Doce años después de que el estellés Ricardo Ros sorprendiera al mundo de la numismática con su catálogo general La Moneda de Navarra (Altafaylla), aparece su nuevo libro con apenas 300 ejemplares y en el que se recogen 1.444 monedas de Navarra. Será referencia para aficionados o especialistas, y para los amantes de la historia de Navarra y de sus derechos como Estado. El autor habla con pasión de aquellos maravedís, florines, pesos y doblones, “la moneda es el documento vivo y sin desvirtuar que habla de la historia real de Navarra. Para mi es como un documento sagrado, ahí no hay ningún historiador que le meta mano o que cambie las cosas”, asegura este ingeniero industrial y joyero que cumplió hace apenas una semana los 88 años.
Afición
Una afición que arrancó de manera casual al encontrar, entre un grupo de ochenas, una pequeña divisa con el escudo de Navarra, “ponía Fernando III y era de 1830”. Aquel flechazo despertó también un interés por descubrir los secretos que se encierran en estos objetos en su cara, en su cruz e incluso en sus cantos. “A partir de entonces empecé a indagar y vi que apenas había información sobre las monedas de Navarra. Y eso que hablamos del reino de Europa que durante más años consecutivos ha acuñado moneda”. Descubrió también que Navarra “en casi todos los órdenes tiene una importancia muy superior a lo que nuestros políticos creen. Hablamos de uno de los reinos que forjaron la actual Europa, algo que no se tiene en cuenta ni por parte de los propios navarros”.
Las monedas Navarras son testigos vivos de aquella importancia aunque a lo largo de la historia estos tesoros no siempre han estado visible. El Museo de Navarra tenía una magnífica sala numismática en la que estaban la prensa, los troqueles, las monedas navarras que se cerró “y en su lugar pusieron mosaicos romanos, algo que hay en todos los museos del mundo pero monedas de Navarra solo había en el de Navarra y en los museos más importantes del mundo: British Museum, París, Madrid y Nueva York”. “Aquí las retiraron del museo y estuvieron más de 40 años almacenadas sin que se pudieran ver”. Afortunadamente el museo navarro ha recuperado este espacio y aquellos tesoros, aunque “mi memoria de elefante detectó que algunas de ellas se habían limpiado y con ello se había retirado una patina informativa de varios siglos”.
Para este estudioso de la moneda acostumbrado a descubrir los pequeños detalles y las rarezas que otorgan personalidad y valor a los monedas, esta nueva obra aporta imágenes de 1283 piezas en sus dos caras en su tamaño real. También duplica el tamaño de 395 monedas y a las 115 que considera más especiales les da la imagen de toda una página. “Yo me encargo tambien de la composición puedo decir que ver las monedas con este detalle es una gozada”.
Estructura
La estructura del libro sigue la historia misma de las monedas navarras. La primera parte habla de las monedas vasconas que se remontan al siglo III antes de Cristo y que tuvieron hasta 20 cecas donde se “batió” moneda. Un periodo que acaba con la ocupación de buena parte del territorio por parte del Imperio Romano tras el que se abren unos siglos de silencio “hay una gran laguna que también indica cosas como la que los Godos nunca ocuparon Vasconia y posteriormente solo aparecen monedas hechas por los musulmanes en Tudela. La moneda navarra comienza de nuevo con Sancho el Mayor antes del año 1.000 “y desde entonces ya no se deja de batir hasta el siglo XIX”. “Con el nombre de Navarra y con el nombre correspondiente a Navarra del rey que no coincide en número con el que se le otorga en España. Por ejemplo la moneda de ocho escudos de oro o doblón de oro recientemente subastado por casi 700.000 dólares pone Felipe VI, no IV porque era el Sexto para Navarra”.
Finalmente, otra de las partes que más ha crecido en esta nuevo catálogo es la moneda de Baja Navarra que se siguió troquelando con Enrique II “el Sangüesino”, Juana III en la Navarra francesa hasta 1589 en el que el rey de Navarra Enrique III es nombrado rey de Francia.
Un trabajo laborioso de catalogación, al que Ricardo Ros le ha unido las visitas a museos nacionales y extranjeros. “La numismática es un lenguaje universal y por eso monedas de Navarra hay en todas las partes del mundo” aseguraba Ros advirtiendo de que el libro no será definitivo porque todavía seguirán apareciendo monedas navarras . Hay troqueles de los que todavía no se han encontrado las monedas y seguramente aparecerán. Yo pensaba que no había florines de navarra y ahora mismo han aparecido tres”. “Navarra era un reino muy pequeño pero muy importante y todo numismático quiere tener en su colección alguna moneda de Navarra y como hay pocas al final las acaban comprando los norteamericanos”. Asegura que hay monedas que no tienen más valor que 100 o 200 euros que al final de las subasta se pagan 1.000 o 2000 euros.
También insinúa que en Navarra hay más coleccionistas de lo que parece. “En la última subasta en la que participé hubo más de 300 pujadores diferentes entre ellos varios navarros”. Pero no nos quedemos con las altas cifras por que también es cierto que hay monedas de Navarra que pueden costar “20 euros e incluso menos”, eso sí para conocerlas es de obligado cumplimiento acercarse a este libro que Ricardo Ros que presentará esta tarde en la casa de cultura Diego de Estella-Lizarra.