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El ganadero y guarda navarro Alberto Gracia: de una pasión infantil a una profesión de adulto

El vecino de Fustiñana compagina su pasión como ganadero de reses bravas con su profesión de guarda para la Comunidad de las Bardenas Reales

El ganadero y guarda navarro Alberto Gracia: de una pasión infantil a una profesión de adultoIkus Producciones

La ganadería es uno de los sectores más complicados y arriesgados en la actualidad, algo que no frenó a Alberto Gracia, para que junto a su hermano Pedro y José Ramón Etayo, formaran hace más de una década la ganadería de reses bravas Hermanos Gracia Blasco, en la localidad ribera de Fustiñana. El joven ganadero asegura que “no sabría decir en qué momento nace su afición por el festejo popular” aunque afirma que “tengo el recuerdo desde niños de jugar con infinidad de juguetes relacionados con los toros, así como jugar con el carretón en la calle los amigos”.

En cuanto a la decisión de fundar una ganadería, Blasco comenta que “no existe un momento determinado en el que decides hacerlo, teníamos ya animales en casa, sobre todo caballos, y teníamos un buey criado a biberón en situación irregular que hubo que poner legal, en ese momento y tras hacerlo fue cuando aprovechamos la oportunidad de tener un número de explotación y engañamos a mis padres y apalabramos las primeras 10 vacas, de ahí hacia arriba”. En la actualidad, esta explotación supera los 600 animales, siendo la mitad madres reproductoras y unos 150 machos.

Dos vacas, junto a sus becerros recién nacidos.

Alberto combina su faceta de ganadero con su trabajo como guarda para la Comunidad de Bardenas Reales, ya que como comenta, las explotaciones de ganaderías bravas no siempre son rentables “puede llegar a ser rentable, si hablamos de grandes casas ganaderas, que llevan muchos años en el negocio, tienen las instalaciones terminadas y una base genética que funciona, así como bastante trabajo como para que como bien dices, sea rentable, si, lo es. De momento nosotros seguimos creciendo y reinvirtiendo para conseguir esa seguridad tanto económica como genética”. Es por ello que cada uno de los socios cuenta con su propio trabajo, Pedro como carpintero y José Ramón tiene una tienda de alimentación en Fustiñana.

El mantenimiento de una ganadería no es tarea fácil, ya que requiere atención todos los días del año tal y como reconoce Blasco: “Las labores diarias son sobre todo el mantenimiento general, tanto de los animales, como de las instalaciones. Acudir a recoger comida, dar de comer diariamente al total de la ganadería, reparar cercados, puertas, cobertizos e incluso tractores”. Estas ganaderías tienen la particularidad que casi todo su trabajo visible se concentra durante el verano, lo que conlleva bastante sacrificio ya que “son meses duros, más de lo que se imagina la gente, lejos de esas 2 o 3 horas de festejo que se ven en la localidad, hay mucho más trabajo antes y después de eso que quita muchas horas de sueño, que crean muchos quebraderos de cabeza. Desde luego que es un verano lejos de la playa, lejos de cualquier verbena, lejos de poder ponerte de blanco y colocarte el pañuelico rojo todos los días que te gustaría en fiestas de tu pueblo”.

Anochecer en la finca de Fustiñana.

Una de las labores más importantes es saber qué animales se seleccionan para cada pueblo: “Hay que saber primero las características del festejo al que se acude, ya que no es lo mismo acudir a un encierro, a una capea a plaza libre, con obstáculos... y por tanto hay que llevar animales acordes a poder quedar bien en esos festejos” ha explicado el ganadero, quien añadió que “cada animal dentro de la ganadería tiene su función”. Aunque Alberto asegura que no se puede permitir elegir entre una localidad u otra, si que lo hace en cuanto a su animal favorito, que para él es Pimienta nº3.

En cuanto al futuro de la ganadería, Blasco asegura que no espera nada del futuro: “El futuro lo vamos creando nosotros día a día, vamos creciendo poco a poco y vamos aumentando en todos los sentidos en la medida de lo posible, van saliendo animales importantes y vamos quedando bien en las localidades a las que acudimos, que es lo más importante”. Sobre los festejos populares el ganadero comenta que “el futuro en los festejos populares está más que asegurado, a diferencia de la lidia a pie, es un festejo más sano que está más aceptado en la sociedad actual y es un acto sin el cual no se entenderían la mayoría de las fiestas de los pueblos de nuestra comunidad”.