Joxemi Redín, el hijo de la cartera, seguramente sea el ragués más internacional y reconocido en el mundo de la música tras más de 40 años tocando por todo el mundo su guitarra. Allá donde ha ido, ha defendido su localidad natal y por méritos propios lanzará este lunes 5 de agosto el cohete anunciador de las fiestas en honor a San Miguel de Larraga, aunque a punto estuvo de rechazar la propuesta, ya que “simplemente me daba apuro hablar delante de la gente de Larraga. Pero bueno, al final es un honor que te llamen de tu pueblo para hacer esto, no es motivo de vergüenza.
Entonces nada, al toro por los cuernos”, asegura Joxemi. Así, con el “subidón” de la noticia, retomó una tarea que tenía pendiente desde hacía mucho tiempo: el componer una canción en homenaje a su localidad natal. “Cogí la guitarra y fui haciendo primero la melodía y después la letra. Para escribir la letra me vine a andar por el pueblo, por sus calles, para recordar. Me bajé por la presa de Miranda, donde íbamos de críos al río, también al puente. Eso empezó a explotarme un montón de recuerdos, un montón. Tantos que he escrito una canción pero tranquilamente podría haber sacado un disco completo”, señala.
El gran estreno de la canción, titulada Mi pueblo siempre es más!, tuvo lugar el pasado viernes en todas las plataformas digitales. “De todas las canciones que he podido componer a lo largo de mi vida, esta es la más emotiva y sentimental con diferencia. No es una canción típica de fiestas, es un tema rock que empieza como una balada en acústica. Es un regalo que le he querido hacer al pueblo, por lo que espero que a la gente le guste”, explica.
Autodidacta
El interés de Joxemi por la música comenzó con 12 años cuando un primo suyo le regaló una cinta de casete en la que estaban grabados por un lado los Beatles y por el otro, Elvis. “Las baladas de Elvis y no me gustaban ni ver, pero los temas de los Beatles, ostia, me fliparon y los empecé a escuchar sin ton ni son. A la vez, uno de mis vecinos de la calle de al lado era un melómano y cada vez que pasaba por su casa, tenía a Los Ramones a todo volumen. Un día le pedí si podía subir a su casa a escuchar con él el disco. Por supuesto, me dijo que adelante”, recuerda Joxemi.
Durante su juventud, Joxemi pasó por varios grupos como Virus de Rebelión o Deskarga, donde tocaba el bajo o la guitarra. Eso sí, de forma autodidacta, ya que el conservatorio no era lo suyo. “Fui al conservatorio a hacer solfeo y no aprobé. No era lo mío. Ni yo valía para eso, ni eso valía para mí. Me vino hasta bien, porque tal vez si hubiera aprobado, hubiese seguido estudiando y habría acabado tocando el clarinete, que, es un instrumento que me encanta, pero no hubiese sido quien soy”, asevera el guitarrista.
Tocar el cielo con Ska-P
Cuando todavía vivía en Larraga, Joxemi trabajaba de cualquier cosa que le dejase tiempo para dedicarse a su afición. “Por la mañana iba a coger espárragos dándome la paliza padre pero a la tarde tenía tiempo de tocar y soñar lo que quería ser. Más tarde me apunté a las listas de correos y estuve un tiempo repartiendo”, recuerda. Hasta que en el año 92 Joxemi decide hacer las maletas y marcharse a Madrid. “Cuando me fui, era un tío de pueblo total; era el Paco Martínez Soria de Larraga, estaba totalmente perdido. Todos me adelantaban con el coche, y la verdad que fueron unos años chungos. Me buscaba la vida como podía, que era repartiendo, y lo compaginaba con la música; me uní a un grupo, Seth, e hicimos algunos bolos, aunque sin mucho éxito. Me di cuenta que tal vez el destino que yo buscaba en realidad me estaba cerrando las puertas, algo que mi padre me recalcaba diciendo, “me caguen dios, deja la puta guitarra, ya”.
Pero las casualidades existen, porque justo cuando Joxemi estaba a punto de tirar la toalla, aparecieron ellos, los Ska-P. “Un día vi un cartel que ponía “grupo de ska-rock busca guistarrista”. Aparecí sin dudarlo y juro que fui el peor de los 10 candidatos que nos habíamos presentado. Pero buscaban a alguien como yo, que no tocase tanto pero que tuviese el rollo de aquí”, explica.
Canciones como el Vals del Obrero, Romero el Madero o el Gato López, entre otros muchos éxitos, son historia de la música en el Estado Español, pero también en los cinco continentes. Incluso muchas de sus letras, siempre reivindicativas, siguen de actualidad 30 años después de ser escritas; Intifada o España va bien sin ir más lejos. “Por desgracia, todas las letras son actuales, es todo una mierda. La política sigue igual, los políticos intentan sacar cosas para ellos más que para el pueblo. Se supone que la democracia es el poder del pueblo, la decisión del pueblo y ves que no es así. Que todos se dedican a ponerse trabas los unos a los otros, para meter su idea o meter sus amigos. Siempre ha sido así y por desgracia parece que no va a cambiar”, opina.
Un descanso
Aunque admite que actualmente el grupo está parado por un tiempo, “para un tío que viene de coger espárragos en el campo, tocar no es un trabajo”. Sin embargo, con el tiempo, ha llegado a reconocer el esfuerzo y dedicación que requiere crear y tocar música. “Por supuesto que el ser artista es un trabajo. Meterte en el local de ensayo y crear canciones… Igual de crío tienes la cabeza en ebullición y te salen más fácil. Ahora mismo yo para hacer el tema este de Larraga, he estado un mes y pico dándole vueltas a las cosas. No es como antes que me sacaba una canción de Ska-P de la nada; la canción de Estampida la hice en una noche”, relata.
“Ahora estamos de parón indefinido; ya llevamos uno. Ha coincidido que acabo de ser padre y estoy encantado. A nivel de realización personal, la música me lo ha dado todo, pero cuando tienes un hijo, la cosa cambia. El rollo de estar en París tocando con Manu Chao, o tocando en Moscú, Nueva York, Méjico, Buenos Aires… es la ostia. Pero lo comparo con estar con mi hijo tumbado en la cama mirándole a la cara y esto me da la vida”, finaliza.