Desde hace varios años, la asociación de jubilados y pensionistas Arkupeak -entre las incontables actividades que organiza- celebra en Urdazubi la Euskal Kantuen Eguna, en el barrio de Dantxarinea, todo un clásico que reúne a cientos de socios, amantes del buen comer, buen beber, y sobre todo, a los que les encanta reunirse y cantar. Cantar las canciones de siempre, como siempre. Ayer era el día, 363 personas se dieron cita en Dantxarinea, para comer en el restaurante Otxondo de la Venta Biok del barrio comercial de Urdazubi.

Hacia las once y media de la mañana 6 autobuses y varios coches particulares llegaban a Dantxarinea. Aprovechando el buen tiempo, visitaron diferentes ventas, compartiendo espacio con muchos franceses y vecinos de Iparralde, que como cada día, acudieron a las ventas, a hacer acopio de tabaco, alcohol, gasolina, carne y todo tipo de artículos que se pueden encontrar por miles en los enormes comercios de Dantxarinea.

A la una menos cuarto los socios se reunieron en el restaurante Otxondo ocupando todos los asientos disponibles. Antes de comenzar a comer, todos en pie, guardaron un minuto de silencio en memoria de Ramón Mitxelena, miembro del conjunto Guateke, que participa en el Euskal Kantuen Eguna, fallecido en enero.

Su compañero Javier Igoa interpretó con la trompeta El Silencio, en un momento muy emotivo. Tras el sentido recuerdo, ya sentados, un abundante y exquisito menú fue servido por Iñaki y su grupo de camareros de Biok. A la hora del café se entregó a todos el librito de canciones, a modo de chuleta, para seguir el repertorio dirigido por el músico Joxe Ángel.

Durante un par de horas canciones como Markesaren alaba, Agur Zuberoa, Xalbadorren heriotzean, Erribera, Aitorren hizkuntz zaharra, Txoria txori, y muchas más llenaron de música y buen ambiente el restaurante.

Intervino también Erramun Martikorena, que ofreció varias de sus conocidas canciones, convertidas ya en himnos populares. Su actuación terminó con un fuerte aplauso de todos los comensales.

La sesión duró hasta las seis y media. Posteriormente, el grupo Guateke interpretó canciones de la juventud de los jubilados y otras de rabiosa actualidad, no faltando el fandango, arin-arin y el zortziko. Así, los asistentes, además de cantar, pudieron bailar al son de todo tipo de ritmos.

La fiesta terminó con un largo pasacalles, que fue muy concurrido, y a las ocho y media, con puntualidad británica, salieron los autobuses de vuelta a casa.