“Dijimos que veníamos a hacer pueblo y lo hemos conseguido”. La frase es de Julen Labiano Burguete, vecino de Lumbier, entrenador del primer equipo del C.D. Ilumberri al que ha llevado al ascenso a la categoría Autonómica y ha generado gran ilusión en la localidad. La pronunció desde el balcón del ayuntamiento a su regreso del partido contra el Lourdes de Tudela, en el que ganaron 0 a 1.

En Lumbier se les recibió como a los grandes. Entraron montados en remolque y compartieron con el pueblo la emoción que traían de la capital ribera a donde les siguieron más de 200 personas. Julen aún saborea las mieles de ese día inolvidable, del que tiene grabado a fuego el minuto 88 de la segunda parte. “Ya habíamos metido el gol, pero estábamos fundidos. Entonces, yo me giré a la grada de los nuestros y les hice un gesto para que nos animaran”. Llegó el aliento y el Clara Campoamor vibró. Ese día fue de una energía especial, pero siente que el equipo ha estado arropado toda la temporada. “Lumbier se vuelca enseguida y nunca deja de lado a su equipo”. Con humildad y agradecimiento, el joven reconoce que el vínculo se ha forjado “con el esfuerzo de todos y que el fútbol es un sentimiento que se transmite”. Labiano compagina su labor de entrenador en el C.D. Ilumberri con su trabajo de operario en la empresa Viscofán (Cáseda).

Tiene 30 años y una gran satisfacción en el cuerpo: su apuesta por el equipo de su pueblo ha dado fruto. Y más allá, goza con la alegría de proporcionar al pueblo el ambiente y la vida de los domingos de fútbol en El Lardín que él ya vivió de niño, cuando subía con su tío Joaquín al campo a animar al equipo. Fue jugador hasta los 21 años y después compitió un año en el C.D. San Juan. Entre 2010 y 2011 apuntaba maneras de entrenador con chavales del pueblo. Fue entre 2015 y 2016, relata, cuando el entrenador del Ilumberri, Alfonso Gogorzena le llamó y pasó a formar parte de su equipo técnico junto a Edu Sola.

Gogorzena destinó su remuneración a costear, entre otras cosas, el curso de entrenador de sus dos auxiliares. “Le estoy muy agradecido porque confió en mí. Aprendí con él y fue quien me metió el veneno de los entrenadores”, indica. Sin embargo, Labiano se estrenó como entrenador en el C.D. Cantolagua de Sangüesa, donde ha dirigido a infantiles, juveniles hasta acabar con otro de sus maestros, Javier Pascual (Paski) y vivir como segundo entrenador el ascenso de Autonómica a Tercera y la Copa del Rey de su categoría. “Han sido cuatro años increíbles” confiesa. Con ilusión y dudas a partes iguales, volvió a Lumbier a entrenar al Ilumberri.

El joven Labiano posa junto al banquillo del equipo local en el centenario campo de El Lardín que ha vivido un año completo de celebraciones. Marian Zozaya

Un momento difícil

“Era un momento difícil. El equipo estaba en una preocupante situación deportiva y pesaba la presión del centenario. Yo sentía todas las miradas y estaba muy nervioso. La jornada 8 contra el Beti Casedano en casa fue el punto de inflexión. No podíamos bajar justo el año en el que el club estaba sumergido en la celebración del centenario. Sentía una gran responsabilidad. Había que levantar el ánimo. El objetivo era la salvación. El impulso llegó de la cuadrilla, infalible; de la familia incondicional y sobre todo, del compromiso semanal de los propios jugadores. “Apreté y lo entendieron. El mérito es suyo. Hemos sido una piña, con confianza, sin egos. Un equipo competitivo y luchador”, asevera. Lo forman 25 jugadores de entre 17 y 35 años. El 80%, locales.

“Hemos sido el mejor equipo local de la liga y eso que estamos muy mermados por el campo”, alude en referencia al mal estado del terreno de hierba natural donde se curten. La lucha por uno de hierba artificial les ha unido al Aurrera de Leitza. ”Así no podemos jugar. Tenemos que alquilar campos para entrenar y desplazarnos, con el coste y el tiempo que supone. Confiamos en que este Gobierno tenga sensiblidad con nuestros pueblos”, dice. 2023-2024 ha sido un año de emociones para el club, para él y para la afición. El Ilumberri ha celebrado su centenario con el pueblo por todo lo alto. La temporada ha sido redonda. “He crecido un montón personal y profesionalmente”, subraya. Con él, el equipo se ha transformado y ha vibrado la afición.

No solo se han salvado, si no que han subido. Saben que la próxima temporada será dura, también estimulante. Intentarán mantener el equipo con alguna nueva incorporación. “La gente no nos ha abandonado y le hemos devuelto el apoyo”. Julen no se cansa de dar la gracias. A la directiva por su trabajo y especialmente, a Luis Guindano. “Es el responsable de la cantera”, apunta. Y sin cantera, no hay futuro para seguir haciendo historia en el fútbol regional navarro.