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La segunda mano está de moda

En los últimos años, las tiendas de ropa reciclada han proliferado en Pamplona, un sector en muchos casos con fines solidarios y una apuesta clara por la sostenibilidad

Imágenes de Traperos de Emaús, Remar y El Vestidor de Eurodi, tiendas de ropa de segunda manoJon Urriza

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El concepto ropa de segunda mano surge de las prendas que se donaban a la caridad, pensadas para gente con pocos recursos económicos. Con el paso de los años ese pensamiento fue cambiando, hasta el día de hoy, en el que cada vez hay más demanda de estos artículos, y los consumidores son personas de todas las riquezas.

Este campo amenaza con destronar al sector de la ropa ‘fast fashion’, ya que los datos no mienten. Se pronostica que esta industria representará el 10% del mercado global este año. Además, se prevé que en 2029 el negocio de la ropa de segunda mano sea el doble que el de la moda rápida que marca los ritmos textiles actualmente. En este auge tienen mucho peso las plataformas digitales, pero el número de tiendas físicas también están aumentando masivamente. Por eso, es necesario recordar el origen solidario de estos locales, y los fines sociales que persiguen muchas de las entidades que las gestionan. 

Traperos de Emaús

El rastro de Traperos de Emaús es uno de los comercios que ha notado el aumento de ventas. En Navarra esta fundación está presente desde 1972, y cuenta con 320 colaboradores. Uno de sus pilares es facilitar la incorporación laboral a través de la recogida, reutilización y reciclaje de objetos que ponen a la venta en los ocho rastros con los que cuentan en la comunidad foral. Yailin Fabre, trabajadora del local de la calle Artica de la Rochapea, cuenta que en los últimos años “notamos que si que hay muchas más ventas”. Este aumento lo achacan a que “la economía está como está”.

En las tiendas de la fundación, ofrecen diferentes productos como pequeños electrodomésticos, objetos de decoración y muebles, pero lo que más venden, con gran diferencia, son las prendas textiles. Los bajos precios son uno de los atractivos de este local, que “están establecidos en todas las tiendas”, cuenta Fabre. De esta manera, pueden facilitar la categorización de las prendas, y asegurarse de ofrecer los mismos servicios en todos los locales. Cada vez acude más gente joven a tiendas de segunda mano, pero en este espacio la clientela habitual es de “mediana y avanzada edad”, dice. 

Remar

Otra de las entidades que cuenta con locales en Navarra es Remar, con presencia en Mutilva, Rochapea, Aizoáin y Tudela. Esta organización internacional persigue la reinserción de familias afectadas por la exclusión social, la pobreza, las adicciones o la delincuencia. Tres de sus locales están destinados a la venta de muebles y antigüedades que ellos mismos recogen, pero el ubicado en la Rochapea está orientado a la venta de ropa.

Milagro Montoya es la encargada de esa tienda desde hace un mes y medio, pero lleva treinta años trabajando en diferentes tiendas de la organización, y hace cinco estuvo en este mismo local. En comparación con años pasados, comenta que “ahora está viniendo mucha gente”, y a día de hoy venden rápidamente toda la ropa que llega al establecimiento. A pesar de que en los últimos años todo ha subido de precio, el carácter solidario del local y de la propia Montoya, ha hecho que, tras remodelar toda la tienda a su llegada, mantenga los mismo precios que hace doce años “porque sé la necesidad que hay en la gente”, señala. Pero su empatía va más allá, “si alguien necesita, yo le doy”, cuenta la dependienta sobre personas que se acercan a la tienda que no pueden costearse las prendas más básicas.

Lo único que le apena sobre la evolución del local es que ahora va gente a robar, especialmente adolescentes. “Nunca había visto, en el tiempo que llevo personas jóvenes robando”. Ante esta situación, se ha visto obligada a poner carteles por el establecimiento advirtiendo que se vigilarán a los usuarios, y también se plantea poner cámaras.

El Vestidor de Eurodi

Esta plataforma nace de la Asociación Eurodi, y busca fomentar la igualdad de oportunidades de mujeres en riesgo de exclusión social a través del empleo. En Pamplona cuenta con dos espacios, uno en el Mercado de Santo Domingo y otro en el barrio de la Rochapea. En el segundo local trabajan seis dependientas, y Juana Belinde es una de ellas.

En su caso, no ha notado aumento en la clientela, “hay días que no entra nadie”, explica, aunque “los pocos que entran compran”. Dentro de su variedad de ropa y accesorios, son las prendas más básicas, como las camisetas, las que más venden.

A la hora de establecer los precios, ellas también los tienen estipulados, pero con una diferencia en comparación con los otros locales. No toda la ropa que venden es donada. Hay empresas que cuando cierran o no liquidan las producciones, las llevan a esta tienda y “cuando se venden, hay que poner el precio que ponen ellas”, señala Belinde. En su caso hay artículos que no consiguen vender, y los cambian según la temporada y el clima, “pero la guardamos en el almacén para el próximo año”, explica para terminar la dependienta.