90 aniversario de la muerte de Emilio Iguzkiza por disparos de la Guardia Civil
El Ayuntamiento de Altsasu reivindica la memoria de este vecino de Altsasu a través de una moción
Este martes 8 de octubre se cumplen 90 años desde la muerte de Emilio Iguzkiza por disparos de la Guardia Civil en el contexto de la denominada revolución de 1934. Llevaba en brazos a su hijo Justi, de 14 meses, el más pequeño de los cinco que tenía. “Durante décadas olvidado por las instituciones públicas, en este momento en el que en torno al reconocimiento de las víctimas de violencia política olvidadas o incluso negadas, se están dando pasos importantes, creemos oportuno recordar también a Emilio Iguzkiza”, se dice en la moción aprobada por unanimidad por el Pleno de Altsasu en su última sesión, a instancias de EH Bildu, que reivindica su memoria.
“El caso de Emilio fue el único dado en 1934 en Nafarroa, un preludio claro de toda la violencia y represión fascista que se produjo en Sakana y en el territorio en general”, destaca Josu Imaz, de Altsasu Memoria, que hace 10 años le realizó un pequeño homenaje y colocó una placa en su recuerdo en el mismo sitio en el que fue abatido.
Al respecto, cuenta que la huelga general de octubre de 1934 tuvo gran eco en Altsasu, con sabotajes a vías férreas y tendidos eléctricos, y que se produjeron varias detenciones. Precisamente, en protesta por estas detenciones, una manifestación recorrió las calles de Altsasu aquel8 de octubre. Antes de finalizar, apareció la Guardia Civil, que detuvo a Constantino Salinas, concejal en aquel momento en el Ayuntamiento de la villa y hasta seis meses antes presidente de la Diputación de Navarra, y a otro concejal socialista, Agustín Okariz.
“Cuando dos piquetes de la Guardia Civil los llevaban se fueron formando grupos que les interpelaban. A la altura del café Txoko el militante socialista Isidro Zornoza gritó que llevaban al mejor hombre de Atsasu, completando la frase Julia Huarte con un de toda Navarra”, recuerda Imaz. Iguzkiza, que se encontraba en una acera con su hijo en brazos, también protestó en voz alta por la detención de Salinas. “No hay derecho a esto. Ya podrán llevarle a un hombre entre cinco guardias civiles”, dijo según testigos, los mismos que contaron que un guardia civil le disparó a escasos metros. El pequeño Justi se quedó en el vientre de su padre y un vecino le recogió enseguida. Iguzkiza, malherido, intentó entrar en el bar Txoko, pero murió en la misma puerta de entrada.
Fueron varios disparos. “Hasta hace poco que renovaron la pared donde se encontraban, se veían claramente dos agujeros por disparo de baila así como rasguños en la esquina como consecuencia de algún otro disparo”, recordaba en el homenaje su hijo Justi, fallecido el pasado año. Oficialmente murió por hemorragia interna sin especificar las razones. Tenía 43 años. Los disparos continuaron calle arriba, con heridas de bala en un brazo al socialista Martín Sole y a Martín Uribe, que tenía 13 años.
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