El yacimiento romano de Zaldua, enclavado en el término de Auritz/Burguete, sigue desvelando importantes vestigios del pasado romano en este territorio desde que la sociedad de Ciencias Aranzadi comenzara en 2012 una investigación arqueológica en lo que podría ser la llamada ciudad romana de Iturissa. Durante las tres semanas que llevan excavando, el equipo de arqueología liderado por Oihane Mendizabal (Sociedad de Ciencias Aranzadi y Université de Pau et des Pays de l’Adour) ha confirmado la existencia de una entrada monumental de finales del siglo I. d.C. al complejo termal que llevan ocho años excavando. “Por la distribución general y al situarse al lado de la calle principal, ya intuíamos que podría ser una zona de acceso a las termas, pero no teníamos ninguna evidencia”, confiesa Mendizabal.
Así, las recientes excavaciones han sacado a la luz las bases circulares de unos pilares perfectamente alineadas que, junto a restos de suelos de mármol y elementos decorativos como cornisas, permiten constatar con firmeza que se trataba del pórtico de acceso a las termas. “La zona de entrada solía ser bastante monumental y servía para impresionar y mostrar el poderío. El hecho de encontrar materiales muy valiosos para la época como un suelo de mármol, nos da la magnitud de que era un complejo muy grande y que se trataba de una infraestructura imponente”, expone la directora.
TINAJAS Y DADO DE HUESO
Además de la entrada, en esta campaña también se han iniciado por primera vez los trabajos en una última sala ubicada al noroeste que aún no había sido excavada. Con ella, esperaban poder delimitar el edificio termal, que abarcaría unas diez estancias en una superficie de 800 metros cuadrados, y encontrar el posible horno que calentara las termas, pero no ha sido así. “Esperamos que estén a unas cotas más bajas, porque lo que hemos hallado ha sido un montón de restos en capas de escombro”, añade. Lo que sí han encontrado en esta última sala ha sido un ánfora casi completa, la cual limpiarán este viernes con la ayuda de la restauradora Maite Cebrian. Como novedad, también han hallado un par de tinajas de grandes dimensiones. “Hasta ahora nos habían salido pequeños fragmentos, pero nunca una tan grande. Son unas tinajas llamadas dolium que solían destinarse al almacenaje de bebidas, de grano o de otros alimentos, lo cual nos da una pista de lo que podría ser esta estancia”, explica.
Aparte de las estructuras, el equipo de arqueólogos ha rescatado otros objetos que permiten vislumbrar aspectos del día a día de los habitantes de Zaldua en el periodo romano. Entre ellos, destacan fichas de juego, un dado de hueso, monedas de los siglos I al IV d. C., una aguja (posiblemente de coser o para el pelo) o trozos de vasos de cerámica y vidrio. “La presencia de estos objetos nos recuerda que quienes vivieron aquí no eran tan distintos a nosotros: jugaban, pasaban el rato, comían y cuidaban su aspecto”, señala Mendizabal.
INTERÉS INTERNACIONAL
El equipo de excavación de este año está formado por 12 personas voluntarias procedentes de Navarra, Euskadi e incluso del Líbano, con perfiles que van desde estudiantes universitarios hasta vecinos de la zona. Además de los trabajos de excavación que terminan hoy, también se han ocupado de la limpieza, clasificación e inventariado de los materiales recuperados tanto este año como el anterior.
La campaña está respaldada por el Gobierno de Navarra, el Ayuntamiento de Auritz y los municipios implicados en la puesta en valor del patrimonio arqueológico vinculado a la calzada romana Iter XXXIV, la vía que unía Astorga con Burdeos a través del puerto de Ibañeta. De manera paralela, como parte del proyecto Pirenaeus II, cofinanciado por la Eurorregión y el Ayuntamiento de Auritz/ Burguete, este jueves se ha impartido una jornada con la presencia internacional de 40 expertos para poner en común los trabajos arqueológicos desarrollados tanto en Donezaharre como en Zaldua y Artzi. Asimismo, mañana sábado se celebrará una jornada de puertas abiertas, con visitas guiadas gratuitas en euskera (11:00) y castellano (12:00) para acercar la arqueología a todos los públicos.
Una vez finalizada la campaña, el objetivo es consolidar los restos para que puedan ser visitables todo el año y poner en valor la importancia de este conjunto arqueológico que desde hace un lustro es considerado Bien de Interés Cultural. “El trabajo en Zaldua es una fuente de primera mano para conocer más profundamente cómo fue el impacto romano e ir desmontando mitos. Aquí la romanización fue muy contundente, aunque con particularidades propias, ya que vemos que se adaptaban a la zona y a los recursos que tenían aquí”, reconoce la directora.