Los ‘encantadores de patos’ de la Taconera
Martín y Ramón han confinado a las aves del zoo urbano para cumplir el protocolo de gripe aviar. Las ocas entraron sin rechistar y pavos reales, gallinas y gallos son los más rebeldes
El pavo real no está de acuerdo con el protocolo de la gripe aviar. A menudo se burla del confinamiento y presume de libertad posado sobre las jaulas instaladas en el recinto amurallado. Gallinas y gallos tampoco aceptan de buen grado la medida, vuelan bajo y se escabullen. Son difíciles de pillar. Las ocas, en comandita, entraron sin rechistar y sumaron de una tacada una treintena de capturas.
Y así, con más o menos problemas, en grupos o de forma individual, las 180 aves de la Taconera van cayendo en las redes de Martín Olza y Ramón Castro, cuidadores del zoo urbano y responsables de su mantenimiento que estos días afrontan una tarea nada habitual. El parque muestra un panorama inédito. Las aves no campan a sus anchas por unos fosos casi vacíos. Solo los últimos pájaros díscolos y las ocho ciervas se mueven con libertad.
Pamplona | Confinadas todas las aves del parque de la Taconera por prevención ante la gripe aviar
Martín llama de broma a su compañero Ramón el encantador de patos “por la paciencia que tiene con los animales”. Estos días los dos han tenido que tirar de temple y encantos. El inventario de bichos por capturar era este: 1 cisne, 2 barnaclas, 35 ocas de diferentes especies y 35 patos de diferentes especies en el gremio de las anátidas; y 78 gallinas y 29 pavos de diferentes especies en el reino de las gallináceas.
“Es complicadillo. Los primeros entraron más o menos fácil. Pero los que van quedando se asustan. Cuando uno ve que algo no funciona no quiere saber nada. Estos últimos son los que más están costando”, reconoce Ramón, en la Taconera desde hace un año y veterano en el trato con animales porque ha trabajado muchos años en la protectora.
El cuidador tiene clara cuál es la clave para convencer al animal de que se tiene que confinar: “Normalmente con el estómago se engaña a todo el mundo, también a los animales. La comida es lo más fácil para que entren, porque están acostumbrados a estar sueltos y esto es algo distinto para ellos”, afirma.
“Normalmente con el estómago se engaña a todo el mundo, también a los animales. La comida es lo más fácil para que entren, porque están acostumbrados a estar sueltos y esto es algo distinto para ellos”
Ramón recuerda que, durante el montaje de las jaulas –labor de Construcciones Leache, adjudicataria del contrato de mantenimiento de las murallas– ya hubo algún pájaro que se quedó dentro. “Luego lo más fácil entre comillas fueron las ocas, que iban como en rebaño”.
Las que más se les resisten son “las últimas gallinas. Ven cosas raras y les cuesta, saltan, te vuelan por encima... También los pavos reales que quedan por ahí arriba”, dice sobre la zona elevada de cedros que suelen ocupar los ciervos. “Eso es muy difícil, a los pavos reales hay que engañarles con comida sí o sí. Han entrado casi todas las hembras. Hay dos que están con cría que nacieron este año, y esas entraron fácil y les engañamos con la comida. Pero con los machos ya es más complicado porque van más a su aire”, dice.
“Como no hagamos como el flautista de Hamelin”, le decía de cachondeo Martín a su cuadrilla sobre el trabajo que les tocaba afrontar. En la Taconera desde hace 11 años, este cuidador recuerda que ya en el brote de 2014 se ensayó algo parecido en el recinto, con unas pequeñas jaulas. “Pero no se hizo este protocolo. Este año han improvisado estas jaulas, y el problema era convencer a todos los bichos para meterlos, porque el espacio es muy grande”.
Reconoce que queda algún pato suelto en los estanques delantero y trasero “que no creo que podamos coger. Y luego con alguna jaula, en plan trampa y con comida, a ver si conseguimos meter a alguna gallina más”, confía Martín.
"Este año han improvisado estas jaulas, y el problema era convencer a todos los bichos para meterlos, porque el espacio es muy grande”
El engaño con comida, guiarlas para enseñarles el camino, con red, a mano... han probado de todo. “Todas las maneras que se nos ocurrían, siempre buscando el menor estrés para el animal”, cuenta. Comenzaron el martes, “lo que pasa es que llovió muchísimo”.
El miércoles lograron el mayor número de capturas, y jueves y viernes han seguido poco a poco, con los últimos animales sueltos. “Hay unos que suben a la zona alta de los cedros. Algunos ya han bajado, y van apareciendo los que quieren”. Martín reconoce algún gallo le ha “toreado”, que a los pavos reales “no les convences, están en la puerta y se van para el otro lado. Además, como vuelan, les gusta estar encima de la jaula”. Y el pavo es complicado “por el tamaño que tiene”.
Una vez capturados tienen que estar pendientes: “Los gallos a las gallinas les agobian un poco, el pavo común ayer seguía a los pavos reales... Parece que están bien, pero hay que vigilar, porque cuando están en espacio libre a veces también se enfrentan”.
Está claro que no se aburren: “Este trabajo te sorprende. Hacemos un poco de todo y estamos al aire libre. Pasas frío y calor, lo de siempre. Pero desde luego es entretenido”, finaliza Martín, contento con su oficio.
“Con los animales es todo paciencia, mucha tranquilidad, mucho relax, que no noten nerviosismo, y hablarles. No te hacen mucho caso pero te entienden”, se ríe por su parte Ramón para resumir su labor.
El protocolo
El Ayuntamiento de Pamplona inició la pasada semana las actuaciones para el confinamiento preventivo de las aves de la Taconera ante la gripe aviar. A pesar de que no hay zonas de especial vigilancia en el término municipal de la capital ni se han detectado casos en Navarra, el Consistorio quiso evitar así riesgos de contagio. Una medida para cumplir la Orden Ministerial destinada a prevenir y controlar la gripe aviar.
Decretado el confinamiento de las explotaciones de aves de corral al aire libre por la gripe aviar
María Resano, veterinaria del Servicio de Inspección Alimenticia y Zoonosis del Ayuntamiento de Pamplona, explica que para cumplir esa orden la Taconera presentaba “retos o particularidades respecto a una granja convencional. Había que pensar dispositivos para un confinamiento en el exterior”.
"Era el montaje más sencillo, más rápido y que permitía que el animal siga manteniendo su hábitat cotidiano y se asegure su bienestar, que es lo más importante"
Aprovecharon las dos poternas de las murallas –espacio interior con paja y nidos del que los animales entran y salen a voluntad– para conectarlas con las jaulas exteriores. Un “sistema de andamios con una malla que lo rodea. No tiene más misterio, era el montaje más sencillo, más rápido y que permitía que el animal siga manteniendo su hábitat cotidiano y se asegure su bienestar, que es lo más importante”, destaca Resano.
De forma paralela, se han vaciado los tres estanques del parque, el frontal, el de la zona de Vistabella y el lago rectangular ubicado entre ambos, “para que no haya un reclamo para las aves acuáticas silvestres que están de paso”. Y se ha aprovechado para limpiar de lodos el estanque principal, en el que, para más lío, se está montando el tradicional belén con figuras de tamaño natural.
El confinamiento, dice María, se prolongará “en función de la evolución epidemiológica. Trabajamos en coordinación con Gobierno de Navarra y lo que se vaya pautando a nivel nacional”. Mientras tanto, insiste en un mensaje de “cero alarmismo” respecto a la gripe aviar y un protocolo que patos y gallinas, custodiados por Martín y Ramón, tendrán que acatar.
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