Después de dos años y medio (las obras se iniciaron en agosto de 2022) la plaza de Coscolín ha pasado ya a manos de los tudelanos y tudelanas que disponen de un nuevo corazón abierto en mitad del Casco Antiguo. La recuperación de este entorno, en una de las operaciones más ambiciosas llevadas a cabo en la capital ribera, supone que una parte de la ciudad abandonada y en ruinas desde hace décadas, junto a la catedral y al Ayuntamiento, volverá a llenarse de nuevos vecinos y servirá de imán para la recuperación de la parte vieja más cercana al Corazón de Jesús.

El Gobierno de Navarra ha concluido este proyecto de regeneración urbana que ha incluido la creación de una nueva plaza pública de 1.000 m2, abierta a la ciudadanía, y en la que el Consistorio ha creído poco o nada. De hecho el Ayuntamiento de Tudela no ha colgado ni una sola noticia sobre la obra en estos dos años, ni una fotografía, ni tan siquiera su apertura al público, una de las más importantes llevadas a cabo en el Casco Antiguo en la que la inversión total asciende a 9,3 millones (sin IVA), el 96% aportado por Nasuvinsa, (9 millones), para lo que cuenta con una subvención de 1,4 millones del Gobierno de Navarra, y el resto a cargo del Ayuntamiento de Tudela (331.000 € más IVA).

Restos arqueológicos en la plaza del Horno de Coscolín. Fermín Pérez Nievas

Los detalles

El proyecto desarrollado por la sociedad pública Nasuvinsa ha incluido la construcción de 24 Viviendas de Protección Oficial (VPO), todas en régimen de compraventa.

La nueva plaza urbana cuenta con pavimento de losa y adoquín, jardineras, bancos y arbolado de gran porte, además de pasajes peatonales que facilitan su conexión con el resto del casco antiguo. Se ha instalado también un ascensor urbano que salva el desnivel con la calle San Antón, garantizando así la accesibilidad universal.

La promoción incluye cuatro edificios de nueva construcción situados en las plazas de Coscolín 3 y 5, y de Horno Coscolín, 1, y en la calle San Antón, 16 y 24. Los pisos, de entre uno y tres dormitorios, cuentan con superficies entre 46 m² y 88 m², con precios que oscilan entre 98.995 y 164.122 euros (IVA incluido). El garaje cuenta con 22 plazas, 18 de ellas vinculadas a viviendas y las 4 restantes de régimen libre. Las 18 viviendas tienen también asignado un trastero, si bien hay otros 6 de régimen libre. Las 18 viviendas tienen también asignado un trastero, si bien hay otros 6 de régimen libre. Los pisos incorporan suelo radiante, sistema de aerotermia individual, ventilación mecánica con recuperador de calor, fachadas con aislamiento térmico tipo SATE y calificación energética A, garantizando un alto confort térmico y bajo consumo energético.

Uno de los portales de las viviendas. Fermín Pérez Nievas

Arqueología

Durante las obras se han documentado importantes hallazgos arqueológicos, como un muro de sillares islámico del siglo X, integrado en el proyecto y visible en la planta de garaje. Así mismo, la vitrina-expositor instalada en la misma plaza reúne piezas recuperadas, como fragmentos de columnas, tinajas, cantos rodados de suelo, piedras de molino, entre otros elementos de interés histórico.

El arquitecto Curro Blasco ha sido redactor del proyecto y ha asumido la dirección facultativa de las obras, mientras que Garbayo Chivite Construcciones ha ejecutado el proyecto. Los trabajos de excavación, recuperación y consolidación de las piezas han correspondido a los arqueólogos Juan José Bienes y Óscar Sola, de EIN Arqueología.

Vista de la nueva plaza de 1.000 m2. Fermín Pérez Nievas

Próximo paso

El siguiente paso tras la adecuación de la plaza del Horno de Coscolín es remodelar la plaza Vieja (uno de los lugares más fríos y criticados de Tudela), para lo cual la firma Blasco presentó un proyecto en 2019.

Tal vez fue la primera plaza, en donde pudo estar algún asentamiento romano, el promontorio entre los dos ríos Mediavilla y Queiles. Luego fue Mezquita, Catedral y la Torre y la Capilla de Santa Ana redujeron su tamaño. A lo largo de su historia, esta plaza fue plaza de toros (hasta que se construyó la plaza de Los Fueros en 1651), pero también se usaba para realizar enterramientos y las ceremonias del Volatín y El Ángel hasta que se trasladaron extramuros a la Casa del Reloj y se tiró el cohete de fiestas hasta 1981. No consiguió su tamaño actual hasta que en 1939 se tiraron varias casas anexas a la Catedral que formaban la calle de La Lechuga, y en su lugar se construyó el monumento a los caídos.