Las brujas de Elliot
Una compañía de teatro joven de Pamplona estrena su composición dramática basada en la obra de Arthur Miller que relata las audiencias de Salem para denunciar las condenas “injustas” de la sociedad
Iván Elliot se puso en jaque cuando dijo que “si mi vida no es el teatro, entonces no seré nada”. Así que este joven de 22 años natural de Pamplona puso todo de su parte para serle fiel a la voz que le salía de las entrañas y que le advertía de que su lugar en el mundo era estar bajo unos focos y rodeado de aplausos. Unos se refieren a este impulso como vocación. Iván creó las Elliot, compañía teatral en la que participa como coach actoral su amiga Ángela Garman, murciana de 21 años que ha pisado Pamplona por primera vez para el estreno en primicia de Las brujas de Miller, una adaptación de la obra de Arthur Miller, publicada en 1952. La obra se estrena este viernes (19.30 horas) en la unidad de barrio de la Txantrea, en el número 24 de la calle Cuenca de Pamplona.
Iván tenía como objetivo crear un espacio en el que poder hablar “de asuntos que nos importen. El juicio a las brujas no es más que una excusa para hablar de condenas sociales que hemos ido viviendo de un tiempo a esta parte”, cuenta Iván. “Para nosotros el teatro supone un lugar de retórica, de debate y de expresar todo aquello que nos interesan como individuos”, añade Ángela, encargada de la dirección de actores.
Para Iván, crear la compañía en Pamplona, su tierra natal, es una forma de volver a casa. Y de apostar por el teatro local. “Gran parte de la programación que se ve en espacios como el Gayarre son obras de fuera, como si no se confiara en lo que se produce en Navarra. Incluso, nos conformamos con un teatro que no siempre nos representa a la juventud. Nosotros tenemos mucho talento y ganas –han preparado la pieza en solo dos semanas–; solo nos faltaba una oportunidad. Y ahora la estamos teniendo”, comenta Iván con orgullo.
Por otro lado, para Ángela esta iniciativa ha sido, sobre todo, una aventura a ciegas porque nunca antes había pisado la Comunidad foral. “A veces, pienso en llevarme toda esta ilusión a Murcia y empezar con un proyecto parecido porque es indescriptible ver la emoción con la que trabajan los actores. No hemos tenido apenas tiempo, pero ya podrían subirse al escenario y hacerlo como auténticos profesionales”, sonríe.
Miller como excusa
Al igual que sucedió con las llamadas brujas de Salem, Arthur Miller también fue repudiado de forma injusta en la década de los 50, debido a sus “simpatías con el régimen comunista” en el momento en el que iba a contraer matrimonio con la actriz Marilyn Monroe. “A los estadounidenses no les venía bien que un comunista se fuera a casar con la diva de su país”, opinó Iván. Le hicieron una caza de brujas, tuvo que declararse culpable para ser libre y utilizó las audiencias de Massachusetts como pretexto para hablar de su historia. Y casi un siglo después, Las Elliot se aprovechan de Miller como una excusa para hablar de las injusticias que suceden a su alrededor.
“A día de hoy siguen ocurriendo cazas de brujas. Existe la necesidad de buscar un culpable en todo cuanto pasa en el mundo”, reflexiona Gonzalo Gimeno, uno de los actores de la compañía. De hecho, Las brujas de Miller se encuentra divida en tres actos: el primero habla, precisamente, de la búsqueda incesante de un culpable; el segundo de la acción de sentenciar y, finalmente, el tercero se refiere al juicio final. “Hemos resumido mucho la trama escrita por el autor para entremezclarla con acontecimientos que se han producido en nuestra actualidad; por ejemplo, cuando cancelaron a Ana Obregón. La sociedad siente que tiene la justicia en su mano y que puede juzgarte sin ni siquiera saber quién eres. Y muchas veces te arruinan la vida”, reflexiona Iván.
El teatro es joven
A pesar de que desean romper con las reglas que “constriñen” la forma de hacer teatro, Las Elliot han apostado por una obra coral al estilo clásico, en donde la voz de fondo expone datos, fechas y narra todo cuanto está sucediendo. Y, mientras tanto, los actores se mueven de un lado a otro del escenario recreando los hechos. “El coro es el nacimiento del teatro, en donde se trataban temas que removían las vísceras del público. Para ellos, era indispensable utilizar este elemento porque es muy poderoso, así que por qué no lo van a contar así 11 personas con tanto talento y vitalidad. Es una forma de volver a lo clásico”, sostiene la coach.
En ese sentido, tal y como cuentan los miembros de la compañía, sobre el escenario pasan tantas cosas que es imposible que el espectador no se sienta interpelado. Es más, recomiendan que la reflexión llegue una vez concluya la obra “porque hay muchos estímulos y es mejor que se desarrolle una idea crítica cuando la perspectiva sea completa”, asegura Ángela.
Con todo, su verdadera apuesta es que “el teatro es joven. ¿Por qué no confían en nosotros? Que tenemos nivel. Que queremos contar nuestra historia. Por eso, creo que el teatro de verdad está llegando. ¿Quién va a hablar mejor de los temas de actualidad que quienes vamos a heredar el mundo?”, concluye Iván y sus compañeros le aplauden, como ocurrirá cuando finalicen su obra.
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