el lugar donde se tejen los sueños de un día que para ellos es mágico y de fiesta, y del que no descubren su valor y trascendencia hasta pasado mucho tiempo.

La camisa, el arnés (“¡dinos si te aprieta, que es importante que estés cómoda!”, repetía Goyo una y otra vez mientras Pachi la levantaba del gancho que en la plaza le une a la maroma), la túnica, el bolso de las aleluyas y la corona han seguido sus pasos y su ritmo. La colocación de la corona es un momento muy especial que, a veces, pasa desapercibido. Es importante porque debe estar fija pero sin apretar, ya que al volar con la cabeza baja no puede desprenderse. En ese trabajo el cariño de Alicia Navarro y Ana María Arregui teje confidencias con el o la Ángel de ese año y susurraban a Nadia, “¿todo bien?”, a lo que contestaba con un movimiento de cabeza afirmativo, “¡estás preciosa!”, añadía Alicia buscando la sonrisa. La colocación de las zapatillas y las alas, ponían ya el punto final a la otra parte de la ceremonia, la que se vive en el salón de los responsables de que cada Semana Santa se cumpla con la tradición.

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Imágenes de la preparación de Nadia para la Bajada del Ángel de Tudela Fermín Pérez-Nievas

El recorrido por la calle se ha producido entre los “guapa”, “venga Nadia” o “viva el Ángel de Tudela” y las fotos de móviles que solo se han detenido para recibir el tradicional cono de chucherías que una tienda le regala siempre a su paso por la Carrera, una calle que aparecía con 3 furgonetas policiales con agentes fuertemente armados.

Justo antes de llegar a la Casa del Reloj, los amigos de Nadia, estratégicamente colocados, le han saludado desde el Kiosco, a lo que ella ha respondido con una gran sonrisa y agitando la mano, algo que ha repetido cuando, ya en la maroma, ha volado sobe la plaza de Los Fueros y ha pasado a su lado. Sobre la imagen de la Virgen el silencio que ha mostrado la protagonista se ha aliado con ella para que su “Alégrate María” resonara en toda la plaza y solo se rompiera con aplausos cuando se echó el velo a la espalda a la primera.

Goyo Terren, Miguel Ángel Vallejo y Ana Mari Arregui vistiendo a la pequeña Nadia. Fermín Pérez Nievas

La sonrisa de Nadia cuando ya estaba pisando en suelo de la Casa del Reloj, y su familia a la espalda en la procesión, revelaba el éxito de su encomienda y una vez más ha regalado su mirada a quien se lo ha pedido, eso si, siempre acompañada de su silencio.