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La Mancomunidad Andía trabaja en el proyecto Rebizi en busca de "vivienda y arraigo" para sus jóvenes

Se han trabajado 35 caso entre los parques de viviendas de las 35 localidades de esta mancomunidad

La Mancomunidad Andía trabaja en el proyecto Rebizi en busca de "vivienda y arraigo" para sus jóvenesJavier Arizaleta

Habilitar la vivienda local para combatir la despoblación es el objetivo del proyecto Rebizi que puso en marcha hace un año la Mancomunidad Andía. Un proyecto que ha servido para afrontar 35 casos en los que, de una u otra manera, se ha trabajado para reanimar los diferentes parques de viviendas que hay en cada una de los pueblos de esta comarca compuesta por las poblaciones de Yerri y Guesálaz, además de Lezaun y Salinas de Oro en la Merindad de Estella, que agrupan a 35 localidades y a un total de 2.350 habitantes.

Con Rebizi se ha conseguido “activar” mecanismos, herramientas y establecer una hoja de ruta con futuras actuaciones que permitan dar pasos “a la hora de dibujar un nuevo escenario”. Una iniciativa que ha contado con la colaboración del programa Innova de Caja Navarra y Fundación ‘la Caixa’ que estuvo representado por Fernando Urra. 

Proyecto Rebizi

Dinamizar el parque de viviendas paradas es clave para afrontar el reto demográfico, así como, impulsar nuevas fórmulas más allá de la compraventa, como el alquiler por reforma o la vivienda colaborativa, entre otras. Rebizi, en ese sentido, ha logrado activar mecanismos y herramientas y establecer una hoja de ruta con actuaciones que permitan dar pasos a la hora de dibujar un nuevo escenario.

En la presentación, Juanan Urra, presidente de Andia y alcalde de Guesálaz, destacó la preocupación existente “en esta zona para que la gente joven pueda quedarse aquí. Pero, sin vivienda no hay arraigo y sin arraigo no hay nadie que se quede”. Una reflexión que sirvió de preámbulo a posteriores intervenciones como la de Merche Rodrigo, de Desarrollo Rural quien advirtió de la necesidad de elaborar “leyes y programas específicos” para resolver esta cuestión. La sesión también contó con la técnica de Somos Pirineo, Garazi Pérez, que habló de la iniciativa de dos viviendas colaborativas que se han puesto en marcha en Roncal y Salazar. 

También desde Nasuvinsa se explicó la Estrategia de vivienda rural y los trabajos de diagnóstico que están elaborando. Hubo varias participaciones como las de Oihana Olaberria, Jon Fernández, Ioar Cabodevilla, Elena Cereceda y Cecilia Falo. En muchos casos, coincidieron en las dificultades de los ayuntamientos pequeños para ser proactivos en políticas de vivienda, para lo que es necesario la colaboración y coordinación entre los distintos agentes territoriales y sociales. También abordaron otros temas como las dificultades para elaborar los censos de viviendas vacías, las limitaciones a la hora de realizar rehabilitaciones por la falta de flexibilidad en las normativas, así como la falta de información o coordinación y la realidad de que, en general, los núcleos urbanos se están quedando vacíos debido a que existe más demanda de los jóvenes para vivir en la periferia”, recogieron en nota de prensa. 

También se conocieron experiencias como la de Tierras Sorianas del Cid, presentada por Javier Martín que han utilizado distintas herramientas como los incentivos locales al alquiler, o la de Mauge Cañada de Koobizitza que habló de la vivienda colaborativa como modelo alternativo a la compra o alquiler. 

Conclusiones

Entre las conclusiones del encuentro subrayaron la necesidad de facilitar el acceso a la vivienda en el medio rural para fijar población y la de adaptar las leyes de patrimonio porque son un obstáculo muchas veces insalvable y la imperiosa obligación de actualizar los planes urbanísticos. “La vivienda es el principal condicionante que han manifestado los y las jóvenes para quedarse en el territorio”, concluyeron en la jornada realizada en el Ostatu de Arizala (Yerri).