Javier Igoa Alzugaray, natural de Lesaka consiguió el pasado domingo el primer premio del Concurso de pintura al aire libre de Zumaia (Gipuzkoa), en una decisión unánime del jurado, que resaltó "la originalidad de la obra y la presentación en tres planos". Este es el último de una larga lista de galardones que se inició en 1980.

Igoa se considera "un pintor autodidacta, sin escuelas, de gran vocación, especialista en pintura rápida al aire libre de estilo impresionista. Con una pintura fresca, limpia, de gran pincelada, sin repasos, espontáneo y de gran impresión.

Realiza obras en los certámenes con lienzos de un metro, en 3-4 horas como máximo, "si en 3-4 horas no sale un cuadro, es mejor abandonarlo, no hay arreglos, se notan los zurcidos, y queda una pintura pesada y aburrida", comenta.

Reconoce que se hizo pintor "en los concursos de los pueblos, con tiempo limitado y gran tamaño de lienzo". Así le llegó su primer trofeo, hace mas de 40 años, consiguiendo el premio de honor en el certamen de Hondarribia el 7 de septiembre de 1980l en el homenaje al pintor irundarra Gaspar Montes Iturrioz. "Este premio -recuerda- me motivó muchísimo para continuar pintando, investigando, rompiendo lienzos€ aquí no hay final ni techos, no se termina nunca de aprender, cada cuadro te enseña algo, es interminable€ Salen nuevos colores, contrastes, juego de complementarios, nuevos efectos, en fin, no hay límites. No se puede decir que ya sabes pintar, cuanto mas pinto creo que se menos".

Atmósfera del momento

Desde aquel premio en Hondarribia hasta el del pasado domingo en Zumaia lleva 17 primeros premios, 15 segundos y 16 terceros en este tipo de concursos, además de otras distinciones como ser seleccionado en el Certamen Nacional de la Ciudad de Calahorra y en el Certamen Internacional Adour Bidasoa del Centro Cultural Amaia de Irun. En muchos de estos eventos ha soportado sol, lluvia, viento y frío, pero siempre ha tratado de "incorporar al lienzo la atmósfera del momento, hasta los sonidos y los olores", señala.

Igoa define su pintura como "rápida y fugaz, captando la primera impresión" y cree que la finalidad del arte es "expresar o dar cuerpo a la parte oculta del tema, el misterio escondido, lo que a simple vista no se aprecia, pintando solamente lo esencial".

El pintor lesakarra, que también fue seleccionado en el casting y participó en el programa Arimaren margolariak de Euskal Telebista, señala que "el arte es una forma de comprender lo que somos. El tema a pintar es un punto de referencia, como el guion de una partitura musical, luego está la interpretación de cada uno. Lo fascinante es el recorrido de principio a fin, luego la obra queda en manos de otros".

Igoa pinta "lo que no puede captar la cámara fotográfica, introduciendo mis sentimientos y emoción, me gusta la incertidumbre y ver qué me sorprende. Cada pincelada me ofrece un camino para la segunda, tercera y la última, que no se cual será ni si merece la pena. Siempre hay sitio para una más, pero también peligra y se puede echar todo a perder".

En 2013, en el X certamen Pintor Crispín. Foto: Marian Zozaya

Pintar en silencio:

Además de pintor, Igoa es músico. Durante años fue integrante de la banda Beti Jai y director de la banda municipal de Lesaka y compuso varias obras, entre ellas una dedicada a Miguel Indurain. Aun siendo músico, prefiere pintar en silencio, "dialogando con el lienzo. Mira que es difícil la primera pincelada, pues no te digo la última. Si de antemano supiera qué iba a hacer, no merecería la pena ponerse a pintar. Tengo que descubrir los misterios que encierra el tema. Aquí está el alma del artista".

Javier Igoa trabaja más con la imaginación y no tanto con la vista. "Es toda una aventura -comenta-, la imaginación o inspiración llega con el trabajo, como decía Picasso, 'que la inspiración te pille trabajando'. Cuando uno duda nace la creación y cuanto mas grande es uno mayor es la duda. Mi autocrítica es fulminante y nunca creo que mi obra esté bien del todo y no es por falta de autoestima".

Frontera del arte:

El artista lesakarra suele preguntarse "dónde está la frontera entre el arte y la tomadura de pelo" y recuerda que todos los impresionistas famosos de la época pasada se formaron en la calle, "dejando el academicismo y talleres de escuela. Cogiendo sus bártulos y al campo, sin miedo a suspender el curso, pintando al natural, sin limitaciones, ni reglas. Así les llegó el éxito, en algunas ocasiones después de su muerte, aunque costó entender esta nueva forma de pintar sin tapujos, con pinceladas propias de su sentimiento. Fueron pintores de vocación".

Así ha sido también su trayectoria con la pintura, "y estoy disfrutando mucho y, como he dicho, tratando de mejorar día a día sin límites, siempre aprendiendo", finaliza.

Obra de Igoa, ganadora en el concurso de Beasain en 2014. Foto: Ondikol