San Adrián enaltece la gaita
El grupo de gaiteros de la localidad ribera, con diez componentes en la actualidad, festeja este sábado su 25º aniversario. Su objetivo es preservar este instrumento como “seña de identidad de nuestra cultura y folklore”
Son 25 años ya escuchando ese sonido tan peculiar y característico por las calles de San Adrián, un cuarto de siglo desde que un grupo de vecinos decidiera lanzarse a la aventura y aprender a tocar la gaita, un instrumento nada sencillo sin el que las fiestas del municipio no lucirían de la misma manera. Por eso, el sábado desde las 9.30 horas celebrarán esta efeméride y lo harán como mejor saben, tocando y alegrando la calles acompañados, en este caso, por muchos otros gaiteros de la zona.
Aunque la asociación Gaiteros de San Adrián se constituyó en junio de 1999, fue tres años antes cuando se empezó a gestar el proyecto de la mano del grupo de danzas del municipio, y en el chupinazo de 1997, cuando debutaron junto a los gaiteros de Artajona al son del Ánimo pues.
Ocho fueron los pioneros y, en la actualidad, están diez componentes; siete gaiteros y tres tambores. Con el paso de tiempo han sido varias las altas y bajas de la formación, pero quienes no se han movido nunca son Txuma Medrano y Eneko Navarro, fundadores de la asociación que hoy en día siguen al pie del cañón.
La gaita y el tambor, cuentan, es una especialidad que desde hace muchos años se imparte en la escuela de música de la localidad, por lo que, explican, sus primeras clases las recibieron en la casa de cultura, junto a otras actividades y reuniones de asociaciones. “Te puedes imaginar el jaleo que allí había”. Después estuvieron en la casa de la Juventud (sala Luyber) y desde 2016 en el edificio de la escuela de música. Ahora ya ensayan en locales particulares.
El objetivo que tenían en sus inicios, apuntan, “era, en algunos casos, acompañar a las hijas que bailaban en el grupo de danzas y, en otros, el gusto por un instrumento propio de nuestra cultura y pieza imprescindible en nuestras fiestas y actos populares”. Actualmente siguen con la misma mentalidad: “La gaita y el tambor son una seña de identidad propia de nuestra cultura y folklore. Es impensable que sus sonidos no formen parte de la programación de nuestras fiestas; tanto en el chupinazo y la Salve, actos predilectos, como en las dianas, en los pasacalles con los gigantes, en los bailables populares de las tardes o amenizando el torillo de agua de las noches. Además, siempre estamos a disposición del resto de asociaciones y peñas del pueblo”.
A la vanguardia
Este grupo cuenta con un amplio repertorio que año tras año actualizan, pero eso sí, al preguntarles por la pieza más complicada, lo tienen claro: “Esta pregunta te la van a contestar igual todos los gaiteros; el Baile de la Era. Es la canción que todos nos ponemos como meta”. Además, y como temas propios, tienen La Jota de San Adrián compuesta por Regino Navarro y La Marcha de San Adrián, creada por Daniel Sádaba. “Ahora tenemos un prometedor tamborilero, Pol Godoy, al que le gusta hacer sus propias pruebas musicales, y seguro que nos sorprenderá con alguna composición”.
Aunque son diez y cada cual tiene a su pareja fija, también se intercambian en función de la disponibilidad de los componentes. Y es que tienen 40 salidas anuales, la mayoría en fiestas, y también tocan fuera de la localidad en concentraciones de gigantes, así como en el chupinazo de San Fermín y el Día del Gaitero en Laguardia. “Además, a nuestra compañera Eva Llopis, que es catalana, le gustaría tocar con los gigantes en Cataluña”.
Este sábado, celebración
De cara al aniversario, todo listo: a las 9.30 arrancarán con dianas desde el Rebote en dos grupos y las 10.30 allí mismo habrá un almuerzo para, en torno a las 12.00 horas, realizar un pasabares en grupos acompañados por la comparsa local. Allí estarán, además de los anfitriones y antiguos componentes de la agrupación adrianesa, los gaiteros de Puente la Reina, Ribaforada, Tafalla, Lodosa, Estella, San Asensio y Ezcaray, Alsasua y Mendigorría.
Para estos músicos, “lo más ingrato es el propio instrumento; su complejidad. Además, al estar solo dos, tienes que estar concentradísimo porque cualquier fallo se nota. Sin embargo, nos quedamos con las relaciones personales y experiencias que hemos vivido gracias al mundillo de la gaita”.
En cuanto al futuro, no hay miedo, y es que “sí que hay jóvenes con mucha afición, a pesar de que a veces se nos quedan por el camino. Es una pena que, teniendo una asignatura en la escuela de música, porque no en todas las poblaciones la hay, no tengamos más alumnos que la aprovechen y que sean futuros gaiteros y tamborileros”.
Por último, agradecen el apoyo que tuvieron en sus inicios por parte de Paco Gimeno y Tere Losa, así como el de “los Ayuntamientos de todos los colores que han contado con nosotros en estos 25 años. Todo nuestro agradecimiento a Aurora (coordinadora de cultura), que nos dejó hace unos años, a las peñas y asociaciones del pueblo, a las dantzaris, la comparsa que siempre nos ha seguido y apoyado, y a la banda de música y a su director, Fermín Luri, que siempre nos hace un hueco para participar en sus conciertos”.