Después de casi ocho años cerrada, Benta Izelai volvió a abrir sus puertas el lunes con Jesús Pérez de Obanos Beloqui y Virginia Altuna Osinaga al frente, una pareja joven pero con amplia experiencia en hostelería. Y es que han regentado durante cinco años la posada de Arruazu y antes estuvieron cuatro en la de Errotz. 

A Jesús Pérez de Obanos, nacido en Munárriz (Goñi) hace 32 años, siempre le ha gustado cocinar y ya de pequeño andaba alrededor de su madre y su abuela mientras trajinaban entre pucheros. “Eran muy buenas cocineras, sobre todo mi abuela”, recuerda. Procedente de una familia de tradición ganadera, también le gusta el trabajo con animales. “No había campo para dos y decidí estudiar cocina en Burlada”, recuerda. Una vez finalizado el primer curso, con 17 años, tuvo su primera experiencia laboral en el Restaurante Josetxo de Pamplona en Sanfermines, un baño de realidad de lo qué es el trabajo de hostelería. Pero no le echó para atrás. Después trabajó en Castillo de Gorraiz y de allí pasó a Casa Zanito, en Olite, donde era el encargado de la pastelería. Asimismo, estuvo unos meses en Bar Martín, en Barañáin, para conocer de primera mano el trabajo detrás de una barra. Tras aprender con grandes profesionales, dio el salto a establecer por su cuenta junto a su pareja. “Ya teníamos nuestro primer hijo y Vir trabajaba en un supermercado. Casi ni nos veíamos”, recuerda este cocinero. Virginia Altuna, por su parte, se echó a la piscina “por amor”, como dice entre risas esta irurtzundarra.

Ahora dan otro paso, esta vez a Altsasu, una apuesta de futuro que afrontan con ilusión y responsabilidad, con un equipo humano de siete personas. Y es que junto a las dos camareras que trabajaban en Arruazu, Elena Ezcaray y Martha Albarrán, se unen al equipo otras tres personas, Ana Ochagavía, Amal El Houndali y Elisabeth Padilla. “Queremos empezar fuerte y dar desde el principio un buen servicio”, apuntan. 

El horario es de 7.00 a 21.00 horas de lunes a miércoles. Los jueves y viernes se amplía para dar cenas. El sábado cerrarán a las 18.00 horas y el domingo todo el día. “Tenemos tres hijos y queremos disfrutar de la familia. Llevamos muchos años que no sabemos lo que es un domingo de fiesta”, cuentan. Precisamente, una de las razones que les ha llevado a una nueva aventura en Altsasu ha sido la conciliación familiar y laboral. “La Posada de Arruazu es del Ayuntamiento, que establece unas condiciones. Estábamos muy contentos pero a la vez atados. Seguiremos viviendo en Arruazu”, comentan. 

Su fama les precede y ya cuenta con 17 personas de diferentes empresas para comer de lunes a viernes. “En Errotz nos empezaron a conocer y sobre todo en Arruazu. Tenemos clientes de Tafalla, Tudela…”, observan. Además, esta semana son las celebraciones de Santa Águeda en Altsasu, palabras mayores en la villa. Precisamente, el miércoles los quintos y quintas comerán en Izelai y el sábado al mediodía está el restaurante completo con comidas de otras quintas.

Jesús Pérez de Obanos entre pucheros en la cocina. N.M.

El local, con una capacidad de unos 70 comensales, preparado como asador con una buena parrilla y tres kupelas, da mucho juego. En plena temporada sagardozale, en Izelai ofrecerán menú de sidrería, es decir, chorizo a la sidra, tortilla de bacalao, tacos de bacalao con pimientos y chuleta, el fuerte de Jesús Pérez de Obanos, que se ha hecho un nombre con las brasas. “Las kupelas están a rebosar de sidra de tres productores; Urbitarte, Altzueta y Gaztañaga”, observa. 

Cocina de producto y de calidad

Asimismo, en Benta Izelai, situada enfrente del supermarcdo BM, se podrá comer a la carta. Lo suyo es una cocina de producto de temporada. “Nuestro fuerte es la calidad. Tenemos un pescadero de confianza que nos ofrece buen producto. También el carnicero”, destaca este cocinero. La carta es variada. Junto a carnes y pescados preparados a la parrilla se oferta platos elaborados como callos, patas de cerdo o menudos de cordero y caza en temporada, sin olvidar platos con verdura de la Ribera o alubias de Tolosa cocinadas a fuego lento. “No utilizo la olla para nada”, apunta Jesús Pérez de Obanos. 

También tiene buena mano con los asados, sobre todo con el cochinillo, que le ha dado fama entre su clientela. “Trabajamos con crías de euskal txerria criado en libertad de Larregozo. Ofrecemos gorrín por encargo”, observa. Aficionado al mundo del vino, en Izelai ofrece una cuidada selección de caldos. “Nos diferencia la bodega. Nos gustaría organizar cenas de maridaje con algunas bodegas”, avanza. 

Asimismo, se podrá comer menú del día. “Tenemos comida casera de la buena, nada de quinta gama, un menú variado pensando en las personas que vienen todos los días. De primer plato una buena ensalada, legumbre, verdura y pasta. De segundo no puede faltar un filete, alguna carne guisada, pescado que puede ser merluza en salsa, txitxarro, verdel o ajoarriero junto a postres caseros”, apunta. La encargada de los postres es Virginia Altuna. “Cuando comenzamos no sabía nada de repostería y ahora es una experta con el hojaldre. Y hace unos goxuas que ni te cuento”, observa. 

Asimismo, en la barra hay surtido de pintxos y cazuelas para almorzar o hacer un alto en el camino sin faltar un buen café y bollería para quienes prefieren sabores dulces. “Hemos comprado un cremador de leche para que todos hagamos el mismo café. A veces pasa que la gente suele querer que le haga el café alguien en concreto porque le gusta más y suele ser por el punto de la leche”, afirma.