Buen tiempo, emoción y tradición marcaron este jueves el regreso del valle de Aezkoa a Orreaga/Roncesvalles, en una de las romerías más antiguas y vistosas del Pirineo.

La jornada comenzó con la salida de ocho romeros desde Garralda a las 8 de la mañana, y más adelante se sumaron más habitantes en el cruce de Arrobi, donde compartieron el tradicional almuerzo.

El desfile procesional, presidido por Maider Zalba e Iratxe Andueza con la bandera del valle, estuvo compuesto por penitentes con túnicas y cruces de madera, las nueve cruces parroquiales y representantes municipales y vecinales con trajes típicos.

Una vez en la Real Colegiata, el prior Bibiano Esparza dio la bienvenida a los romeros. Durante la misa, los alcaldes depositaron sus bastones de mando ante la Virgen, símbolo de que ese día ella gobierna los nueve pueblos del valle.

Aunque la participación haya descendido con el paso de los años, la romería a Orreaga/Roncesvalles sigue siendo una jornada especial para muchas personas del valle, donde la fe, la identidad y el reencuentro se entrelazan al pie del Pirineo.